TENIS DESDE EL EXILIO
Sin haber nacido aún, Valentina González tenía a pocos centímetros las pelotas de tenis que la iban a rodear el resto de su vida. Sus padres, ambos con experiencia en los deportes, se ocuparon de que ella interactuara lo más pronto posible con el tenis. Por eso su madre lanzaba con cuidado algunas pelotas a su vientre, como simulando una jugada en la que el abdomen funcionaba como raqueta. Y allí estaba Valentina, incorporando la presencia de ese objeto externo que lucía tan extraño, pero que poco a poco se iba a integrar como parte de ella, a pesar de los obstáculos que se van haciendo más grandes con el tiempo, en lo que parece para ella una estrategia sutil pero efectiva: que año a año el apoyo del gobierno a la actividad deportiva disminuya sin pausa.
Valentina González logró hacer una trayectoria destacada en torneos nacionales e internacionales como representante de Colombia. Foto: Lucía Mora.
Desde los 7 años, Valentina comenzó a hacer parte de la Liga Antioqueña de Tenis de Campo en la que obtuvo las primeras bases que le permitirían ir avanzando en el deporte. A medida de que iba adquiriendo mayor nivel, las invitaciones a torneos empezaron a surgir y desde ahí todo se supo: ante los gastos para asistir, sus padres tendrían que encargarse de una enorme parte y la Liga aportaba el dinero que le fuera posible y que salía de las ganancias de las clases ofrecidas por el organismo. En esta lista de apoyo, el gobierno decidió no anotar su nombre.
Así fue hasta que en el 2012 comenzó a recibir patrocinio de las Empresas Públicas de Medellín. Para los torneos, tanto dentro como fuera del país, ya no era entonces un inconveniente el dinero. Sus padres pudieron darse un respiro al no tener que pagar tantos gastos como antes, pero su dicha no duró más de un año porque luego de esto la empresa decidió trasladar el apoyo de los tenistas a los ciclistas, argumentando que estos tenían un mayor auge en ese momento y por ende necesitaban más ayudas.
Sin más apoyo que el de la Liga de Tenis, Valentina continúo siendo una deportista de alto rendimiento, representando a un país que se olvidó de ella en torneos tan importantes como el mundial de tenis en República Checa, las giras Cosat por Suramérica y torneos en Estados Unidos, además de los que se presentaran al interior del país, todo con el dinero que sus padres luchaban por conseguir, ya que, a diferencia de lo que podría ocurrir en las con otros deportistas que integran la Liga, las inversiones en la actividad deportiva implicaban restricciones en los gastos al interior del hogar.
Una nueva chispa encendió la esperanza cuando en 2015 Indeportes Antioquia decidió brindarle un patrocinio por su buen desempeño en el tenis. Sin embargo, fueron solo 365 días en los que pudo gozar de este apoyo, porque luego de este tiempo volvió a quedar sin otra ayuda más que la que le podía dar la Liga. Indeportes solo podría volverla a patrocinar si lograba una medalla olímpica de oro, algo que Valentina menciona que es bastante difícil de conseguir y además se cuestiona: “¿Cómo quieren que uno progrese si no lo apoyan? Todos los deportistas no tienen los mismos recursos económicos para salir adelante por sí mismos”.
Este segundo golpe hizo que esta deportista, con más de 250 trofeos y aproximadamente 350 medallas, pensara que lo mejor era abandonar la idea de llegar a ser profesional en tenis, pues no contar con una ayuda que pudiera hacer visible su talento la hizo pensar que este no era su destino, o al menos no en este país.
Se planteó entonces una meta: conseguir una beca para estudiar y practicar tenis, con la condición de que fuera en un país diferente a Colombia, donde pudiera prosperar y recibir apoyo. Así fue como logró obtener una beca en una universidad de Estados Unidos para financiar tanto sus estudios de Bioquímica como los torneos de tenis. Sabía que tomar esta decisión implicaba alejarse de su familia, amistades y empezar una vida nueva; sin embargo, la poca ayuda que le fue brindada en su país de origen no le dejó otra opción que buscar oportunidades en un lugar diferente, y le sorprende el hecho de que sea el gobierno de otro país el que le esté ayudando en la consecución de sus metas y no aquel al cual representó incansablemente con el sudor en la frente.
No todos tienen la posibilidad de migrar a otros países y deben buscar la forma de avanzar en Colombia con su deporte. “Los deportistas en Colombia son muy talentosos y muy buenos, pero hasta los mismos deportistas olímpicos cuentan que fue muy difícil llegar hasta allá sin patrocinios”, cuenta Valentina, a quien le decepciona el hecho de que para el próximo año se hubiera anunciado una reducción de un 62,3% del presupuesto nacional para la recreación y el deporte, si ya era difícil conseguir un patrocinio cuando el gobierno destinaba 587 000 millones, ahora será más complejo si el total para los deportistas fuera de 221 000 millones.