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El plan de leer en Medellín



Paola Cañas Tamayo / Daniela Uribe Naranjo


En la oferta cultural de Medellín numerosos proyectos promocionan la lectura y la escritura en la población joven. Se destacan el Sistema de Bibliotecas Públicas, los Eventos del Libro y, por supuesto, su respectiva política pública: el Plan Ciudadano de Lectura, Escritura y Oralidad (Plan LEO).


Las palabras fueron el tema de la Fiesta del Libro en 2021. Fotografía: Paola Cañas.


Los colores de los libros resaltan entre los tonos neutros de la madera de las repisas, las luces cálidas acompañan el ambiente sugiriendo una lectura creativa y experiencial con todos los sentidos. Entre la diversidad de propuestas por vivir aventuras lectoras se asoman las invitaciones para relatar lo que se siente pues, usualmente, después de leer se busca escribir desde una perspectiva propia del mundo, ejercitando la capacidad para transmitir ideas en el papel y en voz alta.


La aventura más visible suele ser la Fiesta del Libro, que este año realiza su edición número 16. La fiesta, un concepto dado para enfatizar en la promoción de la lectura más que en la venta de libros, se ve reflejado en el ambiente que ya es famoso entre los visitantes al Jardín Botánico y a los demás Eventos del libro, reconocidos por incluir talleres, carpas (una de ellas el bibliocirco de Comfenalco), el cuentódromo y lecturas en voz alta; así como una gran variedad de conferencias, charlas, conversatorios y lanzamientos de libros.


Desde 2019 el principal de los Eventos del libro ocupa 184 000 m², que incluyen los espacios de Carabobo, Parque Explora, Parque de los Deseos o de la Resistencia y el Centro Cultural de Moravia, así lo explicó Sebastián Trujillo, subsecretario de Bibliotecas, Lectura y Patrimonio, quien comenta que en ese mismo año asistieron 500 mil personas. En 2020, el evento se realizó de forma virtual, debido a la pandemia del Covid-19, y aún así alrededor de 303 mil personas se conectaron e interactuaron en las transmisiones. En 2021, las actividades se limitaron solo al Jardín Botánico por la crisis económica que todavía golpea al país y a las finanzas de los eventos públicos.


Según Trujillo, la apuesta de Medellín por convertirse en una ciudad lectora empezó con el establecimiento del proyecto Parques Biblioteca hace más de 15 años. Los Eventos del Libro también hicieron parte de este interés, pues desde el 2007 la Alcaldía decidió realizar un espacio similar a una feria del libro.


Los otros dos eventos son la Feria Popular Días del Libro en el barrio Carlos E. Restrepo y la Parada Juvenil de la Lectura. Los Eventos del Libro son liderados actualmente por Ana Piedad Jaramillo, con un equipo de trabajo que durante todo el año estructura estrategias para acercar a la ciudadanía con la lectura y la escritura.


Otra de las grandes apuestas, que es constante durante todo el año, es el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. A pesar de que el sistema como tal fue constituido hace relativamente poco, con el Acuerdo 048 del 2006, desde el siglo XIX, exactamente en el año 1870 se creó la Biblioteca Pública del Estado, según la cronología presentada por la página web de LEO.


Salón La Piloto durante la Fiesta del Libro y la Cultura en 2021. Fotografía: Paola Cañas.


En total, el Sistema de Bibliotecas Públicas cuenta con 36 unidades de información, de las cuales 22 son consideradas bibliotecas y, con la consolidación del Acuerdo 048, son administradas por la Biblioteca Pública Piloto, una entidad descentralizada del orden municipal, fundada en el año 1952 por la Unesco y el Gobierno colombiano. La Piloto cuenta con otras cuatro filiales en San Javier - La Loma, Campo Valdés, San Antonio de Prado y Castilla.


Todas cuentan con diferentes servicios, incluso actividades itinerantes, la más reconocida en este sentido ha sido la Biblioteca España, pues al no contar con una infraestructura, su equipo de trabajo se ha puesto en la tarea de llevar la lectura a diferentes lugares.


Por su parte, el Plan Ciudadano de Lectura, Escritura y Oralidad (Plan LEO), es una política pública que acompaña los proyectos que pretenden relacionar a la ciudadanía con actividades lectoras. Así mismo, de este ecosistema LEO hacen parte todas las organizaciones orientadas al tema, todo emprendimiento, fundación, biblioteca, editorial y evento.


