top of page

Los desafíos de las mascotas en espacios residenciales

  • Foto del escritor: Contexto UPB
    Contexto UPB
  • 26 feb
  • 8 Min. de lectura

Isabella Giraldo Vélez / isabella.giraldov@upb.edu.co

 

En los últimos años, la relación entre los habitantes de Medellín y sus mascotas ha crecido, como parte de una tendencia nacional: según una encuesta publicada en marzo de 2024 por Cifras y Conceptos, en colaboración con la Universidad de los Andes y el Instituto Humboldt, “si en 2011 el 38% de los hogares colombianos tenía mascotas, para 2018 la cifra había aumentado al 50%, y en 2024 se estima que el 57% de los hogares en el país tienen al menos una mascota”.


Este crecimiento en la tenencia de mascotas implica dinámicas retadoras de convivencia, principalmente en los entornos residenciales y en ámbitos como la adaptación de espacios públicos y privados para la seguridad de los animales, bajo la responsabilidad de los dueños y con factores como el comportamiento de las mascotas, ruidos, higiene y normas.


Reunión diaria de caninos en parque residencial, zona Poblado. Foto: Isabella Giraldo Vélez
Reunión diaria de caninos en parque residencial, zona Poblado. Foto: Isabella Giraldo Vélez

 

Por muchas razones, se sigue la misma huella

La líder de la fundación de rescate animal Dos Almas, María Fernanda Moreno, desde sus 15 años encontró su vocación por los animales. La pérdida de un familiar la llevó a un estado de depresión y encontró respaldo emocional en su perro, cuya compañía no solo mejoró su calidad de vida, sino que también la impulsó a construir su organización sin ánimo de lucro, que actualmente se concibe como “santuario de animales y refugio de humanos”.


"Las mascotas son más que compañeros, son fuentes de amor incondicional que pueden transformar nuestras vidas de maneras profundas. Son miembros de la familia que brindan un apoyo incondicional en su forma más genuina. Son seres que no necesitan de palabras para aportar bienestar”, sostiene Moreno.


Desde esa posición y como resultado de todo este trayecto, María Fernanda Moreno se ha relacionado con los animales en todos los aspectos: conoce sus comportamientos, necesidades, relacionamiento y, sobre todo, las dificultades que representan en la coexistencia con otros dueños y mascotas. La experta en el tema reconoce que Medellín es una ciudad cada vez más petfriendly o amigable con las mascotas, impulsada por el crecimiento en las industrias de alimentos y juguetes. En estos y otos negocios, los colombianos invierten al año 3 billones de pesos, según un informe de Forbes en 2022. Tanto la publicación como la experta, atribuyen como causa de esta transformación a los cambios demográficos, el aumento de población joven con cultura autónoma y empoderada que reconoce la importancia de las mascotas para la salud física y emocional.


Además, un estudio de Fenalco Antioquia reveló en 2021 que los antioqueños aumentaron la adopción y compra de mascotas de manera exponencial durante la pandemia: en 8 de cada 10 hogares habitaban perros o gatos mayormente. Fue un incremento del 15%. No obstante, la soledad y el tiempo en casa que llevaron a este crecimiento, se dio por terminada con el fin de la pandemia y el regreso a la rutina, lo que aumentó el nivel de abandono de los peludos.



En un análisis de esta coyuntura, el Ministerio de Salud señaló que: “La tenencia responsable de mascotas es el conjunto de condiciones, obligaciones y compromisos que el dueño de una mascota debe asumir para asegurar el bienestar de esta, no es solo satisfacer las necesidades básicas de la mascota, sino que también como lo indica la frase, se es el responsable de todos los actos que ellos realicen”. Y, como añade Moreno, las personas no están preparadas para las responsabilidades que implica tener una mascota.


Hoy, las mascotas son parte clave de la vida diaria y su presencia es casi que paisaje en zonas comunes y espacios públicos como restaurantes, centros comerciales. En conjuntos residenciales, de una normativa de prohibición, que caracterizaba la convivencia durante los años 70, 80 y 90, se pasó a una la cultura del cuidado de los animales que se ha instaurado en la cotidianidad, debido a la mayor concientización de los beneficios que trae consigo la presencia de los compañeros de cuatro patas. El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos publicó en 2018 un estudio que: “Se ha demostrado que la interacción con animales disminuye los niveles de cortisol (hormona relacionada con el estrés) y disminuye la presión arterial”.

