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Los esfuerzos para menstruar con dignidad en Colombia


Paola Cañas / Manuela Suarez

La copa menstrual está diseñada para usarse por un máximo de 12 horas, de acuerdo con Lina Paola Arias creadora de Isha.

Imagen realizada por: Paola Cañas.

En el país actualmente se desarrollan diversos proyectos enfocados en los derechos menstruales, los cuales proponen una visión completa que abarca el tema de la salud, en cuanto a la higiene y la calidad de vida, el componente pedagógico y las garantías legales que debe tener una persona para menstruar con dignidad.

La licencia menstrual

El 17 de agosto de 2021 la senadora Victoria Sandino del partido político Comunes, radicó la propuesta de licencia menstrual ante el Congreso de la República, un proyecto de ley que propone que las niñas, adolescentes y personas menstruantes que se encuentren en el sistema educativo, desde primaria hasta la educación superior, tengan el derecho a elegir libremente en su ciclo menstrual, un día de licencia para faltar a su institución de acuerdo con el impacto que le esté generando el periodo menstrual en su cuerpo.

Tal y como lo afirmó Marcela Vega, asesora de la senadora en temas de salud pública, Los primeros días suelen ser donde hay mayores problemas de concentración, donde hay dolores por dismenorrea -la cual produce el cólico- donde la persona presenta mayor fatiga y hay una serie de circunstancias que causan estrés en la persona por el temor al manchado e incluso a la estigmatización”.

Por ello, más allá de la carga paradigmática que puede tener esta propuesta, hay una intención pedagógica que hace un llamado a uno de los tabúes más frecuentes en Colombia sobre el tema: pensar que la sangre menstrual es sinónimo de enfermedad. “Queremos verlo desde el enfoque de la salud, porque esta es la que produce bienestar, calidad de vida y el buen vivir en las personas”, aseguró Vega.


El 31 de marzo de 2022 el proyecto se aprobó por unanimidad en la Cámara de representantes y pasó a debate en la Comisión Séptima del Senado de a República y se espera que no quede entre las tareas aplazadas del saliente Congreso.

En Colombia, según lo establece la Ley 5 de 1992 en sus artículos 140 y 141, pueden presentar proyectos de ley: Senadores y Representantes a la Cámara, Gobierno a través de sus ministros, altas cortes, Organismos de control, un número de ciudadanos igual o superior al 5% del censo electoral, un 30% de los concejales del país y un 30% de los diputados del país.

Menstruación Consciente

Hablar de bienestar es también identificar los lugares seguros, esos espacios donde las mujeres y personas menstruantes puedan compartir en comunidad lo que experimentan sus cuerpos. Por esta razón, el programa de Menstruación Consciente propuesto por la caja de compensación Comfama, se define como una alternativa saludable para hacer las paces con el ciclo menstrual y así poder educar correctamente sobre el tema.

Este programa tiene tres enfoques principales; el primero consiste en el trabajo progresivo de visibilizar la menstruación como un acto natural para aprender a nombrarla sin prejuicios. El segundo, con una función más pedagógica, se basa en un estudio sobre la relación que poseen las niñas y adolescentes con su menstruación, con el propósito de entender cómo viven dicho proceso y así identificar las herramientas de higiene con las que cuentan.

María Isabel Sanín, profesional de convenios complementadores de Comfama e integrante del programa, asegura que este enfoque ha sido indispensable para confirmar que la labor educativa va más allá de solo entregar toallas, copas o pantys, pues argumenta que es necesario enseñarle a las mujeres y personas menstruantes sobre su propio cuerpo, para comprender aspectos a nivel físico y emocional.

El último enfoque y el que más atención ha tenido a nivel mediático, es el que respecta a los subsidios menstruales, iniciativa que busca que las niñas, jóvenes y personas menstruantes entre los 12 y 18 años puedan acceder dignamente a los productos de salud menstrual sostenibles pagando solo el 10% del valor total. “Definimos que los productos que queríamos entregar también serán de apoyo a una idea más sostenible para el planeta, por eso incluimos copas menstruales, toallas de tela y calzones absorbentes”. informó Sanín.

