Una red que se consolida por La 80

Miguel Ángel Álvarez Mejía & Brandon Adrián Bustos Oliveros / periodico.contexto@upb.edu.co
En medio de tensiones por la financiación, avanza un nuevo componente del sistema de transporte masivo del Valle de Aburrá. Estos son aspectos clave para entender la importancia del Metro de La 80.

Medellín ha sido pionera como la primera ciudad en tener metro en Colombia, con la consolidación de un sistema de transporte masivo de este tipo desde el 30 de noviembre de 1995, cuando se puso en funcionamiento el primer tramo de la línea A, Niquía - Poblado, del Metro de Medellín.
A lo largo del tiempo, la población creció y la demanda hacia el sistema también lo hizo, es por eso que, desde la inauguración de la primera línea de metro, la ciudad se ha planificado para expandir el sistema e interconectarse de norte a sur y acercar la periferia a la columna vertebral del Sistema Metro de Medellín: la Línea A, que va desde Niquía a La Estrella. Muestra del crecimiento de dicho sistema es que actualmente están en funcionamiento 2 líneas de metro, 6 líneas de metrocable, 1 línea de tranvía, 3 líneas de Metroplús y por lo menos 40 rutas de buses que alimentan el sistema principal.
Sin duda, esto ha reducido el tiempo de recorrido entre el punto A y el punto B, no solo en la ciudad, sino también en el Área Metropolitana. Así lo manifiesta Dora Ochoa, residente del barrio Granizal, ubicado en la comuna 1, quien, para desplazarse diariamente, utiliza la línea K (Metrocable Parque Arví) y la línea A. Ella afirma que “el sistema brinda la tranquilidad de llegar a tiempo al trabajo; hay excepciones, pero normalmente funciona bien”. Por otro lado, Stiven Atehortúa, estudiante del ITM y usuario diario del sistema, señala que el metro facilita su desplazamiento desde su casa en Santo Domingo hasta la universidad: “Yo utilizo Metrocable, tranvía, metro y un alimentador que me deja casi en la puerta de la universidad, y me demoro 50 minutos. Si el sistema no existiera, el tiempo mínimo sería de 1 hora y 15 minutos”.
La integración e interconexión no solo ha sido física, sino que también implica una articulación tarifaria que le permite al usuario tener un ahorro significativo en sus finanzas diarias, “yo tomo metrocable y metro, si tuviera que tomar bus para realizar el trayecto al metro, serían 4 pasajes diarios, mientras que con el sistema yo solo pago 2 pasajes diarios”, dice Dora. El sistema en un componente social cuenta con 5 perfiles que permiten una segmentación y clasificación tarifaria: frecuente, adulto mayor, estudiantil, persona con discapacidad y eventual. Stiven Atehortúa resalta la importancia de esta segmentación: “Yo tengo descuento de estudiante así que solo pago más o menos el 50% del pasaje normal, aproximadamente $1.300”. Tanto para Dora Ochoa como para Stiven Atehortúa, usuarios frecuentes del metro, el sistema representa seguridad, confianza y economía.
La 80, un punto clave
Aunque el panorama muestra un impacto positivo y se ha logrado a grandes rasgos el objetivo de interconexión, el sistema afronta desafíos en materia de oferta y cobertura en la zona occidental de la ciudad, como se expone en el Plan Maestro de Movilidad del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, razón por la cual el corredor la Avenida 80 se considera estratégico para mejorar las condiciones de movilidad en la ciudad y región.
El corredor de la Avenida 80 y su área de influencia abarca 32 barrios y tiene una localización estratégica y céntrica al occidente de Medellín lo que le permite una conexión ágil y directa con el sur, norte, occidente, centro tradicional, y el corredor multimodal del río.
A partir de la identificación de este desafío, en los años 2008 y 2009 se hicieron los estudios de prefactibilidad del proyecto Metro Ligero de la 80, se concluyó en la viabilidad de dicho proyecto y se procedió con la ejecución de los diseños de detalle del corredor. Sin embargo, en su momento se priorizaron las inversiones en el Tranvía de Ayacucho y sus cables alimentadores, por lo que el proyecto fue aplazado. En el año 2016, la administración municipal revivió el interés por el proyecto, razón por la cual se retomaron los diseños ejecutados inicialmente y se hizo una optimización del corredor de forma que contempla las nuevas exigencias establecidas en la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad y el estado actual del corredor. En tal sentido, se contrataron los ajustes del diseño del corredor y finalmente se fijó el trazado que será construido que costa de 3 tramos, el primero iniciando en la estación Caribe, Línea A, hasta la estación Floresta, Línea B; el segundo desde Floresta hasta la estación La Palma de Metroplús y el tercer tramo desde La Palma hasta la estación Aguacatala del Metro.
Cuando se trata de proyectos como este, que por su envergadura y costos sobrepasan la capacidad de los municipios, existe desde 1996, la Ley 310 o Ley de Metros, con el que se sopesan los costos y la Nación aporta hasta un 70% y el municipio el 30% restante. En el caso del Metro Ligero de la 80, se demandan 2,7 billones de pesos según el Consejo Superior de Política Fiscal, CONFIS del proyecto, y la inversión se divide de la siguiente manera:

