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Cada diciembre la pólvora se vuelve más fuerte


Mariana Zapata García- Karol Dayanna Pastrana Collazos / Contexto, Universidad Pontificia Bolivariana - Medellín. Con la colaboración de Silvia Natalia Rojas, Mariana Arango y Juliana Heredia / Nexos, Universidad Eafit.


Desde antes del 30 de noviembre Medellín vive una "tradición" que, sin importar las campañas de concientización, ilumina el cielo nocturno con millones de luces artificiales. Mientras los ecos de la pólvora recorren el Valle de Aburrá, se debate el origen de la costumbre de festejar con ella, sus efectos negativos aumentan y quienes tienen a cargo la atención de las emergencias que ocasiona, dan cuenta de que realmente el estruendo y el riesgo son cada vez mayores.


El cielo se alumbraba ya desde tiempos atrás. Ramón Maya, historiador y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, cuenta que “… por allá en el siglo XVII cuando la ciudad era una Villa, la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria, el cabildo siempre señalaba a una familia muy rica de la Villa para que se encargara de invertir mucho dinero en la pólvora, y la fiesta de La Candelaria era para quemar muchísima pólvora… En épocas de crisis económicas ellos se quejaban que era muy costoso, pero nunca dejó de hacerse esa fiesta”.


En relación a ello, Claudia Avendaño, historiadora y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, comenta que: “La idea es invertir en pólvora que haga ruido, que se extienda, que rebote como eco entre las montañas de la ciudad”, en una idea de notoriedad que antes arropaba a los potentados y a la que rápidamente quisieron llegar personas de extracción más humilde, en medio de muchos esfuerzos y, consecuentemente, los potentados en ascenso durante el auge del narcotráfico, quienes, especialmente en los años 90, con pirotecnia festejaban el haber “coronado” con un cargamento de droga.


En relación con ello, desde 2003 la llamada alborada (el nombre realmente corresponde al momento de las primeras luces del día) tomó fuerza cuando el Bloque Cacique Nutibara se comenzó a desmovilizar para hacer entrega de sus armas. Por tal motivo, Diego Murillo Bejarano alias “Don Berna”, quien encabezaba este grupo en cuyas filas había muchas personas con esa herencia no solo cultural sino delictiva de los años 80 y 90, quiso celebrarlo con cantidades ingentes de pólvora para que, en la noche del 30 de noviembre, la Ciudad de la Eterna Primavera se alumbrara con fuegos artificiales. En aquellos años también eran reconocidos los espectáculos con estos dispositivos que eran financiados por la Alcaldía de Medellín en fechas como el 7 de diciembre. El uso de recursos oficiales para la financiación de espectáculos de pirotecnia fue prohibido por los concejos de Medellín y otros municipios del Valle de Aburrá en 2015 y luego fue reglamentado por el Código Nacional de Policía y el Decreto Departamental 6216 del 5 de diciembre de 2016.


Andrés Manrique, conocedor en temas de gestión del riesgo, que estuvo al frente de las comunicaciones del Departamento de Gestión de Riesgos de Desastres (Dagrd), considera que hay mucha gente que sigue tirando pólvora, pero no con ese mismo motivo. Ahora la razón es solo tirar pólvora: “Hay un solo mensaje con la pólvora y los globos: donde usted lo tira, de donde se lanza hay alegría y euforia… pero donde cae, puede que haya caos, que haya desastre, que haya tragedia, que no haya vida… Tiras un volador y no sabes dónde va a caer”.


No obstante, las prohibiciones y los debates, para muchos la alborada sigue siendo sinónimo de celebración de que llegó diciembre con toda su “alegría”. Aun así, todo deja de ser bueno cuando se mira la otra cara de la moneda.

Las autoridades han encontrado cada vez más artefactos importados dentro de la pólvora incautada. Foto: Alcaldía de Medellín.