Los derechos menstruales, un panorama para analizar

El proyecto de ley de la licencia menstrual se une a la conversación sobre los derechos menstruales en Colombia, por ende, es necesario mencionar otros asuntos relevantes que se enmarcan en este mismo panorama, como la identificación de todas las opciones de higiene que existen e incluso el estar al tanto de las enfermedades que pueden desarrollarse en algunas mujeres y personas menstruantes.

Para poder vincular correctamente este entramado de cosas, Helena Gómez, abogada de la Red Jurídica Feminista y docente de la Pontificia Universidad Javeriana, profundiza en el significado de los derechos menstruales y lo que estos conllevan.

“Hay dos sentencias que ordenan a las entidades a tomar medidas, una de ellas es la sentencia C 177 de 2018, que declaró la exoneración del IVA de los tampones y toallas. Este fue un logro muy grande por parte de la Corte Constitucional. Por otro lado, la sentencia T 398 de 2019 reconoce el derecho a la salud menstrual, por ende, responsabiliza a las administraciones de tener que proveer los elementos necesarios a las personas que no están en condición de adquirirlos”, explicó la abogada.

Lo más interesante en todo esto, es que existe algo llamado condición natural, la cual es inherente a todos los seres humanos. Dicha condición plantea que, si las personas poseen un derecho, pero no pueden hacerlo tangible, el Estado está en la obligación de proveer los elementos necesarios, sin embargo, según la encuesta Pulso Social realizada por el Dane el 18.9% de las mujeres que se encuentran en condición de pobreza, no pueden acceder a los productos básicos de higiene menstrual ni a espacios limpios en los días en los que se encuentran menstruando.

Por otro lado, es relevante mencionar la importancia del término persona menstruante que tanto el proyecto de ley como el programa de Menstruación Consciente emplean, pues este, según la abogada Gómez, permite reconocer que no todas las personas que tienen útero y menstrúan son mujeres. Aquello demanda entonces un reconocimiento a las diferentes identidades de género. “Cuando hablamos de mujeres menstruantes estamos invisibilizando y dejando de lado un montón de identidades que también menstrúan y necesitan la protección del derecho”, afirmó.

Maya, por ejemplo, es una estudiante universitaria que prefiere utilizar el término de persona menstruante para definirse. Ella afirma que, aunque se siente cómoda con los pronombres femeninos, siente que su género fluye. “Hay días en los que me levanto súper marimacha y otros en los que me levanto súper princesa. A veces durante el día eso se revuelve, pero para mí es muy importante la distinción”. Por ende, afirma que un cuerpo no debe definirse como femenino porque menstrúe.

La salud menstrual

Si bien el proyecto de ley y el programa de Menstruación Consciente no pretenden abordar este tema desde el enfoque de enfermedad, es relevante reconocer que las mujeres y personas menstruantes pueden padecer diferentes dolores y complicaciones en sus ciclos que generan un impacto negativo en su salud.


En cuanto a la parte emocional, la psicóloga Nataly Lopera Ruiz, resalta la existencia del síndrome premenstrual en el que la persona puede experimentar angustia, vulnerabilidad y sensibilidad, emociones que primero debe comprender para poder gestionarlas de la mejor manera.


También comenta que los cambios del estado de ánimo se miden desde la frecuencia y la intensidad, por ende, es importante realizar un seguimiento a dichas emociones utilizando herramientas desde la psicología, como identificar las situaciones que más afectan. Lopera afirma que una buena salud mental durante el ciclo menstrual parte del aprendizaje sobre los procesos del cuerpo.


