Exportación de ganado, ¿seguirá en pie?
Salome Conde / salome.conde@upb.edu.co , Samuel Portela / samuel.portela@upb.edu.co
A pesar de que la exportación de ganado en pie es una actividad legal en el país, en los últimos meses se ha cuestionado su viabilidad como método responsable con el bienestar animal. Ganaderos, empresarios frigoríficos y animalistas debaten el futuro de este mercado millonario, en lo que desde un bando denominan “Barcos de la muerte” y el otro contrarresta con “Barcos de bienestar animal” .
El proyecto de ley 103 “Barcos de la muerte” busca reducir paulatinamente la exportación de ganado en pie hasta eliminarla. El proyecto contempla que en el primer año, luego de radicada la ley, las exportaciones se limitarán a 200.000 animales en pie por vía marítima con fines de consumo, hasta llegar a cero en cinco años.
Andrea Padilla, senadora del Partido Verde y creadora del proyecto, afirma que se busca erradicar el maltrato animal que sufren los bovinos al ser transportados vivos. Sufren por el hacinamiento al que son expuestos y las graves enfermedades que pueden contraer en altamar, sin mayor atención médica, informa Fany Rojas, médico veterinario y zootecnista.
Desde Fedegan se defienden diciendo que: “Francisco Javier Osorio Martínez, director técnico de cuarentena del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), asegura que el Instituto hace acompañamiento del proceso de transporte en todas sus etapas, verificando que, previo al zarpe, se cumplan todos los requisitos establecidos por la Resolución No 097977 de 2021 que regula la exportación de ganado en pie”. Sin embargo, Padilla denuncia que esta normatividad solo existe hasta que los animales salen del puerto, una vez zarpado el barco no hay quien regule su transporte.
El 30 de agosto la Comisión V del Senado convocó a una audiencia pública para debatir sobre este proyecto. La ministra de agricultura, Cecilia López, participó del debate, mostrando iniciativa por buscar consenso entre las partes. Y admitió que nunca se había discutido este tema en el país.
Por qué el proyecto: Bienestar animal
El proyecto de ley expone los argumentos para frenar la exportación de ganado en pie, entre ellos está la protección del bienestar animal. Algunos factores afectan al bovino por el mismo hecho de ser transportados en alta mar, explicó una de las ponentes por parte de Padilla en la Comisión V, Fany Rojas, médica veterinaria y zootecnista. Según plateó, la adaptabilidad de los animales es uno de los elementos que incide en el bienestar durante su exportación: “Una de las alteraciones comunes que se presenta al momento del transporte de los bovinos es el desequilibrio metabólico, electrolítico, entre otros. Contusiones, si tenemos animales con cuernos habrá una mayor disposición a presentar enfermedades y lesiones”. Otra de las problemáticas más comunes es la pasteurelosis, conocida como la fiebre de embarque, “es una bacteria que está en el tracto respiratorio de los animales, es un habitante normal, pero en condiciones que desencadenan estrés generan inmunosupresión y activa el cuadro clínico”, apunóa Fany Rojas.
Un factor que incide igualmente en la salud del bovino es el mal de altura, una hipertensión pulmonar que predispone a los animales a presentar diferentes patologías respiratorias y digestivas principalmente, según recalcó la médica veterinaria.
Desventajas del proceso de exportación de carne congelada
Por otra parte, el proyecto de ley contempla una sustitución de la exportación de ganado en pie por la carne congelada, lo que evitaría el malestar de los animales durante el transporte marítimo. No obstante, Alberto Botero, docente en las áreas de control de alimentos y zoonosis de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UdeA, afirma que, a pesar de que se podría exportar hasta 2,5 veces más carne congelada en el mismo espacio en el que se exporta el ganado en pie, “desde el punto de vista nutricional la carne congelada pierde mucho de su valor”. Botero explica que cuando se descongela la carne se libera un jugo por donde se escapa gran cantidad de sus nutrientes, y pierde mucha de su terneza, que le da la calidad al morder.
