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Mi otro yo: la cultura Drag en Medellín

“Somos seres humanos y hacemos arte para sobrevivir en una ciudad como Medellín y en un país como Colombia”.

Juan Camilo Hoyos, activista de los derechos LGTBIQ+

Sara López (sara.lopezs@upb.edu.co), Isabella García (isabella.garciap@upb.edu.co) y Estefanía Restrepo (estefania.restrepoa@upb.edu.co)

Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, rosado, son las luces que se alzan sobre la Vía Primavera cerca al Parque Lleras de Medellín, iluminando la entrada a un lugar que promete fantasía y en donde las personas pueden expresarse libremente sin sentirse juzgadas.

Tras subir las coloridas escaleras, da la bienvenida una pintura en la que, sobre un fondo de animal print rosado con morado, se dibuja un arcoíris saliendo de unas piernas con tacones rojos y medias de malla, sobre estas el nombre “Chiquita” un café bar inigualable, icono de la cultura Drag en Medellín.

Terraza Bar Chiquita, 27 de enero de 2021, foto tomada de: https://www.instagram.com/p/CKkS3ycDmWN/

Llama la atención desde la entrada, el techo en mirella dorada, las paredes cubiertas en estampados de leopardo y decoradas con estatuas poco convencionales de perras, cebras, zorras y cisnes en ropa interior dentro de corazones gigantes y brillantes. Peluche, más brillo y animal print recubriendo cada centímetro del bar. Al fondo, la tarima dispuesta para las mágicas drag queens, encargadas de hacer realidad la fantasía con sus shows, talentos, vestuarios y maquillajes.

Siendo las seis de la tarde de un jueves se comienzan a preparar para darle inicio al show en Bar Chiquita; empezando por cubrirse las cejas para dibujar unas nuevas, seguir con el maquillaje del rostro y luego volver a los ojos para agregarles color y drama. Escoger el vestuario, que muchas veces es diseñado y confeccionado por ellas mismas, añadir accesorios y ponerse los tacones, unos stilettos de entre unos 10 y 12 centímetros, es parte de su proceso en el que todo cambia: el rostro, la voz y la expresión corporal. El resultado: más poder y confianza en sí mismas.

El presentador de la noche sube al escenario y comienza el show.

—Buenas noches para todos, todas y todes, bienvenidos a una noche más de fantasía en Bar Chiquita, el día de hoy contaremos con la presencia de tres maravillosas Drag Queens. Para empezar, con ustedes Gretha White interpretando “Welcome to Burlesque”, de Cher.

Baja Gretha por la escalera en espiral, los reflectores la siguen, comienza a dramatizar la canción. Sus movimientos reflejan poder, drama, seguridad. Sus labios, al son perfecto de la letra, crean la ilusión de que Gretha es ahora Cher.

Show a little more

Show a little less

Add a little smoke

Welcome to Burlesque...

Para Walter, comenzar a ser Gretha surgió como un accidente hace tres años y cuatro meses atrás, pues iba a una fiesta de Halloween en Chiquita, para la que se quería hacer drag, pero la forma en que la gente la recibió fue tan exitosa que no pudo dejar de hacerlo y así este pequeño accidente le permitió descubrir su esencia, se convirtió en el marica que siempre quiso ser, rompió esos estereotipos que tenía en la cabeza y logró ver el mundo mucho más grande de lo que es.

En este punto de su carrera, ver a Gretha es una gran inversión, su tarifa está entre 350 mil a un millón de pesos. Ser drag se ha convertido en su principal fuente de ingreso, pero no todo es fantasía de colores y diversión. Para ser reconocida como lo es hoy ha tenido que destinar esfuerzo, tiempo y dinero. Sobre todo, este último. Ser drag es algo costoso: una peluca vale cerca de cien mil pesos o unos zapatos valen como mínimo cincuenta mil. En la vestimenta se puede gastar más de ciento cincuenta mil pesos en los materiales, aunque como es diseñador de modas, él mismo los crea por completo, y en maquillaje ha gastado cerca de seiscientos mil pesos. Además, estar trepada no solo cuesta en plata, sino también esfuerzo físico.


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La palabra DRAG viene del acrónimo Dressed  As  Girl y  Queen  viene de reina, en inglés. Es un acto artístico performático, donde los personajes son creados y  representados de manera exagerada.

Históricamente, ha existido  el drag queen, el origen de este arte está vinculado con espectáculos satíricos de la época victoriana,  burlesque, en la que drag  (arrastrar en inglés) hacía referencia a las faldas y vestidos largos que usaban los actores masculinos, en épocas en que las mujeres no podían desarrollar diversos roles en la sociedad debido a la cultura patriarcal, por lo que hombres hacían los papeles masculinos y femeninos en las obras de teatro.