Libertad Méndez, médica ginecóloga y magíster en salud pública, explica en términos generales que el ciclo menstrual es el periodo en el que el organismo se prepara para un eventual embarazo, el cual comienza el primer día de la menstruación y termina el día anterior del siguiente sangrado menstrual. En la mayoría de los casos ocurre entre 28 y 30 días, pero se considera normal si esto sucede entre 21 y 35 días.


Durante cada ciclo se desarrolla en el ovario un ovocito que secreta hormonas, primero de estrógeno y luego de progesterona. Estas son las que realizan los cambios en el endometrio, la capa interna del útero, que se engrosa para recibir al eventual embrión.


La menstruación se produce cuando el ovocito no es fecundado y se empieza a desintegrar, así que disminuyen los niveles de estrógeno y progesterona. Este panorama hormonal es la señal para que el útero empiece el desprendimiento del endometrio, produciendo el sangrado menstrual que dura entre tres a siete días.


La sangre sale del interior del útero y se expulsa a través de la vagina. A veces esta sangre se acumula al interior del saco vaginal, lo que puede producir coágulos que no necesariamente indican una enfermedad.


Durante los días de sangrado menstrual se pueden experimentar diversos cambios, como dolor de cabeza, sensibilidad mamaria, sensación de hinchazón, aparición de acné y cansancio. Algunas personas también pueden experimentar dificultad para dormir, dolores musculares o articulares, diarrea y cólicos.


Estos síntomas se presentan con mayor intensidad en los primeros días de sangrado, algo que argumenta el proyecto de ley. Aun así, Méndez también comenta que algunas mujeres o personas menstruantes no presentan ninguna molestia en estos días.


En general los dolores asociados a la menstruación se presentan en un gran porcentaje al inicio del ciclo, en los primeros tres años, pero hay personas que experimentan durante toda su vida molestias bastante intentas, por lo que Méndez recomienda no normalizar los síntomas que afectan las actividades diarias, con el fin de acudir a un profesional e identificar si existe una patología.


Algo similar recomienda Luz Marina Araque, terapeuta menstrual, fundadora y directora de la Asociación Colombiana de Endometriosis e Infertilidad, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja en educar, sensibilizar y generar conciencia sobre la endometriosis y otras patologías que afectan exclusivamente a la mujer y personas menstruantes.

Araque expone que en sus 10 años de trabajo y asesoría a más de 14 mil mujeres ha identificado que existe una normalización del dolor durante la menstruación, lo cual ha generado que muchas personas sean diagnosticadas de manera tardía en enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico y la endometriosis, esta última es definida como una afección dolorosa y crónica en la que el tejido del útero crece fuera de él.


“El 80% de nuestras afiliadas nos ha contado que empezaron con los síntomas a muy temprana edad y solo 8 o 10 años después acudieron al especialista debido a la normalización que hay sobre el dolor menstrual, pues su mamá y su abuela les decían que ser mujer duele, por ende, tener una menstruación dolorosa era parte natural del proceso”.


Sin embargo, desde la Asociación se define a la salud menstrual, no solo como la ausencia de enfermedades relacionadas con el ciclo menstrual, sino como el estado de la completa salud física, mental y emocional. Por este motivo impulsan diferentes acciones de acompañamiento y orientación por medio de grupos de apoyo, talleres y charlas para las afiliadas, una apuesta similar que pretende desarrollar Menstruación Consciente.


También abordan el tema de los dispositivos de gestión menstrual, los cuales recomiendan que sean sostenibles, amigables con el medio ambiente y sobre todo saludables, pues argumentan que algunas toallas y tampones de algodón poseen químicos, llamados disruptores endocrinos, que alteran el equilibrio hormonal.


Pero reconoce que “todavía muchas mujeres, niñas y jóvenes en Colombia no pueden acceder a dispositivos para su menstruación, ni tampoco a lugares donde haya saneamiento y puedan manejarla adecuadamente”. Araque sustenta que esto genera inequidad de género, porque las niñas y jóvenes no asisten las mismas veces que los niños al colegio, por ende, esta situación limita su derecho a la educación, a la salud y a una vida digna.