Además, el profesor de la UdeA manifiesta que Colombia tiene un déficit en la red de frío: “No hay infraestructura adecuada en el país para exportar grandes cantidades de carne congelada”. Por esto expone: “La solución no es prohibir las exportaciones (de ganado en pie), sino trabajar por mejorar las condiciones en bienestar animal”, algo en lo que están de acuerdo los representantes de Fedegan. Pero la gran incógnita que se mantiene es, ¿Quién se encargaría de la supervisión de estas regulaciones? El ICA ha declarado en varias ocasiones que su legislación llega hasta los puertos colombianos.
Cómo afecta al pequeño y mediano ganadero
Fedegan, en representación de los gremios ganaderos, expone como uno de sus argumentos en contraposición al proyecto de ley, que la reducción de la exportación del ganado en pie afectaría principalmente a las familias de los pequeños y medianos ganaderos. Según Humberto Lora, presidente ejecutivo de Ganacor, la ganadería genera más de un millón de empleos en el país: “La cría genera 267 mil empleos, el doble propósito 530 mil empleos y la leche especializada, 138 mil empleos”. Respecto a las exportaciones, indica que gracias a estas, el nicho de mercado no solo se reduce a los frigoríficos, sino que existen diez nichos de mercados distintos, porque hay más de diez países destino añadiendo el mercado local, por lo tanto, al haber más opciones, se duplica el valor de los inventarios de todos los ganaderos y a su vez contribuye a la oferta y demanda.
“Cabe resaltar que el 85% de los ganaderos del país son pequeños y medianos productores, es decir, un ganadero con menos de 50 vacas. Los grandes ganaderos de Colombia son el 2.6 %, por lo que si el gobierno toma decisiones en contra de las exportaciones se van a ver afectados el 85 o 90 % de los ganaderos del país”, explica Lora.
Andrea Padilla, en cambio, expresa que las cifras que desde Fedegan se exponen de las familias ganaderas afectadas no tienen un respaldo, expresa que: “Estas cifras que da Fedegán de 350 mil familias ganaderas que luego dijo que eran 520 mil y después más de 700 mil, son cifras que no tienen asidero en ninguna fuente oficial”.
Aunque Padilla señala que según el ICA existen 350 mil familias ganaderas, estas viven de una actividad independiente a las exportaciones, debido a que gran parte de las ventas de sus animales son para el consumo interno, y quienes realmente viven de las exportaciones en pie son los ganaderos consolidados.
Al tiempo, indica que, según el Ministerio de Agricultura, solamente hay 54 predios autorizados para la movilización de los animales, ubicados en los departamentos de Bolívar, en el que se concentran 48, y en Cesar y Córdoba, en los que se distribuyen los demás. Por lo que al haber una gran concentración de los predios en un solo departamento, sería ilógico hablar de que en cada predio son propietarias miles de familias, manifiesta la senadora.
"Sí es cierto que hay 350 mil familias ganaderas, pero son el total de las familias que viven de la actividad ganadera del país, incluida la crianza para doble propósito, y el hecho de que se comercialicen para consumo interno y exportación es algo que se va a mantener independiente de la exportación de animales en pie", enfatiza Padilla.
¿Qué pasará con el precio de la carne?
Otro de los temas que preocupan al gremio ganadero es el aumento del precio de la carne si se detienen las exportaciones, pues según Eduardo Kerguelén, director de Subastar y exponente en la Comisión V, Colombia puede atravesar la misma situación de Argentina, en la que el país desde el 2006 pasó de un mercado libre a una suspensión temporal de las exportaciones, que actualmente operan con restricciones.
Kerguelén indica que aunque la intención de Argentina con esta medida era aumentar el consumo per cápita, desde el 2007 al 2021 hubo un descenso del 33.19 %, por lo que la estrategia del 2006 no funcionó, por el contrario, señaló que como consecuencias políticas del cierre de las exportaciones, disminuyeron empleos formales de la cadena de ganados y carne, productores ganaderos y cabezas de inventario bovino.
