Medellín tanguera, una nostalgia renovada
- Contexto UPB
- 18 jun
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Actualizado: 9 jul
Por: María Camila Giraldo López / mariaca.giraldol@upb.edu.co
Medellín, ciudad de eterna conexión con el tango desde tiempos de Gardel, está viviendo un renacimiento cultural de este género. Nuevas generaciones lo mezclan con jazz e instrumentos electrónicos, mientras festivales y espacios emblemáticos se revitalizan para un público diverso.
Desde la muerte de Carlos Gardel en un accidente aéreo en 1935 en el aeropuerto Olaya Herrera, Medellín se convirtió en una especie de ‘capital alterna’ del tango fuera de Argentina, adoptando esta música como parte de su identidad cultural.
De hecho, ha sido esta nostalgia cultural la que hoy, a ritmo de vals y milongas, ha permitido el resurgimiento de este legado que otrora fuera la primera carta de presentación de la ciudad. En décadas pasadas el tango parecía relegado a círculos más pequeños y tradicionales, pero en los últimos años ha cobrado fuerza gracias a varias iniciativas y eventos internacionales.
Dice Sebastián Bolívar, que se dio a conocer al país en el reality Yo Me Llamo con su interpretación de Carlos Gardel, que la cultura del tango ha venido evolucionando incluso desde sus agrupaciones, quienes han empezado a desarrollar nuevos sonidos, historias y letras: “Antes éramos muy de replicar eso grande que se hizo en Argentina, pero de unos años para acá nos hemos atrevido a componer y a experimentar”.
Estas agrupaciones, conformadas en su mayoría por personas entre 20 a 30 años de edad, están siendo la puerta de entrada para el proceso de renovación de la cultura tanguera, que continuará acogiendo la nostalgia y ahora buscará también imprimirle más del alma y la esencia de la Capital de la montaña.
Este proceso, que cuenta ya con alrededor de diez agrupaciones consolidadas de tango, aunado con los esfuerzos de los lugares emblemáticos de la ciudad y eventos como el Festival Internacional de Tango, tiene hoy una porción de la ciudad entre tradiciones y nuevas generaciones.
“El mayor desafío es romper con la idea de que el tango es solo para señores mayores. Cualquier persona y de cualquier edad puede disfrutarlo”, expresa Augusto Giraldo, bailarín y maestro por más de una década en A Puro Tango, uno de los sitios referenciales para el compartir de estas tradiciones.
La apuesta es clara: que el tango se adapte al cambio y perdure en Medellín, que para los conocedores, aún sigue siendo la segunda capital de tango del mundo. Así lo expresa Orlando Loaiza, administrador de Homero Manzi, bar referente de la tradición tanguera en el centro de la ciudad: "Nunca he dejado caer este sitio. He pasado tiempos duros, pero seguimos aquí con las puertas abiertas”.
Este proyecto, que toca el nervio bohemio y melancólico de los medellinenses, se construye en el entramado de la ciudad, ya que en su génesis es un género para todos. “El tango es para todos. Se canta al hermano, al amigo, al enemigo, a la mujer, a la amante... Tiene letras para cada sentimiento”, explica Loaiza.
Ritmo y cultura desde antes de Gardel
El tango llegó a Medellín a principios del siglo XX, gracias a la radio, los discos de vinilo y la mezcla de la migración de comerciantes y viajeros. La ciudad, en pleno crecimiento industrial, encontró en el tango una música que reflejaba las emociones de sus habitantes: la nostalgia por lo perdido, la melancolía de la vida urbana y la intensidad del amor y la traición. Durante las décadas de 1930 y 1940, el tango se convirtió en la banda sonora de bares, fondas y cantinas, especialmente en sectores como Manrique y Guayaquil.
"Medellín ya era tanguera antes de Gardel. De hecho, por eso Gardel escogió esta ciudad para presentarse, porque había un público que le gustaba el tango y que estaba dispuesto al tango", manifiesta Bolívar. Sin embargo, esta tragedia marcó a la ciudad, que desde entonces consolidó con más fuerza este género como parte de su identidad. Gardel pasó de ser un ídolo internacional a convertirse en una leyenda en Medellín, con homenajes que perduran hasta la actualidad. "Medellín está marcada por la tragedia de Gardel, pero más allá de su muerte, aquí el tango encontró un hogar permanente”, complementa Bolívar.