La ley se incumple y las consecuencias aumentan


El uso inapropiado de pólvora está prohibido por el Decreto 0902 de noviembre 3 de 2021, y la restricción total en la ciudad va hasta el 31 de enero de 2022. Aun así, los casos de quemados con pólvora siguen: en el año 2021 se acumularon 21 casos de personas quemadas en Colombia, entre el 1 y 3 de diciembre. También se tiene el registro de 9 quemados con pólvora, solamente en Antioquia, después del Día de las Velitas. Asimismo, de acuerdo con información de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, la noche víspera del 1 de diciembre de este año, se decomisaron alrededor de 130 kilos de pólvora.


Pero en cuanto a las presentaciones y otras características de la pólvora, parece haber una peligrosa inventiva. Luis Bernardo Morales, comandante de Bomberos Voluntarios de Envigado, cuenta que: “el pueblo y la tradición paisa se limitó (sic) durante muchos años a unos elementos que eran muy básicos, eran los tradicionales voladores de luces y los tradicionales voladores de tacos que hacían detonación”. Detalla Morales que, con la apertura de la economía, al país llega una gran variedad de referencias distintas de fuegos artificiales como los crisantemos y las tortas que, aunque sean lindas a los ojos de las personas, no dejan de ser peligrosas.


Las fechas en que hay mayores casos de quemados siguen siendo el 30 de noviembre, 7, 24 y 31 de diciembre, además del 6 de enero. Pero las personas no son las únicas afectadas, pues los animales también sufren las consecuencias. Por ejemplo, el Parque Explora compartió una imagen en la que comunicaba lo que les sucede a las aves cuando escuchan los estruendos de la pólvora: abandonos de sus crías, desorientación, largos vuelos y muertes. En las redes sociales es frecuente ver publicaciones sobre pájaros y otros animales muertos en zonas verdes de la ciudad y la periferia, supuestamente por efectos de la pólvora.


Los animales domésticos, como perros y gatos, sufren cuadros de estrés, ansiedad y conductas nerviosas. Por ello, desde el Departamento de Gestión de Riesgos de Desastres y la Secretaría de Salud se recomienda aumentar la actividad física para que se casen y en la noche puedan dormir, o distraerlos con juegos mientras los estallidos decoran el cielo.


Un informe de Caracol Noticias recogió reportes de funerarias de animales que registraron un aumento de hasta 300 % en decesos de perros, aves, conejos y gatos, por causas asociadas a la pólvora. Según los encargados, en el año se recibían entre 5 y 6 casos al día, pero desde diciembre incrementaron a 18 y 20 los casos atendidos.


Restos del globo cargado con pólvora que cayó sobre un hogar geriátrico en San Cristóbal el1 de diciembre de 2021. Los riesgos de estos artefactos aumentan con el tiempo seco. Foto: DAGRD.


Los riesgos y dificultades de quienes prestan socorro


En las noticias vemos diferentes casos que se presentan por el uso de pólvora, pero quizás nunca nos hemos preguntado por quienes los atienden, los riesgos que corren y las situaciones a las que se enfrentan.


El Cuerpo de Bomberos de Medellín es una organización que hace parte de la Alcaldía de la ciudad, mediante el Departamento Administrativo de Gestión de Riesgos de Desastres, a cargo de su administración. Es el único cuerpo bomberil profesional, pues en el resto del departamento, los cuerpos de bomberos son voluntarios.


Toda persona que atiende las emergencias por pólvora, de alguna u otra forma, arriesga su vida en esta época que es cuando más se duplican los esfuerzos. Pero, para el comandante Morales hay nuevos factores de riesgo: “Llegan artículos con mayor poder… el volador tradicional, si le explotaba a alguien que lo estuviera lanzando, pues de pronto le amputaba una parte del dedo… pero ahora hemos encontrado que con ciertos artefactos, si le explotan en la mano del usuario, le amputa cuatro dedos, la mitad de la mano. Entonces la atención de las emergencias también cambia y también nos obliga a incluir en nuestros botiquines cada vez más elementos para hacer frente a esta situación”.


