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  • Sara Gabriela Vega Escobar / sara.vega@upb.edu.co

El vestir en Medellín

Superficial es aquel que no entiende la importancia de lo superficial

Oscar Wilde

La moda es un consumo colectivo, quizá el más grande del mundo. Nos vestimos para decir quiénes somos, quiénes queremos ser, cómo nos sentimos. Nos vestimos no solo para estar cómodos, sino para que al mundo le quede claro qué queremos día a día.


Según la diseñadora Juanita Saldarriaga, estamos en una sociedad donde nos visten minutos después de nacer. El hecho de vestirnos es estar listos para enfrentarnos al mundo. Por la ciudad van una cantidad de rostros, desconocidos, itinerantes, personas de quienes no sabemos su historia, lugar de destino, ni intenciones. Pero pueden atraparnos solo con la mirada, o ponernos a mil con los gestos; un extraño nos puede intimidar, encantar, alejar porque sus cuerpos nos cuentan una historia sin haberlos escuchado.


Las identidades surgen de la interacción con el otro, de las experiencias colectivas, del contacto directo con otros cuerpos, también del contexto, los valores de la época y la herencia histórica y cultural.


Los jóvenes colombianos están fuertemente influenciados y sectorizados por géneros musicales u otras actividades con las que tienen afinidad. Como afirma Laura Hernández estudiante de Diseño de Modas, “al estar en un país donde los sonidos tropicales y urbanos se han mezclado, la mayoría de ellos se ven inspirados por exponentes de la música que les gusta”.


Asimismo, están los jóvenes que se desligan de cierta forma de los parámetros que la cultura popular propone. Cada día son más. Pues parece que no se rigen por lo que abunda en el país. Observan a otros personajes, géneros y movimientos internacionales para crear sus códigos. Sin embargo, dice Laura que en los últimos años ha venido una tendencia de "mirar hacia los orígenes", así que este grupo tiene una especie de división, donde encontramos individuos con un estilo ecléctico: combinan aquello que aceptan de lo internacional con lo folclórico.


Con el narcisismo contemporáneo, por un lado, se busca la aprobación general, e integrarse en un grupo, a la vez que busca diferenciarse de su individuación. La moda guarda dos deseos que se encuentran: las ganas de ser socialmente aceptado y las ganas de diferenciarse los demás.


Nuestra ciudad es muestra de ello. Según el profesor de Diseño de Vestuario Carlos Cano, Medellín es una ciudad seguidora, es decir, que fácilmente sigue las modas, está en constante cambio. También se afirma que se encuentran cuatro expresiones del vestir: primero está el joven que conoce y tiene formación en el mundo de la moda, que no necesariamente tiene que ser diseñador, un joven amante de la moda, que conoce y se actualiza, que a como dé lugar consume diseño de autor, que sabe consumir moda. Un segundo joven que consume fast fashion pero con criterio, es el que recorre tiendas como Bershka, Mango, Forever 21, y no diseño de autor porque no tiene el dinero. Estos dos grupos son influenciados por los blogs, revistas y la televisión, que han homogeneizado los patrones del vestir, un estilo de vida a seguir. El tercero es el que es masivo de marca, que compra en Americanino, Tennis, Chevignon. Y el cuarto, es el masivo que no tiene dinero para comprar ropa de marca.


El Hueco empezó a hacerse el sector comercial más rico de Medellín, no sólo por su multiculturalidad, sino porque es donde más dinero se mueve. Los “Informes de tendencias” muestran unos signos estéticos, Cano cuenta que lo que hace la gente del Hueco es copiar el signo sin entender el concepto de tendencia del que sale. Aunque hay ejemplos que contradicen esto: el descaderado y el levanta colas salieron de allí, es un 90%, copia 10% diseño. Esta estrategia les funciona por dos razones: porque copian el signo y porque éste realmente está de moda. Concluye Cano que la mayoría de la gente no tiene criterio de diseño para consumir moda, lo único que entiende es que es barato y está a la mano y por eso lo consumen.


En Colombia no sabemos consumir diseño, no somos formados en el concepto de la moda. Los referentes de los jóvenes son los de la cultura popular.


En Medellín hay gente que diseña como Mon&Velarde, Taller de vestuario y Animalista, lo que pasa es que a esto lo llamamos diseño de autor, pero la diferencia es que ahí si se diseña y no hay copia.


En conclusión, de cuatro perfiles de jóvenes que tienen relación con la moda, los dos primeros son los que se preocupan por los “Informes de tendencia”, y consumen colombiano y europeo. A los otros dos el criterio se los da la marca o el almacén que estén consumiendo, y quienes compran en el Hueco consumen colombiano y chino.


El diseño de modas no diseña ropa, diseña cuerpos. Maneras en las que el cuerpo se manifiesta. Detrás de la moda hay una pregunta por el cuerpo, expresa Carlos. Los colombianos somos alegres, intensos, coloridos, con curvas, rasgos de negros, indígenas y mestizos. Somos amor y gozadera


Todos estamos llamados a expresar individualidad, aspectos que queremos mostrar al mundo. La moda es un medio de comunicación en el que siempre estamos reflejando gustos, actitudes y humores.


Lo maravilloso del vestuario es que tiene un elemento emancipador, nos recuerda que la identidad es un asunto de ponerse y quitarse. Es superficial. Porque es la licencia que tenemos para no ser trascendentales, para estar ligeros existencialmente.


La moda sí le aporta a la sociedad. No todo en la vida tiene que estar justificado, pensamos que la identidad es un asunto rígido y que se debe moldear, pero hay una gran importancia de la banalidad en la vida, de lo contrario seríamos seres muy densos.

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