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  • Daniela Morales Álvarez /

En la virtualidad, nuevos desafíos laborales

La virtualidad no funciona igual en todos los sectores económicos. Este recorrido muestra contrastes en su aplicación en sectores como el educativo respecto de otros sectores como la publicidad. Datos que revelan lo que implica el nuevo lugar que tienen las tecnologías digitales como apoyo a la producción y testimonios sobre los cambios de las rutinas de trabajo.


La tecnología se ha encargado de desaparecer diversas barreras y configurar un “espacio” para todos, al facilitar la información y rapidez de la comunicación. Durante el confinamiento, en diversos ámbitos pasó de ser cuestionada y desdeñada, a cobrar un nuevo valor como elemento de apoyo a las actividades humanas.


Más de 180 países están atravesando una emergencia sanitaria de impactos sin precedentes. La situación atípica producida por el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que produce (COVID-19), ha traído consecuencias que influyen en las actividades cotidianas en todo el mundo. El sector productivo, la economía, el sector de la salud, los colegios y universidades, el ámbito laboral y los eventos sociales, entre otros, se han visto afectados y obligados a acatar los protocolos que han dictado los gobiernos con el fin de combatir la pandemia. En el caso de Colombia, el presidente Iván Duque decretó el Aislamiento Preventivo Obligatorio con 34 excepciones, de las cuales se excluyen cerca de 6 millones de personas que actualmente trabajan desde casa.


De acuerdo con esto, el Gobierno Nacional invitó a implementar el teletrabajo y el uso de herramientas virtuales como una alternativa durante el confinamiento, pues no implica aglomeración de personas ni interacciones presenciales, lo que ayuda a evitar la exposición al virus. Estas medidas se han convertido en un reto para continuar con la rutina a la que están acostumbrados miles de colombianos.


Virtualidad y aprendizaje: ¿compatibles?


Los colegios y universidades están realizando sus clases virtualmente con la ayuda de diferentes plataformas digitales, lo que ha limitado el aprendizaje, la interacción y las diferentes actividades que se hacían en esos espacios a una reunión por videollamada.


Esta metodología de trabajo ha traído ventajas y desventajas; y estas últimas engloban factores como la falta de capacitación de los docentes y estudiantes, la diferencia de condiciones por falta de recursos, además de que las plataformas suelen colapsar por la congestión de la red.


Yurby Álvarez, profesional en Microbiología y docente de la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña, hace énfasis en el compromiso que tiene como trabajadora de la educación para hacer llegar el conocimiento a sus estudiantes de la manera más clara y precisa. “El mayor reto ha sido tratar de mantener activos a los estudiantes en el momento de las clases virtuales y mantener el contacto directo con ellos a través de todas las herramientas que tenemos. Otra dificultad ha sido la desigualdad de condiciones que encuentro en mis estudiantes ya que no todos tienen acceso a un computador o a conexión de internet. Yo tengo grupos de 22 estudiantes y alcanzo a conectarme máximo con 7 u 8 por clase”, dice la docente.


Asimismo, los estudiantes también han compartido sus pensamientos y experiencias respecto a la modalidad virtual. El tema de las clases virtuales es algo con lo que no todos están familiarizados, por lo que llevar este proceso ha presentado varios inconvenientes.


“Aprender por medio de una clase virtual no se compara con la presencialidad ni con la interacción entre las personas”, cuenta Johan Achury, estudiante de Derecho de la Universidad de Antioquia. De igual modo, el joven comenta que el cambio de entorno —de un aula a un lugar en la casa— también influye en el aprendizaje, puesto que a veces en el hogar se pueden presentar distracciones que interfieren en la explicación de algún tema. Además, laboratorios o actividades al aire libre que, como parte importante de la formación académica se hacían dentro de las instituciones educativas, no se han podido practicar.


El trabajo virtual varía sus dinámicas según el sector productivo al que corresponda. Foto: Daniela Morales.


El teletrabajo: ¿eficiencia o una pérdida de tiempo?