El Metro Ligero de la Avenida 80 conectará la zona occidental de la ciudad de Medellín de norte a sur, aportando a un mejoramiento de la calidad de vida a cerca de un millón de habitantes, equivalentes al 38% de la ciudad, según el más reciente censo del DANE. Uno de esos usuarios beneficiados es Carmen Aguirre, quien reside en el barrio Los Colores y dice que tiene muchas expectativas con el proyecto: “Creo que va a descongestionar el tráfico de la 80, esa avenida en horas pico es muy difícil de transitar”, además, resalta los beneficios que dice, le traerá el proyecto a su vida diaria: “Tener una conexión rápida y directa con otros medios de transporte y otras líneas del metro”.
Lo que lleva sobre rieles
Ante este panorama, expertos proponen una mirada amplia del contexto y los beneficios económicos que el Metro Ligero de la 80 trae para la ciudad. Andrés Emiro Díez, ingeniero eléctrico y magíster en transmisión y distribución de energía, resalta la importancia de los sistemas de transporte ferroviario al afirmar que “un sistema de transporte ferroviario se caracteriza por funcionar a economía de escala, racionalizando el uso de vehículos y minimizando tiempos de viajes. Esta eficiencia es fundamental en un contexto urbano en crecimiento, donde la demanda por movilidad continúa en aumento. La implementación del Metro Ligero no sólo optimizará el tiempo de desplazamiento, sino que también ofrecerá una alternativa más sostenible al uso de vehículos individuales, contribuyendo así a la reducción de la congestión vehicular y las emisiones de carbono”.
El experto también destaca que “las mejores ciudades en índice de calidad de vida se caracterizan por contar con sistemas de transporte público de cero emisiones”. Esto subraya la necesidad de que Medellín no solo mejore su infraestructura de transporte, sino que lo haga con un enfoque claro en la sostenibilidad. La construcción del Metro Ligero de la 80 se alinea con esta visión al ofrecer un medio de transporte más limpio y eficiente, que promete transformar la calidad de vida de los habitantes. Este cambio no solo facilitará sus desplazamientos, sino que también contribuirá a la conservación del medio ambiente, generando un entorno urbano más saludable y habitable.
Díez también menciona la importancia del concepto de red en el transporte: “Las redes tienen matrices que permiten varios desplazamientos”. Este enfoque es crucial para entender cómo el Metro Ligero de la 80 se integrará con los sistemas existentes, creando un tejido de movilidad que facilitará el acceso a diferentes áreas de la ciudad. A medida que el metro se conecta con otras líneas de transporte, se espera que el flujo de usuarios aumente, promoviendo una mayor interconexión entre comunidades y fomentando el desarrollo económico en las áreas circundantes. La creación de esta red no solo responderá a las necesidades actuales, sino que también sentará las bases para el crecimiento futuro de la ciudad.
En este contexto, la construcción de este proyecto se presenta como un hito en la infraestructura de Medellín, impactando significativamente las dinámicas económicas de la ciudad. Este corredor ferroviario permitirá una conexión eficiente entre el norte y el sur, atravesando el occidente de la ciudad movilizando aproximadamente 179,400 pasajeros diarios. Este incremento en el acceso no solo facilitará el desplazamiento de los habitantes, sino que también estimulará la economía local, mejorando las oportunidades laborales y comerciales en las áreas conectadas.
Arley Betancur, comerciante de un estanquillo cercano a la estación Miraflores del tranvía de Ayacucho, enfatiza el impacto positivo de este tipo de proyectos, señalando que “este tranvía no solo ha sido de gran impacto para la ciudad, sino que ha sido muy próspero para el sector, especialmente, es una oportunidad para nuestros negocios. Dentro de los beneficios que para todos ha sido claro es el incremento de fluidez de gente, esto hace que seamos mucho más visibles y que para las personas que nos visitan, tengamos mayor probabilidad de ser reconocidos; acá muchos hemos sido beneficiados”.
Además de mejorar la conectividad, esta nueva línea del sistema contribuirá significativamente a la transformación urbanística del corredor de la Avenida 80. Como indica Alexander Jiménez Laverde, ingeniero encargado del proyecto, “no solo por los grandes impactos positivos en materia ambiental derivados de la transformación que su implementación generará, sino, además, por el desarrollo económico que desencadenará”. La presencia del metro fomentará el desarrollo de proyectos inmobiliarios y comerciales en las cercanías de las estaciones, atrayendo inversiones y promoviendo la creación de empleo, generando así un efecto multiplicador en la economía regional.
Sin embargo, a pesar de los numerosos beneficios que promete el Metro Ligero de la 80, también enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de inversión inicial. Andrés Emiro Díez señala que “una de las grandes barreras de estos sistemas es que sus costos iniciales son muy altos, pero su ciclo de vida útil sobrepasa los 100 años, así como el metro de Londres o Nueva York, asegurando que los costos de mantenimiento son muy bajos”.
Esta perspectiva es crucial para entender la viabilidad del proyecto a largo plazo. Aunque la inversión inicial puede parecer desalentadora, la durabilidad y eficiencia del sistema podrían resultar en un ahorro sustancial a lo largo del tiempo, beneficiando tanto al municipio como a los usuarios, quienes disfrutarán de un medio de transporte confiable y accesible por generaciones.

Komentar