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  • Alejandra Ceballos López /

Leer con todos los sentidos

El poder de las historias hace que haya muchas formas de leer, incluso para quienes no ven con sus ojos o no escuchan con sus oídos. Relatos que ilustran algunas formas de lo que se conoce como lectura accesible y que tuvieron espacio en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.

Medellín, 14 de septiembre de 2016. 8:00 de la noche.

Concierto experimental Paisajes sonoros

Comienza la función: “Advertimos que vamos a estar a oscuras totalmente, por lo tanto, las personas que por limitaciones físicas o psicológicas no puedan permanecer 40 minutos a oscuras, tal vez no podrán estar en la actividad”, dice el maestro de ceremonias antes de apagar las luces.


Se apagan las luces y de pronto la única utilidad de nuestros ojos es percibir un pequeño bombillo rojo, tal vez de una alarma o sensor, y un destello azul, un poco más grande, que permite ver la silueta de los objetos después de unos minutos en la oscuridad.


Alguien nota aquella pequeña luz que nos permite ver y la apaga. Ahora somos presos de nuestro cerebro. No podemos ver, escribir o hablar. Solo estamos ahí, quietos, en medio de las imágenes que nuestra mente va creando con cada uno de los sonidos que se escuchan en la sala.


Imposible no reconocer el metro, los chorros de agua, la gente hablando, la selva tropical, la motosierra o la lluvia. El cerebro viaja por el mundo mientras el cuerpo sigue inmóvil, en la misma silla del auditorio Aurita López.


De pronto, la mente se pierde, empieza a divagar entre pensamientos sueltos. Como cuando pasamos los ojos sobre las palabras sin leer, los oídos percibían los sonidos sin interpretarlos. Luego, un ruido fuerte capta nuestra atención y retornamos al viaje de los audios que nos llevan a nuevos mundos.


Una gotera de agua cae, tal vez en un charco; vuelve a caer, una y otra vez. Ahora hay un gran lodazal, algo se mueve dentro de él. Como una figura mitológica, algo emerge desde el fondo, un extraterrestre, un anfibio, un reptil, no se sabe. Tal vez otros vean algo diferente mientras escuchan.


La luz se enciende, la función ha terminado. El contenido Éter se prepara para la segunda función de la noche y el público sale rápidamente de la sala luego de que los ojos se adaptaran nuevamente a la luz.


Medellín, 14 de septiembre de 2016. 3:00 de la tarde.

Obras breves para gente brava


Bibliocirco de Comfenalco. Las personas ingresan por el costado izquierdo de la carpa, se acomodan en las graderías de aluminio y se sientan a esperar la siguiente actividad.

Muchos jóvenes y niños entran ayudados por sus guías o padres, que sirven de ojos para los que no ven.


Kevin se sienta en una esquina derecha de la primera fila y comienza a mover las manos para ubicarse en el espacio. Su madre, Sor, las toma y comienza a comunicarse en lenguaje de señas. Su piel es ahora su único contacto con el mundo exterior. Nació sordo y luego quedó ciego, así que necesita de un intérprete constante que le hable a través de la piel para no perderse en un mundo diseñado para los ojos y los oídos.


Hoy están aquí para hacer parte de la presentación de “Obras breves para gente brava”, una serie de 7 obras de teatro corto traducidas al braille, que serán interpretadas por personas con discapacidad visual mientras el público aparta los ojos de la escena tras un antifaz para dormir.


El espacio se llena con niños, jóvenes y ancianos que vinieron a conocer la literatura de manera divertida. La actividad es para todos. Como parte del día de la lectura accesible, hay intérpretes permanentes para las personas sordas y traducciones en braille para las invidentes.


Ya van 10 años en los que se reúnen niños, adultos y ancianos bajo la carpa roja con amarillo para disfrutar de cuentos, obras de teatro, shows circenses y horas de lectura.

Y tres años desde que Comfenalco se unió con la Alcaldía para dedicar un día entero a la población con diferentes discapacidades.


La luz se torna rojiza bajo la carpa mientras desde las 12 del día trascurren las actividades del Bibliocirco. Un baile del Comité de Rehabilitación, cuyas canciones son traducidas al lenguaje de señas para quien no las pueda escuchar; una obra del Colectivo Clown, para que los niños aprendan a reciclar; una serie de obras leídas en braille y Alicia buscando a su amigo Conejo, hicieron parte de las actividades del día, de las cuales se beneficiaron más de 500 personas con discapacidades sensoriales.


Al final del día, bajo las nubes de la noche, el proyector lanza un rayo de luz para proyectar Los colores de la montaña en la tarima SURA. Es una película en formato accesible, que no solo cuenta con subtítulos y un intérprete de señas en la pantalla, sino también con una voz que cuenta los hechos que se desarrollan en la pantalla.


Quienes no pueden ver con sus ojos, quienes no pueden escuchar con sus oídos, quienes tienen capacidades diversas, encontraron en la Fiesta del Libro y la Cultura un espacio para sentarse a leer con todos.




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