También desarrolla proyectos como el Fondo Editorial, que publica libros ganadores de becas, el Seminario Abierto del Observatorio de Lectura y los estímulos de literatura que se otorgan para novelas, cuentos, poesías, textos periodísticos, ensayos y novelas gráficas, y hasta para las bibliotecas comunitarias. Según el subsecretario, este año los estímulos para las organizaciones son de 480 millones de pesos.


El órgano que asesora a esta política pública es el Comité Interinstitucional del Plan Ciudadano de Lectura, Escritura y Oralidad, compuesto por 24 aliados, algunos de ellos son: la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Pública Piloto, la Universidad Pontificia Bolivariana, las cajas de compensación Comfama y Comfenalco, Fundación Ratón de Biblioteca, Prensa Escuela, el Sistema de Bibliotecas Públicas y los Eventos del Libro.


Natalia Duque, profesora de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia y miembro del Comité Interinstitucional del Plan LEO, resalta que el interés de la ciudad por la promoción de la lectura y escritura no es reciente. Duque explica que el fomento de la lectura viene desde los años 70 e incluso menciona a las lecturas en voz alta que realizaba María Cano (1887-1967) a quienes no sabían leer, un ejercicio que cuenta como promoción de lectura.


Carpa de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, unidad académica que desde 1956 se encarga de fortalecer el desarrollo de las bibliotecas, la lectura, los archivos y la cultura de la información en la ciudad. Foto: Daniela Uribe Naranjo.


Por otro lado, Didier Álvarez, profesor asociado de la Universidad de Antioquia y exmiembro del Comité Interinstitucional del Plan LEO, quien evidenció el desarrollo de las bibliotecas por 40 años, afirma que el ámbito bibliotecario ha tenido un papel importante en el impulso de iniciativas de lectura, escritura y, de forma reciente, la oralidad. El profesor ha sido bibliotecario desde 1979 y comentó un poco del desarrollo que ha visto en la ciudad.


Para la década del 70 se crearon las bibliotecas de las cajas de compensación, primero Comfama y luego Comfenalco, quienes iniciaron el movimiento bibliotecario público. Sobre todo Comfenalco, que instaló un modelo moderno y exitoso que puso a la ciudad en una sintonía cosmopolita respecto a lo que se estaba haciendo internacionalmente. Después, a mediados de los 80, se desarrollaron las bibliotecas escolares y se creó la primera red de bibliotecas público - escolares del municipio, que después pasaron a formar parte del sistema actual.


Resalta que el Comité es una instancia política de discusión, no un espacio en el que se deben evidenciar los juegos de poderes y en ese argumento se apoya para sostener que una de sus falencias es centrar todo el apoyo a los Eventos del Libro, pues sostiene que las organizaciones que establecen acuerdos de cooperación con la municipalidad deberían ser las encargadas, mientras el Comité se centra en su tarea política de asesoramiento.


Así mismo, comenta que el Plan LEO necesita discutirse constantemente, desde perspectivas políticas, pedagógicas, estéticas y éticas. Destacó que la pandemia supuso numerosos retos como el de continuar con los proyectos que se han establecido para acercar a los jóvenes con el lenguaje. «Las bibliotecas públicas y escolares deben renovar las relaciones con los jóvenes. Es hora de poner en discusión lo que hacen las bibliotecas con este público», sostuvo.


Talleristas de Prensa Escuela liderando actividades de conversación con jóvenes en la Fiesta del Libro y la Cultura. Foto: Paola Cañas.


Técnicas de seducción

Prensa Escuela, un proyecto que hace parte del Comité Interinstitucional, es liderado por El Colombiano como uno de sus programas de responsabilidad social, cuyo objetivo es formar a la ciudadanía de forma responsable, por medio del uso adecuado de la información de actualidad; así lo expone Clara Tamayo, una de las coordinadoras, quien resalta que es fundamental que un maestro pueda contextualizar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes por medio de contenidos periodísticos.


Este programa surgió en Colombia en el año 1993 como una iniciativa de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación y la Cultura (OEI) apoyado por el Ministerio de Educación y de lo que en ese momento era la Asociación Nacional de Diarios de Colombia, que hoy es la Asociación de Medios Informativos.


Actualmente, la realización de talleres con la comunidad estudiantil, es una de las principales estrategias desarrolladas gracias al apoyo de la Universidad Pontificia Bolivariana y la Universidad de San Buenaventura.


