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Las imágenes de María, representaciones que unen devotos en los barrios del Valle de Aburrá

Por: Juan José Yath Granados / juan.granadosg@upb.edu.co


Al caminar por el área metropolitana del Valle de Aburrá es normal encontrarse una imagen de la Virgen María, así como personas que se paran a rezar o persignarse ante ella. La estima que hay en el Valle de Aburrá por la Virgen alcanzó hasta al metro desde los años 90, cuando se hicieron cuadros de María para que protegieran las estaciones de ataques terroristas. Las representaciones invocaban el amor de la gente por la figura mariana, como una forma de custodiar las instalaciones durante uno de los mayores períodos de violencia en la historia del área metropolitana.


El fervor a la Santísima tiene orígenes que datan desde los siglos III, IV y V DC, en los inicios del cristianismo, cuando se aprobó su veneración. A partir de ahí se expandió su devoción, al punto de que diversos territorios se fueron apropiando de su figura como un símbolo de protección y ayuda. En ese proceso aparecen lo que se conocen como advocaciones, denominaciones especiales de la Virgen que se forman en algunas culturas o territorios.


La veneración hacia María llegó hasta la actual Colombia por la colonización de los españoles, quienes impusieron la religión católica sobre las creencias nativas. La nueva fe se consolidó y en la actualidad es la más predominante en el país y en Antioquia.


Para conocer más sobre los orígenes de la devoción por la figura de la Virgen María en Colombia y Antioquia, has clic en siguiente enlace hacia un video dedicado al tema:




Sin embargo, las imágenes marianas también esconden historias que reflejan la unión entre las personas devotas a la Virgen.

 

La Medalla Milagrosa desde un encuentro en la infancia


Santuario de la Medalla Milarosa en Itagüí. Foto: Juan José Yath.


Todos los jueves a las 7:30 de la noche, decenas de personas se juntan en un santuario dedicado a la Virgen de la Medalla Milagrosa frente al Parque del Artista, en Itagüí. Las filas de escalones que dispone la estructura se llenan de fieles, así como el andén. Incluso hay gente al otro lado de la calzada, pendiente del Santo Rosario a punto de empezar. Cristina Guerra dirige el rezo y observa la imagen de María con fijeza y ojos brillantes.


El primer encuentro de Cristina con la Virgen fue en una gruta en el municipio de su natal Ciudad Bolívar a los 7 años y desde los 10 no ha dejado de tener sueños con María. Cristina sostiene que, mediante esas reuniones,La Santísima le mostró el camino que actualmente lleva. Durante 17 años, Cristina se dedicó a hacer disfraces, pero su convicción con Dios la llevó a dejar esa actividad en 2018, época que, según dice, "pertenece a la oscuridad". Ese mismo año, comenzó “Crispeticas de Amor”, una organización que busca darles voz a los jóvenes para que expresen sus problemas y se sientan acompañados. Esta compañía le ayudaría luego al surgimiento de la Medalla Milagrosa.


A finales de 2019, Cristina comenzó el proceso de formación del santuario, empezando con la aprobación de la Alcaldía, que se logró gracias al trabajo en su organización. Ella cuenta que la ubicación que tiene la representación es la del lugar donde la Virgen le pidió que realizara el rezo del Santo Rosario cada ocho días. Las donaciones llegaron principalmente de una familia de hermanos de Envigado que prefieren mantener su identidad oculta. Cristina también obtuvo la ayuda de una persona en la gestión de esos apoyos financieros para la construcción.

La inauguración de la imagen chocó con la pandemia de COVID-19, por lo que los rosarios se mantuvieron en pausa hasta que la gente pudiera volver a salir.


Para el primer Santo Rosario, Cristina contrató a un cantante para que ambientara los rezos. Sin embargo, en ese mismo encuentro apareció junto a su perro un señor llamado Luis Alberto, que ofreció acompañar con música las reuniones cada ocho días sin pedir nada a cambio. A Luis se le sumó luego William, ambos prestan su voz y sus talentos en guitarra a los encuentros. Otro de los grandes apoyos de Cristina son sus hijos: Jorge Eduardo, de 32, le colabora en dirigir los acompañamientos a jóvenes que hace la organización. María Isabel, de 25, le brinda ayuda para realizar cada rosario, en los que Cristina tiene que hablar con micrófono para que todos en el santuario escuchen.


Cuando se trata de entender el significado de la representación de la Virgen, Cristina enfatiza lo que simboliza la imagen: “Es presencia viva […] Nosotros vamos y nos paramos en frente de esa imagen para tener más confianza de hablar, clamar y pedirle a Dios. Pero no son ni bultos ni estatuas diferentes, son imágenes que nos representan a Dios”, señala Cristina a Contexto.


