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Un viaje al pasado del Perro Negro

Foto del escritor: Contexto UPBContexto UPB

Un nombre célebre hoy, en tiempos de la "capital mundial del reguetón", lo fue también en los primeros años de la "bella villa", en tiempos del viajo Perro Negro. Las plazas de mercado, el licor, las balas y los bailes convivían en un mismo sitio al ritmo de Carlos Gardel y Daniel Santos. Un recorrido histórico de la mano del testimonio del periodista y escritor Reinaldo Spitaletta.


Por: Juan Felipe Ruíz Ríos / juanfelipe.ruiz@upb.edu.co


En la primera mitad del siglo XX, Medellín y Colombia vivieron grandes cambios en su infraestructura y en su crecimiento a nivel territorial y económico. El surgimiento de las diferentes comunas en la ciudad de Medellín, la llegada del Ferrocarril y la consolidación de muchas de las grandes empresas del país como Postobón, Fábrica de Licores de Antioquia, Coltabaco, etc. El auge de industrias como la minería influyó en los espacios y en las características de la ciudad, por ejemplo, la Plaza de Cisneros, que recibió a muchas personas que migraban de otros lugares del país. Hubo un lugar que presenció todos estos cambios, desde el abastecimiento de los comerciantes y obreros, hasta la diversión de los ciudadanos; a continuación, su historia.


El antiguo bar Perro Negro se ubicó primero en le Edificio Vásquez, parte importante de la dinámica del antiguo Pedrero, la plaza de mercado de la ciudad. Foto: Archivo Histórico de Medellín.
El antiguo bar Perro Negro se ubicó primero en le Edificio Vásquez, parte importante de la dinámica del antiguo Pedrero, la plaza de mercado de la ciudad. Foto: Archivo Histórico de Medellín.

Abierto en 1917, Perro Negro era, en un principio, una tienda de abarrotes donde se vendía dinamita, escopetas, revólveres, y quienes venían de paso, podían tomarse unos aguardientes y seguir su camino; es más, en un inicio el lugar no tenía ese nombre. Surgió en la Plaza de Cisneros, ubicada en la zona de Guayaquil, en donde queda actualmente el Edificio Vázquez. Aquí durante estas épocas, los comerciantes iban y venían, bajaban mercaderes de los pueblos, salían los ciudadanos a abastecerse y, en general, era una zona con una gran afluencia de personas, esto gracias al ferrocarril que contribuía a que se viera este movimiento.


Esto dijo el escritor y periodista Reinaldo Spitaletta: “Arturo Velázquez, el dueño de Perro Negro, antes de crear el bar tenía una tienda donde vendía un montón de mercancías, pero una particularidad es que también vendía municiones. Medellín era una tierra de cazadores y se vendía todo tipo de armamento como escopetas, dinamita y balas.” 


Con la llegada de empresas mineras extranjeras al país, principalmente desde Europa; hizo que varios sitios de la ciudad comenzaran a vender productos con alta demanda como la dinamita, y Perro Negro no fue la excepción. Los mineros y demás personas compraban lo necesario y, como en aquel entonces las distancias se hacían más largas, Medellín y la zona de Guayaquil era un lugar de paso para los forasteros que iban a trabajar a las minas y solamente se abastecían y buscaban divertirse un rato con un par de copas.


La minería en Antioquia fue tomando fuerza desde el siglo XIX, principalmente por la fundación de la Sociedad Minera “El Zancudo”, que permitió la explotación de diversos recursos minerales como lo es el oro, ya que gracias a “El Zancudo” se crearon empresas como la Frontino Gold Mines en el municipio de Segovia, que se financiaba de capital inglés y francés. La magnitud de esta sociedad minera era tanta que, incluso, tuvo su propio banco en el año 1887, en su época de mayor bonanza; según un capítulo del programa Nuestra tierra, memorias pendientes. Del canal Teleantioquia.


Por otro lado, en el siglo XX y de la mano de la construcción del Ferrocarril de Antioquia, la minería en Antioquia se expande a extraer materiales diferentes al oro, como el cemento, con la creación de la Compañía Cementos Argos en el año 1934, que contribuyó a la expansión y explotación económica de este producto. Todos estos cambios y los auges de estas industrias protagonizaron que, no solo los más importantes comerciantes, sino que, de mismo modo, los obreros de las empresas emergentes pasaran por el sector de Guayaquil, siendo así una zona de dominio popular. Todo esto según un artículo de La red cultural del Banco de la República

  

¿Por qué se llamó Perro Negro?