Pese a esto, Alvaro Urrea, presidente de la Asociación de Frigoríficos de Colombia, señala que no se puede hacer dicha comparación, puesto que en Argentina se consume 88 kilos de carne por habitante al año, mientras que Colombia consume menos de 17 kilos. Sostiene además que el incremento del precio de la carne en el país viene en parte por el aumento del precio del animal en pie, exponiendo el caso del departamento de Magdalena, en el que en 2021 estaba a 4.400 pesos y para junio del 2022 subió a 8.600 pesos, aumentando un 95.45 %.
Por otro lado, hace énfasis en que en Colombia no hay una política de igualdad respecto al pago tributario, por lo que, según Urrea, los animales que se exportan no representan riqueza para el país, puesto que solo en impuestos Colombia destina alrededor de 15 mil millones de pesos. Añade también que exportar el ganado vivo hace que se pierdan subproductos como vísceras, huesos y cueros, los cuales pueden generar empleos y sirven además para otros sectores de la industria alimentaria.
Joana Fernández, gerente de Cencogan y presidenta de la Junta Directiva de Asosubastas, señala que la mayoría de demandantes que intervienen con sus ganados en las subastas son los pequeños y medianos ganaderos. Estos espacios, además de servir como punto de acopio de los animales para su comercialización, contribuyen a disminuir la especulación en materia de precios, debido a que el productor y comprador en un espacio público debaten el precio del ganado en relación a la oferta y demanda.
También explica que las negociaciones de la exportación de ganado en pie se realizan entre los compradores y las empresas nacionales que adquieren el ganado en el mercado local; es decir, que el ganado para este tipo de comercio no es obtenido directamente de las empresas extranjeras, pues estas no realizan transacciones de compra de ganado interno, según argumenta Cencogan. Sin embargo, resalta que esta actividad dinamiza la cadena de precios del mercado nacional, porque, a mayor cantidad de competidores, más posibilidades hay para conformar un precio más justo y dinámico.
En este sentido, la exportación de ganado en pie, aunque solo es un porcentaje residual del inventario nacional, interviene en la conformación de precios del mercado y además depende en gran medida de las negociaciones que realicen los pequeños y medianos ganaderos. Por tanto, reducir la exportación a solo la carne congelada afectaría el dinamismo que se da en las subastas en relación a la oferta y demanda, teniendo en cuenta que en el país las empresas de frigoríficos son minoría con respecto a la cantidad de ganaderos, recalca Fernández.
No obstante, la senadora Andrea Padilla, expresa que, según lo que indican otros sectores, el precio de la carne se ha disparado por el incremento de las exportaciones en pie, debido a que entre más animales salen del país, quedan menos para el consumo Interno, enfatiza que hasta el mes de mayo ya habían sido trasladados aproximadamente 250 mil bovinos, lo que produce un encarecimiento del producto, puesto que reduce la oferta.
A su vez, indica que la mayor cantidad de animales que están siendo exportados son para ceba, por lo que son animales flacos que compran a muy bajo precio, así que el pequeño ganadero no tiene una alta ganancia. "El negocio está en comprar animales flacos y mandarlos vivos sin pagar impuestos. A diferencia de los que se matan para el consumo interno, estos animales no pagan la tarifa de exportación, el impuesto del Fondo Nacional de Ganado ni el impuesto de degüello".
Monopolio de frigoríficos
Un punto importante a tratar y que hace parte de la discusión que se desarrolló en la Comisión V, es que, según Subastar, el 93 % de las exportaciones de carne congelada son realizadas por una sola empresa. Una cantidad desequilibrada en comparación a los gremios ganaderos existentes que se benefician de las exportaciones de pie. A juzgar por los ganaderos, restringir estas exportaciones crearía un monopolio en las empresas de frigoríficos, pues no existirían dinamizadores para este mercado.
