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  • Víctor Arroyave y Juliana Echeverry /

Son pilos con necesidades

Después de dos años, a pesar de haber previsto ciertas medidas para el bienestar de los “pilos”, las universidades aún se apuntan a nuevas modificaciones.

El programa “Ser Pilo Paga” (SPP), nació en el 2014 como una política pública que beneficia a jóvenes por su desempeño académico, es una opción que ofrece el Estado colombiano para que jóvenes del país estudien una carrera en universidades acreditadas. Según cifras del Ministerio de Educación Nacional (MEN), el SPP registró en su segunda versión, 1446 beneficiarios en el Departamento de Antioquia, es decir, el 12% del total de los 12.505 pilos del país. Es la entidad territorial con mayor número de beneficiarios después del Distrito capital.


Estos jóvenes que comienzan su formación profesional provienen de diferentes regiones y cuentan con situaciones socioeconómicas particulares que deben ser atendidas por las instituciones de educación superior que los acogen.


A pesar de ser buenos estudiantes, que demuestran un desarrollo especial en aspectos como la memoria1, cuentan con algunas necesidades, no solo académicas sino también sociales, que los obligan a enfrentar nuevos desafíos y a superarse para aprovechar la oportunidad que ofrece el Gobierno Nacional. Estas particularidades llevan a las universidades acreditadas a ofrecer programas de bienestar que ayuden a solventar las carencias que tiene la población del programa y que potencie las fortalezas con las que se destacaron durante la educación media.


Según el MEN las tres universidades que más recibieron beneficiarios del programa Ser Pilo Paga 2 en Medellín fueron: la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) con 687, la Universidad Eafit con 513 y la Universidad de Medellín (UdeM) con 492. En el ranking nacional de estudiantes pilos, estas tres instituciones ocupan el cuatro, el octavo y el onceavo puesto respectivamente.


Cada universidad desarrolló sus propios programas para recibir a los beneficiarios por quienes obtienen un dinero por parte del gobierno nacional. Foto: Comunicaciones y Relaciones Públicas UPB.


En la UPB se hace acompañamiento socioeconómico, académico y familiar mediante talleres de fortalecimiento de hábitos de estudio, tolerancia a la frustración, manejo de estrés y ansiedad, terapias individuales, subsidios, no cobro de derechos de admisión para el programa profesional, becas para cursos de segunda lengua, cursos para el desarrollo de competencias, asesorías en el proceso ante el Icetex, cursos nivelatorios y acompañamiento desde programas del Departamento de Permanencia.


Los talleres de fortalecimiento son programas de bienestar que no son exclusivos para los estudiantes de SPP, toda la comunidad académica puede acceder a ellos de acuerdo a sus necesidades. Ahora bien, se estima que el 60% y 70% de los que asisten son beneficiarios del SPP porque en varios casos los estudiantes no continúan con los resultados que obtenían en su colegio.


En cuanto a la Universidad de Medellín, desde el Departamento de Permanencia con Calidad se les ofrece a los “pilos” asesorías y monitorias académicas; además, del programa llamado Piloto que ayuda a los estudiantes que necesitan explicaciones personalizadas, asegura Carlos Augusto Yepes, Psicólogo de la Universidad. Este apoyo psicopedagógico incluye: mejoramiento del desempeño académico, razonamiento lógico, manejo de ansiedad y habilidades sociales.


Dado que no fue posible conseguir la información de la Universidad EAFIT, aunque se solicitó una entrevista al Departamento de Beneficios y compensación, se consultó su portal web sobre las ayudas para los estudiantes del SPP, allí los “pilos” pueden cursar el idioma inglés y acceder a libros para que adelanten sus estudios en un segundo idioma.


En cuanto a la preparación de las universidades para recibir a los “pilos” Alberto Uribe, ex rector de la Universidad de Antioquia, afirma que “al comienzo había mucha angustia, especialmente de las universidades privadas, respecto a las medidas que se tendrían que tomar para recibir a la población de Ser Pilo Paga, cosa que no sucede en la universidad pública. La preocupación central radicaba en las medidas y programas de bienestar que se debían implementar para esta población”.


Por otra parte, Moisés Wasserman, ex rector de la Universidad Nacional, sostiene que “el hecho de que estén acreditadas y que se de en ellas el fenómeno de las ‘sillas vacías’ ya son condiciones suficientes para responder. Tal vez, tienen que adoptar sistemas de acompañamiento más cuidadosos para asegurar permanencia y éxito”.