“A mí me contaron la historia que Arturo Velázquez, de cuando en vez se quedaba bebiendo hasta las altas horas de la noche en su local. Un día, mientras iba para su casa, cuentan que se encontró con un perro negro que le mostró los dientes y le gruñó pegándole una asustada muy verraca. Llegó a su casa y le contó a su esposa lo que pasó con el perro a lo que ella le dijo “Es que vos sos muy malo vendiendo esas municiones pa’ que se mate la gente. Eso fue el diablo que se te apareció”. Entonces él se quedó pensando y le puso de nombre al local Perro Negro convirtiéndolo en un bar”, comentó Reinaldo Spitaletta.


Evolución urbana

La ciudad con el tiempo cambió su infraestructura, se empezaron a construir barrios al oriente y al occidente, en los cuales empezaron a migrar las personas que vivían en el centro. Barrios como Castilla, Manrique, Robledo y San Javier durante los años 40 empezaron a poblarse; así, creció Medellín en todos sus extremos, ubicándose la zona céntrica como un lugar de comercio, turismo y, obviamente, ocio. Perro Negro comenzó a ser reconocido como una cantina, más que como una tienda de abarrotes. Pero no fue hasta el año 1955 que éste se convirtió oficialmente en bar, según una nota que realizó el periodista Mauricio López Rueda.


El lugar continuó vendiendo dinamita y algunas armas bajo cuerda, pero el negocio de cantina funcionaba, mucho más con la construcción de lugares como el Hotel Nutibara y el aeropuerto Olaya Herrera, que aumentaron la llegada de turistas a la zona y atraían a la clientela al sitio.


“El bar fue cogiendo fama por muchas cosas, buenas y malas. Ahí se armaban peleas y el bar era muy peligroso, entonces fue teniendo una imagen medio prohibida y de lugar maldito. Entonces ese era una especie de “prueba de hombría y de valentía” para muchos malevos, porque en el imaginario de la gente se creía que allá solo entraba el que fuera capaz de tener riñas con el que fuera”, declaró Spitaletta.


Periodo de decadencia 

Perro Negro mantuvo sus puertas abiertas durante un buen tiempo, fue testigo de la llegada del narcotráfico a Medellín, ésta no vino sola, durante la década de los sesenta y setenta, la zona de Guayaquil y Medellín en general se llenaron de inseguridad, espantando a los clientes y a los pocos que aún vivían en el sector. El bar presenció también el ascenso y caída del Cartel de Medellín, incluso se llega a comentar que Pablo Escobar llegó a frecuentar el sitio.


Y así fue como Perro Negro vivió gran parte de las épocas de la ciudad, desde sus inicios, sus momentos más violentos y los más prósperos. El bar cerró en 1997 por situaciones económicas y por el deterioro del propio Edificio Vázquez.


Según Reinaldo Spitaletta: “En esa época el edificio se estaba cayendo. Era una mezcla de muchas cosas, había inquilinatos, prostíbulos de mala muerte y oficinas de sicariato gracias a esos tiempos que vivió Medellín.”



Por medio de la ley 397 de 1997 se dio el proceso de declaratoria de bienes de interés cultural de carácter nacional a los edificios Vázquez y Carré, lo cual inició una restauración de los lugares de la mano de Comfama y otras entidades, llevándose así por delante al bar Perro Negro. Comfama manejó el lugar durante un tiempo, realizando varias actividades para los beneficiarios de la caja de compensación. Sin embargo, en el año 2021 el lugar pasó a dominio de la Alcaldía de Medellín, pero se siguen realizando actividades a nivel cultural de mano de la Secretaría de Cultura y otras entidades que tienen actividad en el sitio.


La calle La Alhambra era residencia de familias prestantes. Su cercanía al centro conformado por la estación de trenes, el mercado, las residencias y bares como el Perro Negro, cambiaron su ambiente de forma significativa. Foto: Dr. Vicente Uribe Rendón, por Benjamín de la Calle (1910).
La calle La Alhambra era residencia de familias prestantes. Su cercanía al centro conformado por la estación de trenes, el mercado, las residencias y bares como el Perro Negro, cambiaron su ambiente de forma significativa. Foto: Dr. Vicente Uribe Rendón, por Benjamín de la Calle (1910).


La importancia de Perro Negro es vigente hasta la actualidad, ya que existe una discoteca en el sector de Provenza, en El Poblado, que tiene el mismo nombre y ha tomado fama últimamente. No obstante, siempre será importante recordar los orígenes de los lugares representativos que ha tenido Medellín a lo largo de la historia, lugares como Perro Negro, que vio crecer a una ciudad en todas sus facetas, desde la prosperidad, la pobreza y la violencia, vio pasar a gente de toda categoría y almacenará historias que quedarán guardadas en la memoria de los ciudadanos.

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