Cristina, por deseo propio, se encarga de limpiar y mantener el santuario gracias a su devoción a la Virgen. Su conexión con la Santísima se ha mantenido firme desde que era una niña. Tal convicción todavía la motiva a continuar su proyecto, tanto de la corporación, como de la imagen, a la cual varios le oran al pasar frente al Parque del Artista.

 

Virgen de Fátima, testigo de historias de un barrio




Santuario a la Virgen de Fátima en el Poblado. Foto: Juan José Yath.


En El Tesoro, un barrio de El Poblado, Medellín, se encuentra una imagen que existe desde hace más de 70 años, según cuenta Guillermo Ramírez, uno de los que le hacen mantenimiento. Se asienta en medio de una pendiente, al lado de una calzada que la separa del hogar de sus cuidadores.


La Virgen de Fátima fue instalada por primera vez en 1949, a 20 metros de su posición actual. Guillermo cuenta que su surgimiento se debe a que una familia rica donó su imagen, algo común en esa época. Su primer cuidador fue el ya fallecido Gabriel Ossa, un experto bailarín comprometido con velar por la representación.


Ossa fue gran amigo de Guillermo y fue el que le contó los detalles más antiguos de la historia de la imagen que este último no alcanzó a vivir. Están, por ejemplo, las fiestas hechas alrededor de la Virgen luego de finalizar la misa, que el mismo Ossa organizaba. En ellas, la gente de varias lomas se juntaba para comer y beber tragos en medio de la rumba y la pólvora hasta el amanecer. Las personas al juntarse organizaban además bazares, que eran otro motivo de agrupación. Es así como la Virgen de Fátima fue el epicentro de varias de las celebraciones en el barrio. Guillermo, que lleva 55 años viviendo acá, recuerda reuniones como la eucaristía de familiares en donde la imagen aparece en las fotos.


Por otro lado, entre la gente cercana a la representación se formaron rumores como un posible tesoro debajo de la imagen. Sin embargo, la imagen también fue testigo de eventos como la violencia en la zona. Guillermo señala que, durante la época del narcotráfico, en los 80, aparecían sicarios que dejaban cadáveres cerca de la Virgen. Esto se debía, además, por las pocas luces que iluminaban la carretera en ese tiempo.


Cuando Ossa se debilitó a causa de la edad, hace alrededor de 30 años, Guillermo, junto a su hermano Sergio, se encargaron de cuidar a la imagen. Los hermanos fueron quienes la trasladaron a su posición actual en 1999 para dar paso a la construcción de una carretera en la zona. En el proceso se dieron cuenta de que el rumor sobre un tesoro escondido debajo de la virgen era mentira. Guillermo se encargó de sembrar los árboles que forman una entrada a la imagen. Sergio es el que hace los arreglos al jardín, que incluyen las letras que forman el nombre “Fátima” al inicio del camino hacia la representación, como se aprecia en la siguiente fotografía:




Guillermo y Sergio también cuentan con la ayuda de gente del barrio, como unas señoras que pasan los martes a limpiar la representación y a podar su grama. Ellas también decoran la estructura con flores que traen desde Santa Elena, por lo que poco a poco se relevan los roles de cuidadores para los próximos años.


Cuando le preguntan a Guillermo sobre lo que significa dicha imagen para él como católico, su respuesta es que es una madre, no solo suya, sino del barrio. Es la cuidadora de todos aquellos que viven en la zona.

 

Cambios y misterios en la Virgen de Lourdes

Santuario a la Virgen de Lourdes en el municipio de Envigado. Foto: Juan José Yath.


No se tiene una fecha exacta de su origen. La santísima ha acompañado a Piedad Velásquez por varias décadas, cuando el sitio era solo una manga con cuatro viviendas. Carlos Gaviria, historiador que trabaja para la Secretaría de Cultura de Envigado, sostiene que su instalación debió ser entre los años 20 y 30 del siglo XX. Sin embargo, se sabe que su función inicial era el ser la entrada de lo que en esa época era la Finca Alcalá, Envigado, donde actualmente se asienta el barrio con el mismo nombre.


La Virgen eventualmente pasó a estar bajo cuidado de obreros de la empresa de calzado, Grulla, que además instaló unas rejas para proteger a la representación. Sin embargo, la corporación dejó su protección a Amparo, quien hasta el día de hoy sigue viviendo en Alcalá. Amparo tenía la llave para abrir el enrejado y se la daba a todo aquel que quisiera rezarle a la Santísima. En 1975, Piedad se vino a vivir al barrio y por mucho tiempo fue una de las que procuraba colaborar en el mantenimiento de la representación por devoción propia.


Piedad también fue testigo del incendio que sufrió la representación en 1978, uno de los 3 de los que se tiene registro, según Gaviria. Los causantes fueron los vientos que empujaron las llamas de las velas, puestas en un tablón muy cerca de María. La empresa Grulla se encargó de la restauración, y desde ahí se ha mantenido la misma imagen, de acuerdo con Piedad.


