Los matices del turismo en la comuna 13
Tras la construcción de las escaleras eléctricas de la comuna 13 en 2011, el barrio Las Independencias se transformó en el eje de todo lo comprendido por la zona. Una comuna compuesta por 21 barrios en los que, llegue o no el turismo, el cambio es un fenómeno latente.
José Andrés Ramírez Canon / Juan José Ríos Arbeláez - periodico.contexto@upb.edu.co En colaboración con Lia Da Giau y estudiantes de la organización Make Sense.
La que alguna vez fuera considerada como la comuna más violenta de Medellín, ruta de la ilegalidad, fuente de la guerra urbana y más adelante, el epicentro de las operaciones militares de la llamada "seguridad democrática"; hoy se abraza a la resignificación territorial que trajeron los proyectos de urbanización social y se expone al mundo con el cambio de sus valores a través de la memoria, una memoria aun en construcción, con la que se comercia y se conforma uno de los pasajes turísticos más importantes en la ciudad.
Según el Plan estratégico de turismo 2018-2024, la transformación social es uno de los ejes sobre los cuales la ciudad puede establecerse como “un destino líder en innovación y transformación”, de manera que los proyectos de urbanización social que iniciaron con el programa político de Medellín la más educada en 2004, cuyo fin era mejorar la calidad de vida de los habitantes, hoy se adhieren a la estrategia de promoción turística, haciendo que sectores históricamente excluidos en los planes de desarrollo aparezcan como nuevos destinos.
Las primeras acciones de esa urbanización social estuvieron orientadas a la conectividad urbana en materia de movilidad y educación, con la construcción de las líneas del metro cable y la inversión en bibliotecas públicas y parques. Estas intervenciones modificaron la manera en la que se pensaba la ciudad y derivaron en 2011, durante la alcaldía de Alonso Salazar, en las primeras escaleras eléctricas concebidas como solución a la movilidad urbana, trayendo consigo una nueva narrativa en la que se consolidaba Medellín como ciudad innovadora.
En su estancia con organizaciones de la Comuna 13, estudiantes de la organización Make Sense conocieron la percepción de los residentes sobre el turismo en la zona. Fotos: Lia Da Giau.
Unas con otras
Las escaleras pudieron quedarse en eso. En un mecanismo que mejoraba la calidad de vida en una de las siete montañas que conforman Las independencias, y que, de paso, eran la imagen para venderle la ciudad a nuevos inversores. Sin embargo, el proceso artístico y cultural que permeaba a la comunidad como salida de la violencia cambió por completo las dinámicas del barrio popular. La aparición del graffitour como máxima expresión del arte urbano hizo de las escaleras eléctricas y el viaducto Media Ladera un nuevo pasaje comercial en el que se mezclan el arte, la memoria y la gastronomía.
De las siete montañas que conforman el barrio, apenas tres perciben los efectos del turismo masivo que derivó de la oferta en la comunidad. Pero los más de 3 mil millones de pesos* que registró el sector en el último dato de 2018, según datos consolidados por los investigadores Carolina Muñoz y Santiago Rodríguez sobre el mercado de los grafitis, hacen que la expansión del turismo sea un anhelo para los demás habitantes de la comuna 13.
En un artículo para El País, Laura Moreno, afirmaba que este fenómeno comercial suele traer alteraciones en las características del territorio y en las dinámicas propias de la ciudad. La apertura comercial a la memoria, la transformación social, el auge económico y la exploración de alternativas similares han hecho de la comuna 13 un eje de referencia mundial en el turismo urbano y de transformación social. Sin embargo, la promoción de este fenómeno se ha enfocado desde una narrativa económica que apremia los ingresos, sin evaluar el impacto en el tejido social de la comunidad.
La empresa de turismo Zippy Tour, en alianza con la organización Make Sense y un grupo de estudiantes internacionales, realizó una investigación piloto sobre el impacto del turismo en la comuna 13. El estudio tuvo como foco al barrio Las Independencias, haciendo un muestreo a 153 habitantes de la región, abordando temas sobre la calidad de vida de los residentes, seguridad, acceso a servicios, economía, movilidad, manejo de basuras y ruido.
Economía
Al ser preguntados por si consideraban que los visitantes de la comuna estaban informados de su historia, el 39.87% respondía que sí con indiferencia y completaban diciendo: “y si no se la saben acá se las enseñamos”.