 

Adaptación de espacios

Sin embargo, no todo el panorama es propicio para la tenencia de los peludos. Si bien el avance ha sido significativo, resalta María Fernanda Moreno que aún falta mucho camino por recorrer, especialmente en la adecuación de zonas residenciales, como espacios reducidos, compartidos para otros fines y el conocimiento y difusión de los reglamentos para mascotas en los conjuntos.


 Indira Vergara tiene en su vida a Lupita y sugiere que los espacios de su unidad residencial no son aptos para el esparcimiento de su mascota: “No hay delimitación, el mismo parque es para niños y perros, además, queda muy cerca del parqueadero”. Sebastián Aguirre manifiesta la misma dificultad y también comenta que la zona verde destinada para las mascotas en su conjunto fue reducida a la mitad por una reja, para controlar la salida de las mascotas, según argumentó la administración y planteó que las mascotas "no tienen espacio para correr, a fuerzas caben tres perros en la zona”.


Moreno comenta que las urbanizaciones no están listas para albergar la cantidad de mascotas que hay, especialmente en Medellín, a la que describe como una ciudad social y con un clima que permite varios paseos al día. Pero explica que, en contraste, las zonas sin delimitación, espacios estrechos y la falta de difusión de los reglamentos y normativas, crea condiciones hostil para los animales y facilita tensiones entre vecinos y animales.


Factores recurrentes de discordia como los malos olores y el ruido, son particularmente molestos en apartamentos donde las paredes delgadas no logran contener el sonido. Sobre este y otros rasgos de la urbanización actual, María Fernanda Moreno añade la falta de zonas adecuadas para que los perros liberen su energía y eviten así el estrés que incrementa los ladridos y el comportamiento destructivo.


Clic en los íconos de la imagen para conocer sobre la normas que regulan la tenencia de mascotas.


Conflictos

Lupita es una perra criolla de 5 años y tamaño mediano, que, según dice Indira Vergara, su responsable, “es parte de la familia, es una alegría y también una gran responsabilidad”.


Vergara lidió con problemas de convivencia en su conjunto residencial, debido, según dice, a la tenencia de más de una mascota por dueño. Relata que, al soltar los perros que viven juntos, estos se comportan como una manada, y tienden a atacar al que está solo. Lo que ocurrió con Lupita en repetidas ocasiones y le impidió paseos tranquilos.


Manuel Salazar tuvo a Rocky, un criollo de dos años, que siempre fue reactivo y conflictivo. En los años que habitó en el conjunto residencial causó repetidos disgustos entre los vecinos. Uno de los episodios más delicados fue cuando empujó a una mujer que padecía de osteoporosis; en otra situación mordió a un niño en el talón y le ocasionó heridas que requirieron sutura. Sucesos que llevaron a que Rocky no pudiera vivir más en dicho vecindario. “El que falló fui yo, era muy nuevo en esto de tener mascotas y no tuve las suficientes precauciones”, reconoce Manuel.


Lupita y Nena, respectivamente.                                              Foto: Indira Vergara y Maribel Vélez.
Lupita y Nena, respectivamente. Foto: Indira Vergara y Maribel Vélez.

Manuel reconoce su impericia, pero la mayoría de los casos terminan en abandonos. “El tamaño del fenómeno es impresionante. En nuestra fundación, hemos visto un aumento considerable en las adopciones, pero también en los casos de abandono. Muchas veces, las personas no están preparadas para las responsabilidades que implica tener una mascota, lo que puede derivar en conflictos con sus vecinos. Es vital que se trabaje en la educación y concientización sobre lo que significa realmente cuidar de un animal en un entorno urbano,” comenta María Fernanda. El auge de mascotas ha resaltado la necesidad de una mayor sensibilización y mejores regulaciones para evitar problemas de convivencia.


Así lo relata Maribel Vélez, la acompañante de Nena, una perra Sabueso Fino Colombiano, de tamaño grande, con un temperamento activo, de juego, sin embargo, ansioso y temeroso. Ambas residen en un conjunto residencial en Medellín, el cual consta de veinte viviendas, de las cuales, quince tienen mascotas, específicamente caninos. Vélez considera que los perros deben salir sueltos para que tengan un momento pleno de esparcimiento y puedan derrochar su energía. Uno de sus vecinos no comparte dicha propuesta, pues sus tres perros son de conducta agresiva y prefiere evitar posibles riñas.