Juan Camilo Hoyos Muñoz ha sido activista de los derechos LGTBIQ+ por más de nueve años, es artista drag queen, locutor, estudiante de comunicación social y periodismo en la Universidad Uniminuto y trabajador del proyecto de salud en atención para pacientes con VIH, tuberculosis y COVID para la ciudad de Medellín y el Área Metropolitana. Él cuenta y aclara no solo términos, sino también la transición histórica de la cultura drag.

“Los drag queen son una movilización social y política en una expresión un poco más extravagantes, existe desde 1850, cuando los hombres personificaban a las mujeres, ya que las mujeres no podían entrar al teatro, ni pisar las tablas del teatro, por ello entre los hombres las personificaban. El drag permite no hacer una burla por la mujer, si no permite que se llegue al lado social de cualquier comunidad, a cualquier territorio y sobre todo, siempre que se respete esa lucha por toda nuestra sigla poblacional (sic)”.

Juan Camilo Hoyos en el paro contra la reforma tributaria de Colombia 2021, foto tomada de https://www.instagram.com/p/CO4TLwOF8ND/

Poco o nada tiene que ver con la identidad de género o sexualidad  de una persona, puede ser un hombre heterosexual, homosexual, bisexual. Su objetivo va más allá, busca generar un impacto social, cultural, educativo y enviar un mensaje de diversidad.

En la personificación femenina, el maquillaje no lo es todo, la actitud y los gestos faciales y corporales no se logran de la noche a la mañana, nadie más que ellos saben lo que significa subirse a un escenario, dar un espectáculo transformados completamente y la gloria momentánea de ser visto o admirado. Pero al final de estas transformaciones ¿un drag se siente hombre o mujer? La psicóloga Diana María Osorio, experta en psicología de género asegura: “La sexualidad de un drag queen sobre el escenario es icónica, casi igual que un travesti puede presentarse una expresión de transexualidad que se manifiesta a través del disfraz. Un drag queen puede ser un hombre homosexual, bisexual o heterosexual, que simplemente crea y se expresa a través de un personaje que presenta ante la sociedad.”

Además, Hoyos Muñoz hace un preciso énfasis en que “Un drag se trasviste, sí, porque se transforma para llegar a ese personaje, más no quiere decir que soy gay, lesbiana o travesti…Desde el lado propositivo, es superimportante porque los niños, las niñas, se sorprenden; los jóvenes, los adolescentes, los papás, las mamás, el adulto mayor, gente y personas que reconocen que realmente nosotros estamos haciendo un sinfín de cambios sociales a la transformación desde la educación, esa misma pedagogía del amor y esa misma pedagogía con la empatía social (sic)”.

La respuesta comunitaria lo positivo del VIH, Juan Camilo Hoyos, foto tomada de https://www.instagram.com/p/CIRoF2dlNRg/

La preparación para  treparse a  su personaje es todo un ritual basado en un proceso creativo  que implica inspiración.  Myth  la encuentra en la comida, en un buen tinto, en un espacio agradable rodeado por sus brochas, música y buena iluminación. Una vez consagra su tiempo a sentirse cómodo,  descarga su imaginación en un papel y crea su próximo  look de drag.  Myth  empezó siendo un personaj e que exageraba sus facetas y sus atributos corporales, pero con el tiempo y la experiencia ha empezado a pulirse. Sus trajes son mandados a hacer para cada ocasión, comprados o intervenidos por él mismo; e  indica que todo su mundo drag  queen  está basado en la recursividad y creatividad.

El 5 de abril del 2018, Mitchael Steven Velásquez despertó en la madrugada  queriendo convertirse en una persona diferente   y transformar su aspecto en alguien totalmente nuevo. Sacó sus brochas de maquillaje y algunos productos para empezar a hacer de su piel un lienzo que lo llevarían a dejar huella en muchos escenarios; y guardó la fecha en lo más profundo de su corazón. Noches después de treparse  por primera vez, decidió crear su personaje  Myth, que es  la simplificación de su nombre, y que en inglés significa mito; encantado con esa definición entendió que estaba en este mundo para impactar vidas. 

—Empecé a hacer parte de la cultura Drag una noche del 2018, le tengo mucho aprecio porque fue una fecha en la que decidí personificar a Myth en mi habitación y poco a poco me fui adentrando en eventualidades de ciudad de las mesas diversas. La primera que me abrió las puertas fue la mesa diversa de la Comuna 4 que me invitó a hacer parte de un show/certamen; lo que me dio ánimo para participar de proyectos hasta ahorita que me he estado manteniendo vigente.