En años recientes, un señor apareció para hacerle unos arreglos a la imagen en agradecimiento por curarse de una enfermedad; después de todo, a la advocación de Lourdes se le conoce además como la Virgen de la Salud. El hombre quitó la hierba que la rodeaba e instaló unas bancas de madera cerca de la representación. Esa persona también comenzó a encargarse de limpiarla, aunque en años recientes Piedad nota que ya no lo hace tan seguido.


Por otro lado, la última restauración fue en 2018, cuando el municipio de Envigado hizo los cambios para dejar la estética de gruta que tiene hoy en día. Entre esas transformaciones está un nuevo rejado que ya no necesita abrirse con las llaves que tenía Amparo. Así mismo, estuvo también la instalación de luces dentro de la estructura, para iluminarla más, junto a matas a su alrededor. Durante el proceso en que la Virgen estuvo sin rejas, llegaron a dañar a Santa Bernardita, la figura en hábito rojo, de menor tamaño que María, indispensable en toda representación de la advocación de Lourdes. La falta de vigilancia por parte del Municipio provocó el robo de plantas y velas, es por eso que Piedad prefiere colocar velones a una representación propia dentro de su casa.


Durante la celebración de ese cambio, el Padre Alfredo Bello propuso la realización de un Santo Rosario todos los martes a las 7:30 de la noche. Al principio, las aceras e llenaban de gente. No obstante, por la pandemia, hubo una pausa y no continuaron con los rezos hasta 2023, aunque con una asistencia que apenas sobrepasa el espacio de las bancas.


El lazo que tiene la advocación de Lourdes con la salud y el cuidado de los enfermos le da un poder

sobre el bienestar de quienes tengan fe en ella. Esos alcances que se le atribuyen son por los que personas como Piedad estiman a la imagen. Además, claro, de ser la intercesora con Jesús y la segunda madre de todos, como ellos explican.

 

El camino hasta María Auxiliadora

Espacio dedicado a María Auxiliadora cerca al santuario de la advocación de Lourdes. Foto: Juan José Yath.


Dentro del mismo barrio se encuentra una imagen construida hace poco. La imagen de María Auxiliadora que tanto cuida Margarita Sierra fue inaugurada en 2023. Sin embargo, la idea se inició tiempo atrás: varias personas del área pensaron en que les hacía falta una representación de María. Pasaron unos años de planeación para definir el lugar donde la asentarían, hasta que durante un rosario concluyeron que el mejor sitio era en su actual ubicación, entre una fila de árboles, junto a la avenida Las Vegas. Un grupo de vecinos fue entonces a la Alcaldía de Envigado a solicitar el permiso para su instalación. Luego de su aprobación, se hizo una colaboración entre gente del vecindario para el material con el que la construirían, como parales, tejas, baldosas, etc. Fue un proceso en comunidad, como dice Margarita.


La primera Virgen que se instaló la donó un sacerdote. Era muy pequeña y Margarita, junto a gente del barrio, se preocuparon porque no encajara con el espacio que tenían. En esos momentos, por otro lado, la vecina Ángela terminaba de superar la amenaza de un cáncer y le había pedido a María por su recuperación. En agradecimiento, buscó con regocijo una imagen que coincidió con la que la comunidad buscaba, que es la representación actual que el barrio mantiene.


Durante el viernes de la inauguración, en febrero de 2023, se organizó una eucaristía que llenó a la cuadra de gente con velones para decorar la imagen. También asistió el sacerdote para dar la bendición. La Virgen estaba al descubierto, sin ningún nicho protector, por lo que se exponía al polvo y hollín de la calle. Por si fuera poco, las velas, que estuvieron encendidas hasta los días siguientes, provocaron un incendio el domingo al amanecer.


Cuando las personas del barrio se levantaron, vieron a una Santísima llena de quemaduras, que luego fue retocada por una señora que donó el arreglo. Este evento también permitió que más adelante se organizaran unas rifas entre las vecinas con las que se recaudó para hacer la cabina de vidrio que ahora la resguarda.


Margarita y la comunidad de vecinos del barrio en la actualidad celebran los santos rosarios cada martes, a las 6 de la tarde. Luego del rezo se ponen a conversar mientras toman una aromática. Margarita, al igual que algunos de sus amigos del barrio, considera a María su segunda madre y una intercesora para la comunicación de las personas con Jesús, su hijo. Sin embargo, deja en claro que todo es cuestión de fe, de la devoción que se tenga por ella. Una convicción que Margarita no abandona y que la motiva a mantener la representación limpia de cualquier polvo.


Así es como las imágenes de María se hacen parte de la identidad de muchos barrios, convocan a los vecinos, su fe y sus historias particulares, que terminan integrando una historia colectiva. Hasta las representaciones de menor tamaño pueden guardar experiencias de quienes asistan a sus santos rosarios, pongan placas en agradecimiento o se encarguen de cuidarlas.

 

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