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  • Lady Johana Orozco Ortiz / lady.orozco@upb.edu.co

Opinión // TODO BASADO EN PREJUICIOS

Todos somos conscientes del escándalo que se generó en la Universidad Pontificia Bolivariana a raiz de una comunicación electrónica sobre el vestuario adecuado para asistir a clases, pero realmente, ¿qué nos queda de esto? Más allá de criticar, señalar y juzgar el comunicado del cual ya todos tenemos conocimiento debemos preguntarnos ¿qué viene ahora para la imagen de la Universidad?


Pudimos observar que el boom de todo este problema se dio mediante las diferentes redes sociales, pero también logramos ver que desde la prensa hubo fuertes declaraciones señalando el comunicado como retrógrado y machista, y dando a entender que la Universidad le está suministrado a sus estudiantes parámetros sobre cómo se debe asistir a la institución. El mensaje ocasionó que se despertara una protesta al interior del plantel educativo: asistir de falda a las clases, lo cual tuvo una mayor acogida por parte del género femenino, ya que las chicas se sintieron cohibidas para ejercer un derecho que la misma Constitución les otorga y es el del libre desarrollo de la personalidad (Atículo 16), pero también pudimos observar que algunos chicos se unieron a esta campaña para defender a sus compañeras de un machismo que esta inpregnado en la circular dada a conocer el 7 de febrero.

Así que está en nosotros como comunidad educativa preguntarnos, ¿en qué fallamos?, creo que la falla radica en recurrir a los prejuicios estéticos que se tienen del vestuario sin buscar soportes teóricos que nos argumenten las concepciones establecidas sobre un "buen" manejo de las prendas de vestir.


Debemos conocer cuál es el límite de nuestros saberes previos antes de dar una opinión y más si ésta involucra a la cantidad de personas que alberga una universidad como es la Pontifica Bolivariana, porque esto no solo crea una dispersión al interior, sino que la imagen ante un mundo en pleno Siglo XXI, con un pensamiento tan liberado, nos hace quedar como una institución arcaica que sostiene un pensamiento que se dejó atrás hace más de un siglo. Así que, en vez de avanzar en la imagen que se tiene de nosotros, estamos retrocediendo.

La invitación es para que revisemos qué comunicados sacamos, qué impresiones estamos dejando, y en qué tipo de saberes estamos formando, si en el de los prejuicios o en el de los argumentos claros y contundentes.


 

LA FALDA FUE EL MOTIVO

Un comunicado con el que se pretendía ofrecer recomendaciones sobre la forma de vestir, durante las jornadas de clases, y que fue publicado en uno de los boletines electrónicos para los estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana, suscitó una controversia, que desde el seno de la comunidad universitaria, alcanzó a la opinión pública de la ciudad y del país, especialmente, por vía de las plataformas digitales.

Como respuesta a esta situación, a modo de protesta, en el campus se observaron a algunos hombres y a mujeres vestidos con falda; además, los estudiantes se manifestaron con varios letreros y con diferentes publicaciones digitales.

Las expresiones motivadas por aquel contenido, que después las directivas de la Universidad reconocerían que fue erróneo, eran un nuevo episodio de una discusión de interés público sobre los derechos y la libertad, relacionados con la identidad de las personas, particularmente, con la de las mujeres.

Desde Contexto abrimos varios espacios para la expresión de la comunidad universitaria sobre el debate en torno al vestuario, y sobre las cuestiones que aquel episodio debía convocarnos. Entre el 12 y el 20 de febrero, se hizo la convocatoria por medios electrónicos, y directamente se invitó a varios estudiantes, cercanos al debate, para que enviaran sus columnas.

Compartimos con ustedes las opiniones recibidas en nuestra Edición 64. Lea las columnas recibidas aquí:





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