SANTA FE: DE ZOOLÓGICO A PARQUE DE LA CONSERVACIÓN
- Contexto UPB
- 2 jun 2021
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Valeria Trujillo Arenas / valeria.trujillo@upb.edu.co
“Siempre me pregunto qué pasa, por qué este animal está acá y es importante que todo el mundo lo entienda... a ninguno de nosotros nos gustaba ver la fauna cautiva. Ahora, eso no significa que esta no cumpla una función”. Hace poco más de un año Jorge Aubad Echeverri se reunió con la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín para discutir el rumbo que le darían al antiguo Zoológico de Santa Fe; el resultado fue un cambio profundo y estructural que involucraría más que el nombre del lugar y era una necesidad para la ciudad, los animales y el equipo del establecimiento.
Darwin Ruiz Murcia lleva 9 años trabajando en el antiguo zoológico. Es zootecnista y se desempeña en el área nutricional del Parque: sabe qué deben comer los animales, cómo y cuándo; además, lidera el área de Investigación y Proyectos, nueva unidad encaminada con la reciente filosofía del lugar.
Hace 2 años había decidido irse del Zoológico Santa Fe; no veía venir el cambio que él creía necesario, pero antes de tomar una decisión definitiva, se reunió con el nuevo director. “Yo había optado por dar un paso al costado, después conocí el proyecto y me motivó mucho...yo dije: ‘sí, quiero ser parte de eso’, tomé la decisión de volver y estoy feliz porque va con la necesidad que yo tengo para mi vida”, recuerda Darwin.
“Somos muy ambiciosos, tenemos muchos sueños, estamos convencidos de que llegaremos a ello. El parque sabe para dónde va”. Jorge Aubad Echeverri.
Una parte fundamental del cambio en el Parque de la Conservación, se relaciona con la modificación de los hábitats de los animales en cautiverio; no solo se busca ampliarlos, sino que los recintos estén hechos bajo estándares clave de bienestar animal.
Las decisiones se toman teniendo en cuenta la voz y voto de todos los miembros. Darwin Ruiz ve un cambio de una estructura piramidal a una circular, donde se decide conjuntamente en los comités en los que participan representantes de las diferentes áreas.

Hábitat del oso de anteojos. Se encuentra en proceso de ampliación. Según el Parque, se han logrado 6 nacimientos de esta especie en el recinto. Foto por Valeria Trujillo Arenas.
El nacimiento de un zoológico
El Concejo de Medellín guarda la historia del Zoológico de Santa Fe, fundado el 11 de marzo de 1960, después de que Mercedes Sierra de Pérez donara en 1951 su hacienda a la Sociedad de Mejoras Públicas, si esta se comprometía a conservar la casa principal como un museo y a que el resto del terreno fuera un parque recreativo.
Darwin Ruiz recuerda que, en el antiguo zoológico, se hacía un trabajo de conservación, pero no en la magnitud actual, que involucra directamente a los ciudadanos en las dinámicas de la naturaleza y lleva a la gente a comprender que sus acciones afectan directamente la fauna y flora.
En vallas por todo el parque los visitantes encuentran información valiosa para comprender la función del espacio, el animal que están contemplando, la biohistoria (por qué el animal está allí), la problemática que amenaza la especie, su distribución y lo más importante: qué podemos hacer para conservarla.
Conservar las especies depende de todos

Jorge Aubad hace un énfasis en lo riesgoso que es traer especies invasoras que desequilibran todo un ecosistema, como actualmente se vive en el Magdalena con los hipopótamos. Una situación como esta puede traer consecuencias fatales para el ser humano u otras especies, pues cada una tiene sus propias enfermedades y el contacto indiscriminado puede conducir a situaciones como la transmisión del SARS-CoV-2 u otras enfermedades zoonóticas.
<< Gracias a la información de las vallas del Parque, sabemos que estas guacamayas fueron remitidas por la autoridad ambiental, víctimas del tráfico de fauna. También conocemos el nombre de las 5 variaciones de la especie. Foto por Valeria Trujillo Arenas.
Otra situación es el tráfico de fauna. La mayoría de los animales que se encuentran en el Parque de la Conservación han sido víctimas de este delito.
Silvia Pezzetta, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, escribe en su artículo, La disputa sobre los derechos de los demás animales: El caso del zoológico de la ciudad de Buenos Aires (Argentina) que: “Para los animales salvajes, la vida en un zoológico nunca podrá satisfacer sus necesidades porque su característica fundamental es que viven sus vidas sin necesidad de la asistencia humana”.
Por ello, el Parque de la Conservación proyecta un trabajo también fuera de sus muros: “Nuestra filosofía es hacer investigación para poder salvar animales que están en peligro de extinción, hacer conservación y no solamente a nivel de fauna sino también ecosistémico y, por encima de eso, tener un muy buen bienestar animal de los individuos que están aquí y que seguramente van a continuar con nuestro programa de conservación”, explica Darwin Ruiz.
El zootecnista Darwin Ruiz resalta que en el país se han hecho varios proyectos de conservación ex situ como el Plan Nacional para la Conservación del Cóndor Andino. Al respecto, Ruiz aclara: “No vale de nada que yo esté reproduciendo cóndores si finalmente los voy a liberar y no sé si van a sobrevivir, de qué se van a alimentar... es súper importante desarrollar estrategias in situ, allá donde el animal pertenece para saber cómo es la ecología, las dinámicas poblacionales, las amenazas que tienen, si tienen espacio para vivir, animales para reproducirse”, afirma el zootecnista del Parque.
El director Jorge Aubad también señala su compromiso con esta propuesta de trabajar por fuera del Parque; decidió que todo el conocimiento que se ha generado puertas adentro gracias a muchos años de manejo de fauna silvestre se debía poner al servicio de la conservación más allá de las hectáreas que pertenecen al Parque.
A mediano plazo, otra de las metas es la creación de otras sedes que fortalezcan los programas de conservación, como cuando se presenta la necesidad de llevar a ciertos individuos a un lugar más tranquilo, fuera de la vista del público para su monitoreo.