Sebastián Aguirre, es dueño de Nineta, una perra de raza American Bully y con cuatro años, que reside en una unidad residencial de Medellín. Aunque su temperamento es tranquilo, activo, y pacifico, Sebastián comenzó a tener inconvenientes con un vecino que le reclamaba el uso del bozal para Nineta. El episodio terminó es un proceso judcial del que aguirre terminó absuelto por falta de pruebas. No bostante, él afirma: “Nunca sacamos a Nineta sin correa, por el respeto a las personas que piensan que ella es brava por su raza”.


Nineta y Rocky. Foto: Sebastian Aguirre y Manuel Salazar.
Nineta y Rocky. Foto: Sebastian Aguirre y Manuel Salazar.

Lo que dice la normativa actual:


Si bien en Medellín, la tenencia de mascotas en zonas residenciales está regulada por varias normativas que buscan garantizar una convivencia pacífica y segura, la bse es el Código Nacional de Policía y Convivencia (Ley 1801 de 2016), que establece algunas de las reglas fundamentales que deben seguir los propietarios de mascotas, tales como: uso de correa y bozal, higiene y limpieza, manejo de ruidos molestos, zonas de esparcimiento, entre otros. El desafío radica en que su cumplimiento no es homogéneo: las formas de educación, rutinas, creencias y perspectivas se modifican en todas las personas, y sus mascotas están a merced de estas variables, por lo tanto, la convivencia de tantas formas en un mismo espacio tiende a ser complicada.


En 2017, el Ministerio de Salud definió la tenencia responsable de mascotas como el “Conjunto de obligaciones que contrae una persona cuando decide aceptar y mantener una mascota o animal de compañía y que consisten, entre otras, en proporcionarle alimento, albergue y buen trato, brindarle los cuidados indispensables para su debido bienestar y no someterlo a sufrimientos evitables”.


En 1997, la Corte Constitucional dictaminó que “la tenencia de mascotas domésticas es parte del derecho al desarrollo de la personalidad y a la intimidad personal y familiar.” Específicamente, en los artículos II y III del Código Nacional de Policía y Convivencia (Ley 1801 de 2016) se establecen medidas enfocadas a la buena convivencia entre propietarios de mascotas y sus vecinos, lo cual incluye definir comportamientos, medidas y medios por parte de las administraciones de los conjuntos para la tenencia de mascotas y propiciar en la comunidad comportamientos que favorezcan la convivencia en áreas comunes.

 

Desafíos y soluciones

La apertura de más espacios pet-friendly, la implementación de programas de educación para dueños y vecinos, y la promoción de prácticas responsables son algunas de las soluciones que se recogen entre quienes han dado testimonio aquí.

Sus experiencias también señalan que el urbanismo de Medellín debe considerar la inclusión de zonas verdes dedicadas específicamente para mascotas, donde los animales puedan moverse libres y socializar sin generar inconvenientes a los demás residentes. No obstante, como lo evidencian los testimonios de Indira, Manuel, Maribel y Sebastián, la tenencia de una mascota supone desafíos de convivencia en los entornos residenciales de Medellín.

Desde las regulaciones legales y el valor sentimental que han adquirido las mascotas en la actualidad, es posible lograr un equilibrio que permita disfrutar de la compañía de nuestras mascotas sin sacrificar la tranquilidad y el bienestar de los vecinos.


María Fernanda Moreno, de la fundación de rescate animal Dos almas, resume la situación así: “La tenencia de mascotas es un compromiso a largo plazo, que requiere no solo amor, sino una gran responsabilidad. Medellín tiene el potencial para fortalecer los ámbitos de la convivencia con mascotas que aun generan problemas, por la concientización recientemente generada de que son seres sintientes, capaces de llevar bienestar a los hogares y al alma de cada persona”.

Opmerkingen


Publicaciones recientes
Archivo
Buscar por etiqueta
¡Comparte este contenido en tus redes sociales!

Universidad Pontificia Bolivariana • Facultad de ComunicaciónSocial - Periodismo / Dirección: Circular 1ª Nº 70 - 01 Bloque 7, piso 3 /

Teléfono: 354 4558 / Twitter:@pcontexto / Correo electrónico: periodico.contexto@upb.edu.co / ISSN 1909-650X.  ® 2015 creado con Wix

 

bottom of page