Frente a esta problemática, la senadora del Partido Verde señala que la falta de plantas de sacrificio es un tema que no ha sido trabajado ni por el Congreso ni por el Ministerio de Agricultura, y que resulta importante idear una estrategia de creación de plantas de sacrificio en Colombia, que permita, según la senadora, resolver dos asuntos: que los animales sean sacrificados en el mismo departamento en que fueron criados para reducir el sufrimiento y que la demanda de carne congelada permita de a poco ir reduciendo el número de animales exportados. Informó también, que es un tema que se planea mediar en una mesa de trabajo con el ICA.
Certificación Halal
Como otro de sus argumentos en contra del proyecto de ley, el gremio ganadero plantea que la exportación de bovinos en pie hace parte de las exigencias del mercado respecto a las solicitudes de los países importadores que por razones culturales, solicitan el animal vivo para ser sacrificado bajo ritos especiales como el Halal, que consiste en un corte profundo en el cuello dejando intacta la espina dorsal, diferente al realizado en Colombia, que por ley requiere que el animal sea insensibilizado antes.
Como respuesta a este argumento, la senadora Padilla, recalca que el problema radica en que en Colombia no existe una certificación Halal que genere confianza en los países importadores, por lo que indica que si el país tuviera la certificación correspondiente, podría reducirse la demanda de animales vivos y se incrementaría la demanda de carne congelada con esta certificación.
Qué piensa el Ministerio de Agricultura
En la Comisión V del Senado la ministra Cecilia López señaló la relevancia de pasar de una ganadería extensiva a una ganadería intensiva, que involucre todos los requerimientos de sostenibilidad y productividad, por lo que propuso diferentes compromisos en relación al sector ganadero:
Por un lado, realizar una reunión conformada por líderes ganaderos citados por el Ministerio de Agricultura en la que expondrán sus propuestas, las cuales serán evaluadas por su equipo para empezar a construir la estrategia ganadera. Expresó además que el bienestar animal no ha sido una temática tratada adecuadamente, así que propuso hacer visitas y analizar en qué se está fallando para hacer una divulgación de una estrategia en donde este tema se vuelva importante para hacer parte de debates y explorar mecanismos para promover la certificación Halal.
La ministra enfatizó también que el Congreso no tiene la facultad de prohibir exportaciones, sólo restringir temporalmente en relación a temas de seguridad alimentaria. Señaló que la iniciativa de apoyar la propuesta no debe ser desde el Congreso, sino desde el gobierno, el cual posee la potestad de prohibir exportaciones bajo lo que indican los acuerdos del GATT, Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio.
Andrea Padilla desacreditó lo dicho por la ministra, señalando que el Congreso tiene la posibilidad de no sólo regular, sino también de prohibir actividades comerciales internacionales. "El GATT dictamina que no se puede establecer prohibiciones sobre el comercio internacional, salvo que la actividad comercial vulnere la moralidad del país, o por temas que sean importantes en materia ambiental o de otra naturaleza que toque consensos morales de la nación".
De esta manera, Padilla afirma que en el caso del proyecto Barcos de la Muerte se abarca la protección de los animales y el impacto ambiental. Así que Colombia podría establecer restricciones, e incluso medidas prohibicionistas, como en el caso de Luxemburgo, que ya denunció las exportaciones en pie, siendo también un país firmante del GATT.
¿Qué pasará entonces con el proyecto de ley?
Después de que ganaderos y partidarios del proyecto expusieran sus argumentos en la audiencia pública, y finalmente en la comisión los votos no apuntaran a una prohibición, se programó un próximo debate coordinado por Andrea Padilla. Planean redactar un texto de regulación para reducir el sufrimiento animal en la actividad comercial y elevar los estándares de bienestar animal.
Padilla aseguró además que la idea es que sean realmente unas medidas garantistas, que pasen incluso por la reducción de animales enviados en cada embarcación. Y que por medio de consultas con expertos en bienestar animal se decida cuántos veterinarios asignar por número de animales transportados, además que se establezca un espacio adecuado para evitar el hacinamiento en el trayecto y se empiece a gestionar la certificación Halal.
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