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  • Estefanía Pérez Botero /

Entre el arte o un soplo en el espacio

Entre la primera y la tercera llamada, una conversación desde el interior de una comunidad que convive junta pero no revuelta, sobre las posibilidades de consolidar un arte o seguir viviendo de instantes.


Cuando entramos al camerino con Stiven, que se preparaba para convertirse en Mía Moon, encontramos a dos chicos preparándose para salir a bailar. Jairo Ríos se acomodaba el short diminuto que iba a usar en su primer acto, para acostumbrarse a él mientras se sentaba en el suelo para hablar con nosotros.


<< Cada expresión de las diversas identidades sexuales tiene detrás reflexiones de camerino cono la de Jorge y Jairo. Foto: Julián Sierra.


Jairo tiene 26 años, es bailarín y director creativo del Club Oráculo desde hace dos años. Allí se encarga también del proceso de contrataciones, produce vestuario y crea temáticas, las cuales le dan vida a las noches en el lugar. Él se dedica a encontrar a quien pueda explotar mejor el concepto que se crea para cada show y, algunas veces, artistas los contactan a ellos para buscar qué temática de la agenda puede acomodarse a ellos o si es posible crearles un show para ser fieles a la identidad de cada persona.


El bailarín, abriendo su gran bolso donde tiene maquillaje y ropa, nos dice que allí el eslogan es "para todo tipo de miembro" y que con este se pretende tanto utilizar el doble sentido como mostrar que ese es un espacio que tiene las puertas abiertas para cualquier persona y artista. La existencia de esta clase de espacios, que incluye a todo tipo de público independientemente de cómo lucen o cómo prefieren identificarse, según él, ayudan a que haya un crecimiento del consumo de las drag queens.


Jairo, con sus labios puestos como si hiciera pucheros, nos sigue explicando que la discoteca se basa en la pluralidad. Fenómneno, que según contó, está aumentando en Medellín, pero, ¿qué tan real es esa aceptación? El director creativo del Club Oráculo anota que incluso hay empresas se valen de análisis del entorno, del mapeo de las tendencias, para darse cuenta de que la comunidad drag y sus adyacencias deben tenerse en cuenta. La cuestión es para qué.


En Medellín se encuentran organizaciones de todo tipo con discursos o actitudes empáticas con esta comunidad, unas porque su causa es la inclusión, otras movidas por un potencial económico que se ve en ello. Cuando el na conversación con Jairo surge el asunto, él responde con una mueca y afirma que hay que ser realistas: "Las cosas llamativas e innovadoras son usadas como armas para cumplir objetivos políticos", señaló además que "el hombre es económico, un ente social y en la sociedad existe ese cambio de bienes e intereses y también pasa en el drag". Por lo que él, que no hace drag pero sí pertenece a la comunidad LGTBIQ, cree que gracias a esto se pueden hacer proyectos y crecer como colectivos y como personas, en el sentido de que se puede mostrar a otros cómo es el mundo y cómo es el arte según ellos.


En ese momento, en la conversación entró Jorge, el otro muchacho que se preparaba en el camerino; mientras seguía su rutina de preparación, explicó que ahora se está mezclando la parte política con el trabajo que se está haciendo por quitar el imaginario de que las drags solo están para el entretenimiento nocturno y gay, lo que muestra que se están abriendo puertas con las que adquieren visibilidad.


Judith Butler, autora de Gender Trouble. Feminism and the Subversion of Identity, dice en su libro que el género es un sistema de normas y convenciones sociales que asignan ciertos rasgos y actividades a las personas según el sexo con el que nacieron. Así que la práctica drag se manifiesta frente a estas concepciones que tratan de borrar las identidades individuales, para Jorge es casi como una burla a esos convencionalismos. Sin embargo, Martha Nussbaum, reconocida filósofa, asegura que lo que propone Butler sobre asumir la performatividad como un elemento de subversividad es algo insuficiente si se vive en una sociedad que perpetúa los injusticias, así que propone luchar para la construcción de instituciones que garanticen los derechos a todas las personas.


¿Qué perdura entre un acto y otro? Las preguntas del Jairo que ahora baila >>


Entre la posibilidad de cada drag queen de expresarse y que exista un aparato institucional que lo respalde, hay un trecho largo; en eso coincidieron Jorge y Jairo. Por ahora, la comunidad LGTBIQ y sus diversas expresiones, en especial las drag queens, están aprovechando el crecimiento que está experimentando el entretenimiento y la vida nocturna para mostrar que están ahí y que tienen un llamado a enseñar a la sociedad mediante su llegada a nuevos espacios.


En el momento, el llamado es para Jairo, que debe salir a presentarse. De un salto se levanta y se vuelve para contemplar al dios que todos veneran en ese camerino: el espejo. Sus últimas palabras sonaron a discurso de esperanza sobre el drag como una práctica que puede continuar y seguir evolucionando y sobre la responsabilidad de "ver esto como un arte y un espacio en el que podamos desarrollarnos y crecer como personas o simplemente volverlo a algo netamente comercial, encasillándolo a la moda’’ o, por el contrario, volver a las sombras: "Un soplo en el espacio", como dijo antes de bañarse en luces de noche.


Postales de la noche en el Club Oráculo

Fotos de Julián Sierra










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