La memoria es la fuente del comercio en la comuna. De ella se desprenden los restaurantes, las tiendas de regalos, las cafeterías, las terrazas, los shows folclóricos y los más de 28 operadores turísticos de la ciudad que ofrecen el recorrido por la comuna en más de 6 idiomas. Sin el atractivo de esa memoria resiliente o el morbo histórico del narcotráfico, que sigue atrayendo turistas a la ciudad, no existiría el corredor comercial del cual depende el 37.3% de los encuestados para sus ingresos.
Hasta ahora, ese crecimiento económico no ha derivado en la incursión de inversores ajenos a la comuna. El 60.13% coincidió en que las tiendas y restaurantes de la zona son propiedad de los residentes y no de vecinos nuevos de la comunidad. Sin embargo, esta bonanza de terrazas con bares, restaurantes y tiendas de regalo ha traído un encarecimiento de la vida en arriendos y servicios en los que el 48.4% considera que el turismo ha encarecido su vida y un 55% considera que los precios por los bienes y servicios son injustos.
Sobre la cúspide de la Independencia 2, lejos del Viaducto, por donde apenas se filtraba el ritmo del hip hop, decía Luz Obregón que hasta su casa la vida no había cambiado tanto, salvo por el ruido y la subida de los precios. Cuando hacía la entrevista se cruzó su esposo, que no quiso dar el nombre, y repuso mientras señalaba una botella de Coca-Cola que tenía en la mano: “Dígales, dígales a todos de esos ladrones de ahí abajo en el Viaducto. Esta gaseosa que acá arriba vale dos mil quinientos pesos allá vale cuatro mil”.
El efecto es una consecuencia simple. El turista que viene y va, que paga en dólares lo que consume y puede pagar cualquiera de esas gaseosas a dólar, termina definiendo el precio de los productos para toda la zona. Tanto para turistas como nativos. Ese desequilibrio económico que suscita el turismo configura el fenómeno de gentrificación que ha ganado cada vez mayor terreno en la ciudad, interviniendo el alza de precios en los bienes y servicios.
Seguridad
La seguridad ha sido siempre un foco de discusión en el territorio. Aunque la guerra urbana había quedado atrás, el estigma de lugar inseguro seguía latente en el sector y se fue transformando igual que los procesos sociales de la comuna tras las operaciones militares en 2002.
Teniendo en cuenta que el fenómeno del turismo es relativamente nuevo en la comuna, tiene menos de 10 años, la lucha por transformar su percepción está enfrascada en un halo ambiguo. Algunos medios han informado de la modalidad de vacunación de las bandas urbanas a la cual someten a los operadores de turismo para que puedan ejercer con tranquilidad. Sin embargo, el 62.1% de los encuestados afirman que el turismo ha traído beneficios para la seguridad en el sector, tanto para locales como visitantes.
Basuras
La gestión de residuos en Las Independencias tiene dos modalidades. El corredor comercial que comienza entre la carrera 109 y la calle 38A, se extiende ascendiendo por la carrera 110 hasta llegar a las escaleras eléctricas y termina en el viaducto, es limpiado todos los días, pues es el eje turístico del sector. Mientras que, en el resto del barrio, Emvarias recoge los residuos los miércoles y sábados de cada semana.
Más allá del viaducto Media Ladera, la accesibilidad a Las Independencias es compleja porque sus callejones no están demarcados y ascienden en centenares de escaleras hasta las cimas de las montañas y vuelven a bajar. Esta característica hace que la recolección de residuos en el barrio se dé en diversos puntos y no afuera de cada una de las casas, como pasa en gran parte de la ciudad. Para esto, los residentes suelen pagarles a recolectores que desplazan los residuos a los depósitos que están repartidos en el barrio.
A pesar de que el servicio de aseo diario se limite solo al pasaje comercial, el 56.2% de los encuestados considera que el manejo de basuras en la comunidad es positivo.
Movilidad
Video: José Andrés Ramírez, Juan José Rios - Lia Da Giau.
La masividad de los visitantes cambió el uso de las escaleras eléctricas, según algunos residentes que afirman tener menos acceso a ellas que los turistas. “Lo que nosotros creíamos que era un beneficio para la comunidad, se ha convertido en un caos”, asegura Alba Cardona, residente de la comuna 13 desde hace veintisiete años. “Más que un uso para nosotros, las escaleras se convirtieron en el destino de los turistas y es normal, pero entonces uno ya no se puede mover igual porque hay mucha gente”, sostiene.
Según estadísticas de la Alcaldía, en 2021 transitaban veinticinco mil personas mensuales por el tramo de las escaleras eléctricas y el viaducto que llega hasta la Independencia 3. Por otro lado, la agencia de turismo Zippy Tour calcula que durante temporada baja el promedio de visitantes es entre setenta mil y ochenta mil personas, y en temporada alta la cifra puede llegar a los doscientos cincuenta mil transeúntes, como en diciembre de 2022.