Tamayo también comenta que el reto más grande que tienen es brindar elementos a los jóvenes para que construyan sus propios criterios, resaltando la importancia de hacerse responsable de lo que se opina. «La información juega un papel fundamental en el proceso de formación política de una persona, el reto es cómo hacerlos conscientes de eso».


La empatía también juega un papel fundamental en este proceso de formación, debido a que por medio del conocimiento de historias diferentes, que se comparten en los medios de comunicación, se pueden comprender las situaciones diversas a las que se enfrenta una persona, lo que genera una mayor conciencia de las dificultades y problemáticas evidenciadas en la ciudad.


Complementando con la lectura crítica que propone Prensa Escuela, Tatiana Sierra, promotora de lectura de Comfama, expresó con entusiasmo la necesidad de no solo leer libros, sino leer el entorno y el mundo en general. Desde Comfama y, de hecho, desde las bibliotecas del sistema proponen una lectura del cine, de las personas, del ambiente e, incluso, de parar un momento para mirar las formas de las nubes, también como una forma de leer.


Así mismo, comentó sobre su experiencia dando talleres en los colegios: «A mucha gente no le gusta leer y les da pena confesarlo (...), les pregunto a los chicos y chicas a quién le gusta leer y el 80 % levanta la mano, yo les digo: No, relajados, de verdad”, y quedan tres con la mano levantada. Se debe desestigmatizar eso, porque yo siento que leer es como una cosa que se ve muy alta para los intelectuales», planteó Sierra.


Una de las tácticas es acompañar a las personas, si a la gente no le gusta leer, le preguntan las razones y piensan en qué hacer para que lea y no solo libros, sino desde otras maneras, comprendiendo que cada quien tiene su ritmo y sus propios gustos.


Por ello, cuentan con diferentes actividades que pretenden aproximar a los jóvenes con el mundo de la lectura, como los clubes de cine, tertulias, clubes de poesías, costureros, la Biblioteca Móvil que se desplaza por varios municipios, las bibliotecas humanas, que permiten el espacio de conversación con personas conocedoras de los libros y clubes de lectura crítica de la prensa.


Por otro lado, explicó que una de las estrategias que más les ha funcionado han sido los bonos de lectura, los cuales permiten a los beneficiarios de la caja de compensación comprar libros con descuentos, el valor que se brinda es de acuerdo con la categoría a la que se pertenezca y pueden reclamarlo en Eventos del Libro, donde Comfama hace presencia.


Una mirada similar ofrecen Ana Carolina Montoya y Elizabeth Matallana, promotoras de lectura de la Biblioteca Pública Piloto. Elizabeth, quien ha trabajado con niños y adolescentes, comentó: «Hemos pensado que la lectura no puede ser un asunto reservado para unos pocos de una manera quieta, inmóvil, aburrida, sino que siempre hemos pensado que la lectura debe ser un asunto de experiencia».


A su vez, Ana Carolina Montoya narra una de las dinámicas que hasta ahora les ha funcionado mejor: «Lo que hacemos en los clubes de lectura es que cuando vamos a abordar, por ejemplo, una crónica, hacemos que esa crónica que los chicos leen trascienda a experiencias de exploraciones vitales. Si leímos algo sobre los mercados que hay debajo la estación Prado del metro, además de leerla, ir a visitar ese lugar, para que este atraviese los órganos de nuestros sentidos, lo visual, lo olfativo, el tacto, lo auditivo y conversar sobre lo que les llamó la atención».


Explica que también invitan al escritor de la crónica, que es algo que impacta mucho a los jóvenes, pues el texto deja de ser algo abstracto y hace que piensen: «Yo viví un montón de cosas con este texto y me proporcionó un montón de cosas, de exploraciones que no se me van a olvidar y que pude conocer más de mi ciudad, de su idiosincrasia a partir de esa crónica».


Por supuesto, cada público tiene sus características y retos. En cuanto a las dificultades de trabajar con el público joven, Tatiana Sierra manifiesta que es complejo captar su atención, pero argumenta que se debe a la transición de edad. Elizabeth Matallana resalta el aspecto de la constancia, pues un club de lectura puede comenzar con quince adolescentes, pero a las sesiones solo asisten de a cuatro, cinco o seis y no siempre son los mismos.


