TENIS DESDE EL EXILIO
Sin haber nacido aún, Valentina González tenía a pocos centímetros las pelotas de tenis que la iban a rodear el resto de su vida. Sus padres, ambos con experiencia en los deportes, se ocuparon de que ella interactuara lo más pronto posible con el tenis. Por eso su madre lanzaba con cuidado algunas pelotas a su vientre, como simulando una jugada en la que el abdomen funcionaba como raqueta. Y allí estaba Valentina, incorporando la presencia de ese objeto externo que lucía tan