Las emisoras locales de la época impulsaron la difusión de esta música y la ciudad se fue convirtiendo en un punto de referencia para coleccionistas y melómanos. En las décadas siguientes, surgieron espacios emblemáticos como el Café Alaska, el Salón Málaga y la Casa Gardeliana.
Posteriormente se desarrollaron eventos como el Festival Internacional del Tango, que posicionó la ciudad como un epicentro del género tanguero. "En Medellín el tango no es solo música y baile, es pintura, fotografía, cine y poesía. Es un universo cultural completo”, manifiesta Jazmín Valencia, coordinadora de Casa Gardeliana y bailarina.
Hoy, Medellín sigue siendo una ciudad profundamente tanguera. Su festival de tango es el segundo más importante a nivel mundial, seguido del Festival Tango BA, de Argentina, y sus espacios culturales mantienen viva la esencia del género. El tango, que nació en los arrabales del Río de la Plata, encontró en Medellín una casa donde la pasión, la música y la danza siguen vibrando con fuerza. "Hoy podemos decir con orgullo que exportamos tango al mundo. Hace 15 años era impensable que un maestro de Medellín dictara clases de tango en otros países. El festival ha permitido que se generen intercambios culturales con artistas internacionales y que nuestros músicos y bailarines se formen con los mejores", asevera Viviana Jaramillo, directora del Festival Internacional del Tango.
Intérpretes y recintos como la esquina Homero Manzi, El Salón málaga, El Patio de Tango, La Tanguería y la estatua de Carlos Gardel en Manrique son algunos de los espacios en los que el tango demuestra que es una expresión viva de la cultura local, que sobra nueva vigencia a 90 años de la muerte del Zorzal criollo. Fotos: María Camila Giraldo.
El tango sonando en Medellín
La transformación del tango en la cultura de la ciudad se ha ido gestando desde su nacimiento mismo. Para 1910, el Circo Teatro España (que estaba ubicado entre las carreras Girardot y Córdoba con las calles Perú y Caracas) llegó para acompañar la escena artística de Medellín, y aunque no fuese creado exclusivamente para el tango, sí tuvo un papel fundamental en las memorias de la ciudad.
Allí fue donde Carlos Gardel se presentó por última vez ante el público paisa. Fueron 3 recitales el 11, 12 y 13 de junio de 1935, con lleno total y todo el alboroto que conjugaba una estrella de su talla.
Muchos de los bares que engalanaron con sus acordes a los barrios de Medellín en los años siguientes surgieron como homenaje a este ídolo. Según cuenta Gustavo Alonso Rojas, administrador de Café Alaska, sitio que abrió en 1938, la ciudad siempre ha experimentado el amanecer y el ocaso de lugares dedicados al tango. “En la década de los 60 y 70 había alrededor de 30 negocios dedicados a lo mismo: difundir la cultura tanguera a todos los vecinos y a la gente de Medellín”.
De hecho, hoy uno de los mayores referentes es el Salón Málaga, que desde 1957 compite con su música con el bullicio de la ciudad, en plena Carrera Bolívar, y que se niega a correr la misma suerte que otros lugares, aunque para lograr ese reto, la mezcla cultural debe estar presente.
Aunque para Augusto Giraldo, el tango le ha dado más a otros géneros que lo que ha recibido de ellos. Como ocurre en el Salón Málaga o en Café Alaska, influencias del bolero o el jazz han entrado en su programación, pues le brinda un toque más moderno junto con la inclusión de instrumentos electrónicos. "Aunque en Medellín el tango electrónico no ha tenido mucha acogida, la fusión con el jazz y la música clásica sí ha sido bien recibida”, añade Sebastián Bolívar.
Y es que en medio de estos cambios, la oferta cultural se acomoda para resonar en la ciudad, con un agenda llamativa para todos los públicos hoy en día, según confirma Giraldo: “Los espacios para el tango en Medellín son muchos: hay milongas semanales, orquestas en vivo, shows de danza y escuelas dedicadas exclusivamente a su enseñanza”.