Sobre el tema, la psicóloga Lina Medina, quien trabaja con adolescentes en la Institución Educativa Presbítero Juan J. Escobar, explica esta transición que se vive en la juventud. En un primer momento, hace alusión a los cambios hormonales y físicos, además de que en la adolescencia se crean nuevas estructuras neuronales, por lo que psicológicamente comienzan a tener un pensamiento más crítico, porque captan más información de su entorno y la procesan mejor.


Es una etapa compleja porque están aprendiendo todo el tiempo y sus cambios los lleva a tener emociones muy variadas en un solo día. Adicionalmente, se debe mencionar que la adolescencia no es igual para todos, para algunos puede ser temprana o tardía, así que ni los mismos chicos crecen al mismo tiempo.


Igualmente, Medina identifica a las actividades de lectura y escritura como componentes importantes a la hora de realizar terapia psicológica. Por un lado, la lectura desarrolla la inteligencia, ayuda a adquirir vocabulario y, por lo tanto, será más fácil para la persona expresar una emoción o un deseo. Con la escritura se tiene un esfuerzo mayor, pues es más complejo y refuerza el desarrollo neuropsicológico. Así mismo, Lina le recomienda a sus pacientes lecturas que pueden ir de acuerdo con su situación para que reflexionen sobre su propia vida y, a veces, cuando es difícil expresar en voz alta lo que quieren decir, acudan a la escritura.


Si bien alentar a los jóvenes a participar de las actividades puede ser complejo, no significa que no se interesen por las mismas. De hecho, Ana Carolina Montoya y Elizabeth Matallana mencionaron algunas de las estrategias que les han funcionado para que los adolescentes se sientan más atraídos.


En primer lugar, es importante conversar sobre sus intereses para identificar qué temáticas les gustaría explorar o profundizar. «Hemos encontrado que les gusta mucho el manga y establecen así su estilo de vida, desde su estética, su apariencia y algunas formas de comunicarse», describe.


Además del manga se sienten atraídos por el terror, la ciencia ficción y la novela policíaca, aunque no son los únicos temas y cada quien tiene sus particularidades. En concordancia con lo anterior, en la Piloto abrieron el Club de Lectura Medianoche, precisamente para tratar las temáticas. El club se reúne los jueves a las 7:00 p. m. con sesiones virtuales y presenciales.

La virtualidad se volvió un nuevo escenario de los Eventos del Libro. Captura de pantalla durante una conversación sobre la literatura de Carolina Andújar, el 16 de septiembre de 2021. Foto: captura por Daniela Uribe.


Durante la sesión del Club de Lectura Medianoche, liderada por Cristian Jaramillo de Fantasmagoría, se discutió sobre bandas de rock, metal y punk, hasta teorías de conspiración, como por ejemplo, que Kubrick grabó el aterrizaje falso a la Luna. Esto último animó a los jóvenes a participar de la conversación. Una de las reflexiones que realizó Jaramillo es que el terror es más que saltar en el asiento, sino también hacer sentir incomodidad, así como también existen diferentes experiencias con el horror: «¿Cómo nos va a dar terror lo anglosajón, un Michael Myers, cuando se escucha que aquí en el Éxito estaban picando gente?», planteó.


Como se ha podido evidenciar, existe una gran diversidad de metodologías y propuestas para promocionar la lectura y la escritura en todas las edades, desde la sala infantil hasta proyectos como los Abuelos Cuenta Cuentos del Sistema de Bibliotecas. En la misma medida funciona para los jóvenes, que, de acuerdo con varios de los entrevistados, son actividades de mucho valor para estos, aunque ninguno tenga una herramienta de medición o cifras en las cuales sustentarse. Incluso, el subsecretario comenta que especialmente en los Eventos del Libro es imposible desagregar el público de tal forma, pero que sí perciben un gran interés por parte de los adolescentes.


La Fiesta del Libro y la Cultura también promueve espacios de relacionamiento entre los actores del sector de editorial. Foto: Paola Cañas.


Finalmente, Ana Carolina Montoya habla de uno de sus más grandes objetivos: buscan que los jóvenes tengan otra fuente de información y comiencen a construir su propia conciencia crítica. Señala que: «Un joven que lee sabe cómo están manejando sus comunidades, entonces empieza a conocer su historia, causas y efectos. Lo más bonito es que empieza a verse en un espejo muy particular, como a conocerse a sí mismo en unas proporciones que no le ofrecerían otros medios».


¿Cuál es el movimiento independiente

que hay en Medellín en torno a los libros?





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