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  • Alejandra Quintero Pinto /

De universidad a parque

A lo largo de los últimos años la inclusión se ha vuelto un aspecto que toma cada vez más fuerza dentro de la sociedad. La capacidad de aceptar al otro tal y como es, sin discriminarlo, permite abrir la visión de la ciudadanía para la mejor construcción de una sana convivencia y así mismo enlazar todo este relacionamiento público, pero la pregunta es: ¿cómo es posible unificar los eslabones sociales? Buscando una respuesta no estaría mal pensar en los espacios públicos, que por su misma naturaleza son lugares donde cualquier persona está habilitada para socializar allí.


Hace unos días, el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, lanzó una sorpresiva e inesperada propuesta de retirar las mallas que rodean las universidades públicas de Medellín (Universidad de Antioquia y Universidad Nacional), propuesta que el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, apoyó y que además extendió a otros espacios representativos de la ciudad como el Jardín Botánico y el Parque Norte. Sin embargo, es una propuesta compleja y difícil de llevar a cabo. Sin desmeritar el hecho de que puede ser una forma de avance a nivel social, es un tanto precipitada, ya que a Medellín, y en general a Colombia, les falta mucha conciencia ciudadana para adoptar estas alternativas de primer mundo. Cabe mencionar que esto podría traer consecuencias negativas para estos espacios educativos: el fácil acceso de cualquier persona perjudica el ambiente académico y lo convierte en un escenario propenso a la inseguridad en forma de irrupciones, invasiones y atentados que son provenientes de los mismos alrededores de estas universidades públicas. Esta insólita propuesta les arrebata la autonomía a estas alma mater porque al haber una invasión no se va a respetar la dignidad de un lugar enfocado al aprendizaje de los futuros profesionales del país ni la integridad de cada estudiante que hace parte de esa comunidad educativa, ya que va a sentir su seguridad en riesgo en un espacio que debe suponer una atmósfera educativa.


El gobierno de la ciudad ha invertido lo suficiente (o más) para crear espacios de articulación social y aun así no toda la población lo ha recibido de buena manera o ni siquiera se hace responsable, dándole así un mal cuidado. Así que si quieren dejar sin seguro las instalaciones académicas, el hogar de los estudiantes con el fin de atraer público, asimismo es bienvenida la propuesta de que nuestros mandatarios dejen las puertas de sus oficinas abiertas si quieren hacerse tan cercanos a la sociedad.


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Trabajo realizado en el curso Introducción a la Comunicación, bajo la orientación del profesor Luis Fernando Gómez Velásquez. Publicado en El Colombiano.



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