Aun así, los bomberos se encuentran sin recursos para poder cumplir con su labor, y lo más alarmante de todo es que sólo cuentan con “212 bomberos para todo el Valle de Aburrá, aproximadamente 70 bomberos por turno y esto dificulta la atención ante un llamado”, cuenta el bombero Jorge Saldarriaga, presidente de la Asociación Sindical Unibom.


La clave está en que hay más pólvora negra, la cual hace que los fuegos pirotécnicos se eleven y exploten en el cielo. Está hecha de una mezcla de azufre, carbón y nitrato de potasio; mientras que la pólvora blanca tiene componentes gaseosos para los efectos de iluminación, junto a los colorantes químicos. Según información oficial de IQAir, organización mundial que monitorea la calidad del aire, los fuegos artificiales liberan partículas de combustión y gases, debido a todos sus componentes, que afectan el aire.


El Área Metropolitana del Valle de Aburrá aseguró que en el año 2020 hubo menos contaminación en el aire, ya que por las condiciones húmedas durante la alborada decembrina fue posible mitigar el impacto de la pólvora. Aun así, las mayores concentraciones de partículas PM2.5 “... se presentaron en el corregimiento de Altavista, en las comunas de Villa Hermosa, Santa Cruz y La Candelaria, en Medellín”, afirmó la entidad.


Tripulación y miembros de la Policía que atendieron el primer incidente con globo de diciembre de 2021 en San Cristóbal. Los bomberos deben lidiar con los gases producto de la combustión de los químicos de la pólvora y, ahora, con el mayor poder explosivo de los artefactos que se usan actualmente. Foto: DAGRD.


De igual forma, otros de los aspectos que afectan la calidad del aire son los incendios. Hemos visto casos de globos con pólvora que han causado este tipo de incidentes, el más reciente fue en San Cristóbal, cuando uno de estos cayó sobre un hogar geriátrico y originó un fuego que se logró controlar gracias a la rápida acción del cuerpo de Bomberos de Medellín, indicó el Dagrd. Sobre este tema, Andrés Manrique añade que: “De cuenta de los globos se han quemado industrias enteras, hemos tenido históricamente incendios… El año pasado, en la pista del Olaya Herrera, un globo cayó en el ala de un avioneta, se estaba incendiando”.


Cabe mencionar que los bomberos no solo están expuestos al humo tóxico de los incendios, sino que se exponen a otros riesgos que trae consigo la alborada. Morales contó que las personas cierran las calles y esto impide el desplazamiento de los vehículos de emergencia, poniendo en riesgo la atención de los casos. Además, “con el uso desmedido y exagerado de elementos de pirotecnia… hemos tenido casos, incluso, de compañeros que han estado atendiendo emergencias y son víctimas de la caída de voladores y de algunos objetos detonantes. Entonces, indiscutiblemente, para los bomberos de cualquier parte, la época de diciembre incrementa el riesgo para su seguridad”.


Finalmente, Morales considera que las campañas de concientización “deberían mostrar la realidad de lo que pasa con el uso de los elementos pirotécnicos detonantes; las amputaciones de los dedos de las manos, la muerte y la pérdida de mascotas, la afectación a la fauna… creo que deberían ser más crudas para que generen mayor impacto”. Esta podría ser la “carta final” para que cada diciembre, la pólvora no se vuelva más fuerte.


Este informe es parte del especial #LasHuellasDeLaPolvora , una colaboración de la Red Colombiana de Periodismo Universitario en Antioquia: Contexto, Universidad Pontificia Bolivariana - Medellín; Nexos, Universidad EAFIT; Norte Urbano, Uniminuto - Bello; Conexión Lasallista, Corporación Universitaria Lasallista; Sextante, Universidad Católica Luis Amigó.






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