El mercado laboral también se ha visto sometido a los cambios repentinos en las rutinas. Según el Ministerio de Trabajo, más de 100 empresas protegieron el empleo de 41 871 colombianos, utilizando diferentes estrategias en medio de la cuarentena como el trabajo en casa, teletrabajo, garantía y restablecimiento de contratos laborales, vacaciones anuales o anticipadas, jornadas flexibles, aseguramiento de un mínimo vital, entre otros.


Es complicado determinar si el uso de los dispositivos digitales y los servicios que ofrece la virtualidad han repercutido de manera completamente positiva o por el contrario han traído consecuencias negativas sobre los deberes laborales, porque cada caso es particular. Para muchos, el trabajo remoto ofrece más beneficios, como el ahorro de tiempo y dinero que antes se perdía en el desplazamiento hacia los lugares de trabajo.


Por ejemplo, Juan David Cardona, Publicista y Community Manager de la agencia DDB Colombia, afirma que la pandemia y las medidas tomadas para laborar en la cuarentena no lo afectan porque está a “una llamada, un mensaje de WhatsApp o un correo electrónico de distancia”.


No obstante, para otras personas esta opción ha resultado tediosa y poco eficiente, incluso por las mismas razones que otros consideran como ventaja. El espacio en la casa no es el apropiado para realizar las tareas, la interacción personal se hace necesaria, la conectividad a veces tiende a ser lenta y la comunicación no se logra efectivamente. Martha Liliana Álvarez, profesional del Grupo de Asistencia Técnica del ICBF Norte de Santander, a pesar de haberse adaptado a esta nueva modalidad, encuentra ciertos factores que impiden que el trabajo desde casa sea reconfortante. “Se nos olvida muchas veces hacer las pausas activas que en la oficina uno tenía. Estamos terminando una reunión cuando ya empezó la otra. Ya no miramos horarios, se hacen las 8 de la noche y seguimos trabajando”.


Una alternativa no tan viable


Mientras unos pueden hacer home office, a otros se les hace imposible, como ocurre con los trabajadores vinculados a actividades del sector salud, cadena de producción y comercialización de bienes básicos, servicio público, el sistema financiero y seguridad, entre otros encargados de actividades esenciales.


“Aquí los que hacen teletrabajo son las personas que no atienden al público, los del centro de operaciones que son los que verifican créditos, algunos están en teletrabajo, lo que es la parte jurídica está en teletrabajo. Es por secciones. Pero realmente los que tenemos atención al público no”, comenta Beatriz López, Asesora Comercial de la Cooperativa financiera Cotrafa, quien desde que empezó la cuarentena no ha dejado de dirigirse a su oficina para trabajar, —a veces bajo horarios flexibles— en la sede Avenida Oriental de Medellín.


La cuarentena inteligente


Desde el pasado 27 de abril, se han sumado 12.000 empresas del sector de la construcción y la manufactura que empezaron a laborar bajo estrictos protocolos de seguridad, con el fin de reactivar la economía del país.


A partir del 11 de mayo comenzaron a operar otros sectores de la manufactura relacionados con muebles, vehículos, maquinaría, papelerías, librerías y algunos sectores del comercio al por mayor, entre otros. José Manuel Restrepo, Ministro de Comercio, Industria y Turismo, resaltó que, si bien el Gobierno Nacional da el permiso y las instrucciones para reiniciar estas actividades, son los gobernantes locales quienes “tienen la llave de la gradualidad” y pueden indicar cómo se va dando el proceso ya que conocen el contexto de su realidad.


Los gobernantes tienen indudablemente una gran responsabilidad en sus manos en estos momentos de incertidumbre. La coyuntura del COVID-19 los ha obligado a actuar al paso acelerado con el que va el virus y a tomar decisiones convenientes para garantizar la protección del pueblo colombiano. La virtualidad tiene sus beneficios y sus complicaciones; hay personas que están familiarizadas y para otros quizá es difícil de manejar, pero por ahora la mejor opción es adaptarse y hacer uso de ella tanto para clases como trabajo remoto, quienes puedan, y respetar las instrucciones del aislamiento.

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