Como él existen muchos otros que transformaron sus vidas al empezar a hacer parte de este mundo. Agattha, burda, exagerada y extravagante, como ella se describe, se caracteriza por desorbitar con su belleza, sus uñas largas, sus voluptuosas partes que sobre salen, enmarcadas por los brillantes y largos trajes que usa al momento de treparse.   Desde muy pequeña vio la luz de la felicidad, gracias al programa RuPaul's Drag Race, un programa con un formato dinámico en el que sus participantes Drags se enfrentan una serie de desafíos, guiados y aconsejados por RuPaul. Agattha  encontró en este programa un escape para sus momentos de ansiedad y depresión, y cuenta que cambió los antidepresivos por pelucas, tacones y maquillaje. Valora mucho su proceso que  inició  hace más de dos años y que cade vez a nivel estético y artístico perfecciona su personaje.

“Pelucas, tacones, maquillaje, escarcha, colores, es un mundo fantástico, pero también es un mundo en el que se necesita el apoyo de los y las mamás y papás, hermanos, hermanas, familias, colegios, el mundo, para que realmente reconozca el arte en el que existen. Que seamos valorados y valoradas, es importante que se reconozca el arte y aquellos artistas que están detrás de todo este sin fin de cosas importantes porque tenemos una vida, somos seres humanos y hacemos arte para sobrevivir en una ciudad como Medellín y en un país como Colombia”, añadió Juan Camilo.

Cada uno de estos personajes creados ha tenido que pasar por un proceso de aceptación familiar, social e incluso personal. Como lo describe  Myth, nacer como drag en la habitación es fácil, lo difícil es salir y crecer en el mundo real. Para él fue un proceso lleno de amor y aceptación por parte de su familia, porque sus padres ya conocían su orientación sexual y su trabajo artístico en el mundo del teatro.

Sin embargo, no todos cuentan con la fortuna de surgir de manera tan sencilla . Daniel Múnera, quien encarna a  Kholette Sky drag, tuvo que manejar el  shock de su  familia,  e l de su círculo social y el propio,  al verse tan maquillado  frente a l espejo . Daniel hizo un trabajo cauteloso que constó de explicarles a sus papás que no iba a empezar a hacer una transición para convertirse en una chica trans, sino que iba a incursionar en grupos de performances  creadores de  personajes, y afortunadamente, los padres de Daniel adoptaron a  Kholette como otro miembro de su familia, y según explica, se llena de alegría al saber que se puede trepar y destrepar  cómodamente en su casa. 

Ahora, Myth no solo se ha tomado escenarios y ha destacado con sus espectáculos, sino que gracias a la transformación a sus personajes drag que les permite la liberación y el empoderamiento de sus capacidades, lograron que varios performances drags se tomaran las protestas en apoyo al paro nacional.

—En esta fotografía, quise representar una pureza... la marcha pacífica por medio del trepe. Mi performance este día fue caminar y hacer parte de la marcha con todo el respeto del caso, y ver lo bonito del acompañamiento de los demás... Ni siquiera tuvimos que gritar porque para todas las personas que estaban marchando como nosotras, nuestra presencia decía más que mil palabras.

Myth Drag y sus hermanas drags en el paro contra la reforma tirbutaria de Colombia 2021, foto tomada de https://www.facebook.com/photo?fbid=287437936222151&set=a.127362552229691

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La necesidad de crear un espacio para Drag Queens hizo que, en 2016, Juan Jiménez y su grupo de fundadores crearan Oh My drag, un lugar para que la gente pueda ir a expresarse libremente, disfrutar de este entretenimiento y romper los paradigmas que se tienen de los drags. Estos eventos han tenido una gran acogida por parte del público local, estos buscan reunir a los amantes del Drag y mostrar un espectáculo con artistas locales e internacionales. Sus inicios se remontan al año 2016 en pequeños eventos realizados en Bogotá, que permitieron ganar terreno a nivel local y trasladar el espectáculo a diferentes partes del país. Sus promotores preparan con anticipación los eventos mediante un proceso organizado y priorizan la difusión del evento por medio de las redes sociales.

Antes era extraño ver a un Drag queen de fiesta, las calles de Medellín estaban llenas de susurros sobre los transformistas, quienes individualmente eran más vulnerables a las miradas reprobatorias, de asco, homofobia y confusión.