Según Margarita Gómez, asesora de Icetex en la Universidad de Medellín, hasta el momento cuatro jóvenes desertaron o no acudieron a los beneficios del programa por motivos personales, y once cambiaron de carrera. Sin embargo, de las demás no se pudo obtener cifras, a pesar de que fueron solicitadas.


UPB ha identificado que los pilos toman la elección de su carrera de manera apresurada por los plazos de la beca y, al no tener tiempo para asimilar lo que está pasando, eligen de manera pronta su profesión, lo que los lleva a una “reorientación vocacional”, según comenta personal de Bienestar Universitario. Asimismo, uno de los problemas es la adaptación a la vida universitaria que implica: la lejanía con la familia, la exigencia académica — se tienen identificadas las materias con las que tienen más dificultades, entre ellas, las relacionadas con ciencias básica —, el aumento de los niveles de frustración, porque “son estudiantes que vienen acostumbrados a buen desempeño académico y al llegar a la Universidad, baja”, asegura integrante de Bienestar Universitario.


La profesora Lina María Velásquez, jefe del Centro de Resolución de conflictos de la Universidad de Medellín, enuncia que frente a la orientación vocacional “los pilos tienen muy claro lo que quieren”, sin embargo, como ella misma lo atestigua estos estudiantes tienen necesidades económicas para lograr su objetivo académico, pero no tienen falencias en su rendimiento académico.


Por su parte, la Vicerrectora Académica de la UdeM, Luz Doris Bolívar, explica que las necesidades particulares son en temas de acompañamiento en su proceso académico para mejorar sus técnicas de estudio y adaptación sociocultural debido a que muchos provienen de otras regiones.


El impacto para las universidades


En la UPB, personal de Bienestar Universitario sostiene que es necesario aumentar la capacidad de respuesta debido a la demanda de los servicios con miras a “responder las necesidades de estos jóvenes” que en muchas ocasiones provienen de otras regiones con realidades que exigen una adaptación especial a la vida universitaria.


Para Carlos Augusto Yepes de la UdeM, “la institución no se puede poner a mover toda la maquinaria de la Universidad únicamente a favor de los pilos. Los tiene que incorporar dentro del normal funcionamiento de la misma”.


El impacto social para la institución, de acuerdo a la Vicerrectora Académica, es que les mejora la calidad académica del estudiante que ingresa, mereciendo un acompañamiento integral; además, “un examen que demuestra un nivel académico, no necesariamente nos dice que se tiene todo resuelto para ser un profesional”, afirma la Vicerrectora.


“Estamos procurando dar todo el bienestar, porque a veces rebasa el nivel para dar una asistencia personalizada. Estamos con este tipo de Plan Integral de Acompañamiento tratando que los muchachos se beneficien por los programas que se tienen desde Bienestar Universitario, por Permanencia con Calidad, por los auspicios económicos… estos auspicios no están porque nuestras becas sociales están concebidas para estudiantes, para ingresos y todo el asunto; pero, si ya llegaron becados, miraremos en ese sondeo de necesidades otro tipo de acompañamiento”, enuncia la Vicerrectora Académica.


Juan Luis Mejía, Rector de la Universidad EAFIT, afirma que el impacto social para la institución es que “enriquecen la universidad enormemente”, pues, el hecho de convivir con otras culturas trae más diversidad a la Universidad. En cuanto al impacto económico, él mismo asegura que “por un lado se obtienen recursos por los pilos, y por otro también se les invierte”. Se ha tenido que aumentar los presupuestos en 100 millones de pesos especialmente para la alimentación, transporte, material educativo e inglés.


La magnitud del programa y las condiciones específicas de esta población tomó por sorpresa a los beneficiarios y a las instituciones, algunas no tuvieron tiempo suficiente para prepararse para recibir a la primera cohorte de este programa del Gobierno; no obstante, gracias a las opciones de Bienestar Universitario o Permanencia, los estudiantes del programa encontraron actividades que les sirvieron para su adaptación social y académica.


Las universidades en Colombia no son ajenas a las problemáticas sociales que afronta el país, por ello, a pesar del rendimiento académico con el que son recibidos los pilos, están expuestos a nuevas situaciones complejas que pueden comprometer su rendimiento académico y, por ello, acarrear todas las consecuencias que de allí se derivan.




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