Nuevas fusiones, espacios y movimientos
El tango no solo vive en la memoria de sus ídolos y en los bares tradicionales, sino que se reinventa con cada nueva generación. Más allá de los espacios icónicos, en los últimos años han surgido nuevas propuestas que buscan atraer a un público diverso y rejuvenecer la escena tanguera.
Según Viviana Jaramillo, la ciudad está viviendo una transformación en la forma en que se concibe y se vive el tango: "Hoy Medellín encuentra dentro de la ciudad propuestas nuevas y diferentes que cuentan los jóvenes de la ciudad y que quieren narrar sus historias también desde ahí".
Entre estas propuestas se destacan agrupaciones que experimentan con nuevos sonidos, como la combinación del tango con jazz, música clásica y hasta ritmos electrónicos. "El tango tiene una historia riquísima, pero eso no significa que no pueda evolucionar. En Medellín hay músicos que están creando su propio sonido, con letras y estilos que representan nuestra ciudad", afirma Orlando Loaiza.
El auge de nuevos espacios de formación y socialización también ha sido clave en esta transformación. Medellín ha fortalecido su oferta académica para que más personas se acerquen al género desde la enseñanza estructurada. Un hito en este proceso es la creación de la Escuela Pública del Tango en 2024, la primera institución de su tipo en el país, la cual ha permitido que más jóvenes pueda formarse en tango sin la barrera del costo.
Además, cada vez son más las milongas itinerantes y eventos culturales que llevan el tango a plazas, bibliotecas, parques y teatros. "Antes no teníamos milongas. Hoy Medellín cuenta con tres milongas fijas cada semana y varias más de periodicidad mensual", explica Jaramillo.
El tango también ha comenzado a ser visto como una herramienta de inclusión. En Medellín han surgido iniciativas como el tango queer, que rompe con los roles de género tradicionales en el baile. Augusto Giraldo, que también es promotor de este movimiento, señala que "El tango no tiene edad ni género. Se trata de la conexión y la emoción, y cada vez más personas se atreven a vivirlo sin prejuicios".
Bares y centros culturales como La Pascasia, Matacandelas y el Teatro Metropolitano han incorporado noches de tango en su programación, atrayendo a públicos que quizás nunca antes habían considerado este género. "Antes, cuando alguien me decía que le gustaba el tango, yo imaginaba a una persona mayor. Ahora veo jóvenes y niños que se apasionan por el género, y eso es maravilloso", menciona Daniela Henao, joven asistente a eventos de tango en la ciudad, quien también reconoce que la presencia del género en espacios públicos ha crecido: "He visto cómo el tango ha llegado a parques, a escenarios de teatro e incluso a festivales que no son exclusivamente tangueros. Eso ha permitido que más gente lo descubra".
Otros escenarios públicos como el Parque de los Deseos y el Museo de Antioquia han albergado también encuentros de tango, desde clases abiertas hasta exposiciones sobre su impacto cultural en Medellín. La Universidad de Antioquia también ha contribuido con eventos académicos y artísticos que profundizan en su historia y evolución. Para Jazmín Valencia, esta diversificación es fundamental: "Espacios como estos han sido clave para que el tango se mantenga vivo en la ciudad y llegue a nuevas generaciones. No solo se trata de conservar la tradición, sino de adaptarla y compartirla con públicos que quizás nunca antes se habían acercado a este género. Esto es fundamental para comprender que el tango también puede compartirse en ambientes alternativos y modernos".
La transformación del tango en Medellín es innegable. Con nuevas fusiones, espacios y propuestas inclusivas, la ciudad no solo honra su legado tanguero y reafirma su papel como una de las grandes capitales del tango, sino que lo reinventa día a día. En cada rincón donde resuena un bandoneón, Medellín confirma que el tango sigue vibrando con la misma fuerza de siempre, adaptándose, pero sin perder su esencia.
“El tango es eso que te va a pasar, te pasó o seguramente te está pasando”.
Escucha aquí el testimonio de Sebastián Bolívar (Yo me llamo Carlos Gardel)
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