La acción más reciente de la Asociación es el proyecto de ley de la endometriosis radicado el 21 de septiembre del 2021 ante el Congreso de la República, el cual pretende que se reconozca a la endometriosis como una enfermedad crónica incapacitante, al tiempo que se propone la creación protocolos de diagnóstico temprano y de atención integral.


La pedagogía sobre la menstruación

La ginecóloga Libertad Méndez, argumenta que existe un desconocimiento generalizado debido a la ausencia de educación sexual integral, lo que ha generado que la mayoría de las mujeres y personas menstruantes no sepan cómo funciona su ciclo.


El proyecto de ley, por su parte, pretende impulsar una pedagogía menstrual en las instituciones públicas y privadas del país, para que los niños, niñas y jóvenes se formen en una educación que les permita comprender asuntos relacionados con la menstruación.


Esta apuesta por educar actualmente es desarrollada por organizaciones privadas, como Isha, una marca de productos de higiene menstrual que se enfoca, según Lina Paola Arias, una de sus creadoras, en brindar opciones amigables con el medio ambiente y en romper tabúes sobre el tema.

Esta última acción la desarrollan por medio de la difusión de contenidos en redes sociales y la unión con fundaciones de diferentes partes del país con las que han dado charlas al tiempo que realizan donaciones a mujeres de bajos recursos. “Les hablamos sobre su anatomía. ‘Mírate en un espejo, tienes tantos orificios, de esto se tratan tus ciclos menstruales’ y luego les contamos cuales son todos los productos que existen para la menstruación”.


Otra empresa interesada en los procesos pedagógicos es Bloom, uno de los aliados del programa de Menstruación Consciente, que actúa por medio de la academia menstrual Bloom, la cual surge después de entender la problemática sobre el desconocimiento de los derechos menstruales, buscando hacer eco del tema con las clases sobre educación sexual, para entender la menstruación como sinónimo de vida.


“La realidad es que este vacío de educación sobre el cuerpo femenino está en todos los estratos socioeconómicos y en todas las comunidades. Es sorprendente verlo. No importa si tienes un PHD, hay mujeres que, teniendo altos niveles de educación académica, todavía desconocen su cuerpo” dijo Laura Restrepo, fundadora de Bloom.


Laura Restrepo afirma que existe una problemática de salud pública en torno a la regulación de las copas menstruales en Colombia, debido a que no existe ningún organismo estatal que revise la calidad de los materiales de las copas, lo que permite que se utilicen productos no aptos para el cuerpo.

Algunas actividades pedagógicas realizadas con comunidades de mujeres en diferentes lugares del país. Recopiladas de las redes sociales de Isha y Bloom por Paola Cañas.

El impacto de la licencia menstrual

Las personas pasan muchos años de su vida dentro instituciones que tienen como principal deber infundir algunas bases de conocimiento indispensables para el desarrollo de todo ser humano, por ello, la educación menstrual debería ser inherente a las obligaciones académicas.

La senadora Sandino es completamente consciente de esto, por lo que es crucial en su proyecto de ley la alianza con las instituciones educativas. “Sin duda tenemos que hacer una articulación con la comisión sexta y las instituciones educativas porque dar un día no soluciona el problema, es solo una medida de mitigación, de aportar al bienestar, pero este se tendría que construir con medidas educativas”, afirmó Marcela Vega, integrante de su Unidad de Trabajo Legislativo.

Es evidente que se reconoce el nivel de dificultad que acarrea este proyecto en cuanto a su incursión en los colegios del país -si es aprobada la ley- que incluso según lo explica María Luisa Aguirre, Sustanciadora en la Procuraduría General de la Nación: “El proceso es paulatino y su demora es relativa; pues normalmente para materializar el contenido de una nueva ley se requiere el uso de recursos públicos para la creación de comités, comisiones y demás cosas que la ejecución de la ley implique”.