El 18 de febrero del 2017, la discoteca Alta Gama, ubicada junto al Parque Lleras, estuvo con su aforo al máximo, unas 400 personas permanecieron en la fiesta hasta las cuatro de la mañana. Esa noche hubo una docena de performances que buscaban una cultura drag en la ciudad, fue allí cuando afloró el primer colectivo de cultura drag queen en la capital antioqueña. Una imagen positiva para la ciudad, en donde se vivificaba el ambiente drag.

Dalphi D’Bones, Bárbara Queen, Jano Von Skorpio, Juli Santa Putricia, Megan Way, Dalila Velvet, Ciara Queen, foto tomada de https://www.instagram.com/culturadragmed/?hl=es-la

“Somos doce discípulos, pero maricas y trepados, brincando de pronombre y género”, así lo define Jano Von Skorpio o Juan Esteban Velásquez, el líder de este colectivo.


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Cada drag tiene un discurso diferente y lo expresa a través de su personaje con un toque de humor y sarcasmo, pero ante la sociedad todos los discursos son los mismos: la libre expresión y ser fuente de inspiración.

Este  movimiento  tiene muchos aspectos desde los cuales se promueven  unos  valores  en específico, en el caso de Juan Camilo  por una situación en particular:

—Yo promuevo la cultura drag desde el respeto, desde la pedagogía del amor, desde el impacto de la resiliencia, y hago esto es porque cuando tenía catorce años me dieron un disparo por ser homosexual y por hoy llevar el color o los colores de mi bandera. El orgullo del arte por mi población permite que se genere un movimiento de conciencia social y política en revolución, pero una revolución pacífica.

Y a lo anterior se suma que palabra empoderamiento es el lazo que une esta cultura diversa  y llena de  conocimiento, incluso se asocia la palabra puta como una de las más significativas valiosas e importantes,  tanto como para saber que para ser drag  queen no se necesita más que un por qué y un para qué que te catapulte a la cima. 

—La palabra empoderamiento es tener la valentía, como digo yo en muchas de mis presentaciones, que vivo en las putas porque es que puta no es una palabra que tendría que ser peyorativa, la palabra puta es valiente que se enfrenta, que se empodera a ese mismo rechazo. Nadie tiene que tener unas características como tal para ser drag, todos y todas pueden ser drag queen desde el arte de la expresión social, sólo que para llegar a ser un drag queen tenemos que tener ese por qué y el para qué de estar en el mundo desde esa misma extravagancia, de esa misma personificación para poder impactar al mundo y dar sí o sí una lucha de más de cincuenta años por el movimiento histórico mundial de lo que somos como lesbianas, gays, bisexuales, trans, inter y queen.

Las personas pertenecientes al arte drag queen han roto estereotipos impuestos por las sociedades alrededor del mundo. Este nuevo lenguaje empleado por ellos busca lograr el reconocimiento artístico de las personas que los observan e impulsar a todas, incluso las que no pertenecen a su comunidad, a no temer del qué dirán y tener libertad de pensamiento.

Diana María Osorio ha trabajado con hombres que practican el arte drag queen desde hace cinco años y asegura que no solo ella los ha ayudado a sanar, mejorar su autoestima y personalidad, sino que ellos también se han convertido para ella en un apoyo, han llenado su vida de aprendizajes y de nuevas maneras de ver el mundo.

“Estos personajes no solo luchan en contra de su vida cotidiana, los pensamientos conservadores de las personas, la falta de libertad de expresión, etc., sino que luchan también por los de las demás personas, inspiran y ayudan a amarse y amar los pensamientos propios. El drag te da resistencia y empoderamiento para afrontar las situaciones, son un apoyo, hasta para mí. He aprendido mucho de mis pacientes y es triste saber que este movimiento surge por situaciones de marginalidad social, discriminación.”, añadió la psicóloga Diana María Osorio.

En pleno siglo XXI, con evoluciones tecnológicas, sociales y humanas es óptimo generar mayor inclusión a aquellos géneros que han sido rechazados y poco escuchados, humanos talentosos y temerarios a perseguir su esencia, por ello se debe visibilizar un mundo que todos deberíamos conocer antes que negar.

Y así, siendo las dos de la mañana, el bar Chiquita comienza a bajar su intensidad, el arcoíris disminuye y la gente comienza a salir de la fantasía que les atrapó la noche, se apaga la música y el hogar de muchos drags cierra sus puertas, para volver con más al día siguiente. Estos drags forman parte de una familia que tiene su hogar en Bar Chiquita, en cada rincón mágico de Medellín y como ellos, muchos drags que quieren luchar por un mundo más colorido y con menos barreras, así, sin dejar de soñar y sin tener que aparentar para encajar.


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Trabajo realizado para el curso Periodismo IV, orientado por la profesora Jazmin Santa Álvarez.


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