La biohistoria que permite ver la valla en el recinto del león y la leona, deja saber que este ejemplar fue incautado en 2010 por las autoridades en el Bajo Cauca antioqueño. Foto por Valeria Trujillo Arenas.
¿Y la liberación de los animales en cautiverio?
“Las normas no deben decir qué tanto dolor podemos administrar a un animal, ni las dimensiones del lugar de encierro, el material del que estará hecho su infierno o cuán largas habrán de ser las cadenas. Por el contrario, el derecho debe ser la herramienta concreta que finalice esa situación de subyugación, pues el reconocimiento de una dignidad que está presente también en los animales debería llevarnos a una autolimitación de la libertad en favor de su integridad y de su vida”, afirma Juan Camilo Rúa Serna, abogado de la Universidad de Antioquia en su artículo Liberar un ruiseñor: una teoría de los derechos para los animales desde el enfoque abolicionista.

Frente a lo anterior y los demás interrogantes sobre la liberación de los animales que están en cautiverio, el zootecnista del Parque de la Conservación considera que esto tiene muchísimos limitantes por el mismo estado de los animales.
El dragón barbudo se comercia como animal de compañía. El problema tiende a aumentar, estimulado por el cine, la televisión y las redes sociales. Foto por Valeria Trujillo Arenas. >>
Darwin Ruiz explica que todos los animales que han estado en zoológicos o bioparques han generado una impronta, es decir, se han acostumbrado a sus cuidadores, a las personas, al público.
“Es crear como un vínculo donde el animal ya no ve al humano como una amenaza y va a huir, sino que lo buscará porque es quien lo alimenta y lo cuida, es difícil liberar un animal en estas condiciones porque pueden ocurrir accidentes”, indica el zootecnista.
Según Ruiz, el acondicionamiento que se hace con los animales busca su bienestar; en los procedimientos médicos, anteriormente se tenía que capturar al animal a la fuerza, anestesiarlo. Hoy, el acondicionamiento en que se premia al animal, se pueden tomar muestras o hacer una curación o revisión en algunos casos
En su artículo El futuro de los zoológicos del siglo XXI. Una propuesta para tiempos de extinción, José Miguel Esteban y Armando Martell, citan el plantemiento del filósofo ambiental a Jozef Keulartz, según la cual el fin de toda cautividad animal “equivale a resignarse a la extinción antropogénica de especies”.
“Seguramente ningún animal del Parque se va a poder liberar porque es muy complicado por la serie de comportamientos que ya han adquirido, hay animales que llevan 30 40 años acá. No sería responsable por parte de nosotros ni de la autoridad ambiental hacer ese tipo de liberaciones”, Darwin Ruiz.
La autoridad ambiental es quien gestiona las liberaciones de los animales en cautiverio, no el Parque pues los animales están encargados de su tenencia y cuidado; no son propiedad y, en algunos casos, sirven como reproductores para que sus hijos puedan ser posteriormente liberados y ayuden a aumentar la población de sus especies.
“Nosotros nos encargamos del bienestar, le decimos a la comunidad por qué ese animal está ahí, cómo llegó y eso es lo importante, porque hay animales que no pueden ser devueltos a su medio natural y no es culpa nuestra ni de las autoridades sino de una cultura que no ha sabido convivir con su entorno natural y ha retenido estos animales y después estos tienen una serie de traumas y enfermedades que no les permite ser liberados, no podrían sobrevivir, no saben convivir con miembros de la propia especie”, afirma Jorge Aubad Echeverri.
La tarea de educar

La sensación de que el zoológico necesitaba una transformación drástica la sentían los miembros del Parque. Estos cambios implicaban un público con la misma disposición. Aunque el director del Parque de la Conservación esperaba un poco más de resistencia, considera que la acogida de las novedades ha sido buena entre los visitantes e incluso algunas organizaciones animalistas.
<< Ejemplar de iguanidae o iguana, se encuentra en casi todo el Parque deambulando. Foto por Valeria Trujillo Arenas.
Darwin Ruiz apunta que todavía hay personas que intentan tocar a los animales; hablan de un zoológico, no de un Parque, creen que los animales deben hacer un show, les tiran comida, golpean los vidrios, a pesar de lo letreros que prohíben hacerlo; hay quienes pasan de largo y solo se deslumbran con la presencia del animal. Según Ruiz, son cada vez más las personas que leen con detenimiento e incluso preguntan por detalles.
“El Parque no es para todo el mundo sino para aquellos que quieran disfrutar realmente de la naturaleza, la biodiversidad y entiendan que hay una problemática en la que estamos todos trabajando. No es un circo y es importante definir ese público el cual queremos que sea cada vez más amplio”, considera Jorge Aubad.
El Parque tiene convenios con universidades para las pasantías en diferentes áreas como veterinaria, biología, nutrición e incluso comunicación; sin embargo, espacios como los voluntariados aún no serán posibles ya que hay muchas restricciones a nivel legal por la existencia de riesgos, las condiciones y conocimientos del voluntario para el manejo de fauna, entre otras circunstancias.
No obstante, la gran meta es consolidar este espacio como símbolo del compromiso que debe tener la comunidad en contra de la comercialización de la fauna silvestre. Por ello, la prioridad es la mejora de las instalaciones, para lo cual la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, como autoridad ambiental en la ciudad, han hecho aportes significativos.
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