Pero ¿de qué modo puede hacerse más llevadero el proceso? teniendo la certeza que en las instituciones educativas hay una aprobación de lo que propone el proyecto de ley, en cuanto a que las mujeres y personas menstruantes se puedan ausentar sin previo aviso, asumiendo la responsabilidad de luego ponerse al día, pero sin ninguna implicación de falta que le pueda perjudicar su proceso académico.

Julieta Tamayo, docente del Colegio Santo Ángel, afirma que el panorama es preocupante, pues la falta de las niñas implicaría también una responsabilidad extra por parte de los docentes de volver a explicarles algunas temáticas y ponerlas al día. “Para mí la licencia podría ser exitosa siempre y cuando las niñas estuvieran 100% comprometidas a ponerse al día de manera autónoma para que no se convierta en una obligación solo del docente”, expresó.

Por otro lado, la hermana Magnolia López, rectora del colegio La Presentación del municipio de La Estrella, comenta que frente al proyecto de ley, es relevante que las niñas puedan informar de forma previa a una coordinadora o persona de confianza de la institución la causa de su falta, con el objetivo de emplear de forma correcta dicha licencia, permitiéndole a los directivos brindarle los cinco días de plazo en los que se pueden poner al día de sus clases, según sustenta el manual de convivencia de este colegio.

De hecho, resalta que es indispensable abordar estos temas desde la naturalidad, sin distinciones, pues en las charlas que han realizado sobre el tema, reúnen a los niños y a las niñas para que aprendan sobre el ciclo menstrual. Tanto Tamayo como López coinciden en las que las niñas y jóvenes actualmente están más dispuestas a hablar del tema de su menstruación.

La relación de las mujeres y personas menstruantes con su periodo

A pesar de las nuevas miradas que posee este tema, existen tabúes que parten del desconocimiento y el estigma frente al periodo menstrual. A la lista se suman un sin fin de situaciones que pueden sonar absurdas, pero que culturalmente se han difundido y aceptado, por ejemplo, en zonas rurales y lugares alejados de las ciudades principales.


“En las comunidades de Isla Fuerte, en el departamento de Bolívar, nos encontramos con mujeres que piensan que no pueden cargar bebés cuando están menstruando porque se ponen pujones, empiezan a llorar. Que no se pueden cortar el cabello, que no pueden sembrar ciertos cultivos o que ni siquiera se pueden acercar a las plantas porque las matan. Hay diferentes tipos de mitos que surgen por el desconocimiento y el estigma”, aseguró Laura Restrepo creadora de Bloom.


Pero existen otros proyectos que le apuestan a una relación sana con el periodo menstrual, como Maitené, que se enfoca en acompañar procesos de transformación, definido de esta forma por su directora Naira Alejandra Villota, terapeuta y acompañante de procesos de salud femenina. En este se analiza el ciclo menstrual desde su conexión con los otros ciclos del cuerpo y los elementos exteriores encontrados en la naturaleza. “Estamos conectadas con el agua, con las montañas y el sol, con todo lo que tiene vida en la tierra”.

También explica que la sangre es sagrada porque posee cierta información de las personas sobre su ciclo menstrual, por ende, recomienda emplearla para abonar la tierra. “Algunas mujeres prefieren revolver la sangre con agua y ponerla en las plantas. Hay otras que les gusta ir a las montañas. Las abuelas indígenas, por ejemplo, nos han enseñado que las piedras son un lugar especial para hacer esto”.

Una discusión pendiente

Si bien el proyecto de ley despierta diferentes opiniones y genera un debate necesario, será estudiado durante dos años en los que se espera que los derechos menstruales se ubiquen en la agenda política del país, con el propósito de que se aborden desde instituciones tanto públicas como privadas. Aquella atención al tema se relaciona con los objetivos de Menstruación Consciente, que al parecer pretende reunir diversas posturas y acciones que le han apostado a que las mujeres y personas menstruantes puedan vivir su ciclo menstrual con dignidad.

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