El viaducto Media Ladera compone el tramo de mayor conglomeración en el sector. Por un lado, es el pasaje comercial que contiene restaurantes, bares, tiendas, mercados, grafitis, grupos de danza e improvisación urbana y el mirador hacia la ciudad. Por el otro, la vía del barrio popular que conecta las montañas que conforman Las Independencias.
Esta última condición hace que el tramo no sea enteramente peatonal, puesto que los residentes y los mismos comerciantes se desplazan en motocicletas a lo largo del viaducto para suministrar los locales y movilizarse por el barrio. Manuel Mosquera, comerciante y residente desde hace más de cuarenta años, considera que debe haber un mayor control para que la situación no genere problemáticas. “Los días en semana se transita bien, pero cuando hay mucha gente, los fines de semana, si es interrumpido y puede haber malos entendidos entre los locales y los visitantes, por eso queremos que en esos días no transiten motos”, argumentó.
La aglomeración de turistas, las motocicletas que surten el comercio y las dinámicas locales, impactan la movilidad del sector reduciendo las posibilidades de tránsito en los días donde más visitantes hay. Con respecto a esto, algunos residentes se sienten alarmados ante la incapacidad de actuar durante una emergencia. “Es muy complicado recoger un enfermo, un herido o un muerto… En las escaleras eléctricas hay botiquines y camillas, pero cuando uno va los implementos están malos y no se pueden usar”, dice Alexandra Henao, quien vive en la zona desde hace diecinueve años. El 37.3 % de los encuestados considera que la gestión de tráfico en la comuna es deficiente.
Resultados del sondeo adelantado por los estudiantes de Make Sense con los habitantes de la Comuna 13.
Infografía: José Andrés Ramírez, Juan José Rios.
Ruido
Desde las nueve de la mañana empiezan a recogerse turistas alrededor de las escaleras eléctricas, en un plan que puede extenderse hasta más allá de la media noche.
El carácter artístico y cultural de la comunidad está ligado al hip hop y es posible encontrar diversos grupos de baile e improvisación durante todo el recorrido. Usualmente estos grupos paralizan las vías por medio de su arte y su música, que resuena por todas las calles. Sin embargo, ellos no son la fuente principal de ruido que acosa al sector.
El éxito comercial de la comuna hizo que en poco tiempo los residentes transformaran el entorno y las casas se llenaron de planchas y terrazas con bares. Muchos han visto la oportunidad y consideran seguir la expansión. “Uno canta, el otro rapea, el otro tiene un bar… como que se les olvidó que esto es zona de residencia y como acá la Policía no viene por esos temas, no hay Dios ni ley”, dice Alexandra Henao.
Para Alba Cardona, residente de La Independencia I, el ruido ha sido detonante para que muchas personas se vayan del territorio. “Esa mezcla de sonidos de todas partes genera un murmullo que no para en todo el día”, asevera.
Dentro de las dinámicas del barrio popular, el volumen del sonido siempre ha sido asunto de discusión. Sin embargo, lo que antes era discusión residencial trascendió a lo comercial, en unas dinámicas que perfilan a La Independencia I como un aglomerado de bares, terrazas y cantinas que se juntan una con la otra entre las residencias. El 51.6 % de los encuestados consideran que el ruido impacta en su calidad de vida y es la razón principal para que el 20.9 % quiera mudarse fuera de la comuna 13.
En la presentación de los resultados de esta investigación piloto, Make Sense y Zippy Tour realizaron una charla con diferentes lideres de la comuna 13, en la Universidad Pontificia Bolivariana, donde abordaron los puntos positivos y negativos del turismo que hoy se centra en el sector.
Los ejes de esta discusión se enfocaron en la necesidad de fortalecer la cultura en el sector, ampliar la idea de comuna más allá de la imagen hegemónica atribuida a Las Independencias y poner a la comunidad en el centro de la mesa de discusión sobre el turismo en la ciudad. “En la comunidad hay que preguntar y no informar, y la gente, las instituciones y la academia creen y malcreen que la comuna es San Javier, Las Independencias y ya”, concluía David Correa, líder del laboratorio de innovación social de Las independencias.
La Alcaldía de Medellín refuerza su apuesta por el Plan estratégico de turismo con la formación de 184 guías y la expansión del viaducto a las otras independencias, mientras que se realiza el primer estudio de cargas turísticas del país, para conocer el límite de visitantes en la comuna 13. Al tiempo, la reciente creación de un despacho del alcalde para ese ramo en específico genera expectativas de una labor más efectiva para la regulación.
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