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Ser médico rural en Colombia: ¿la mejor de las experiencias o el peor de los castigos?

Paulina Serna Lopera / paulina.serna@upb.edu.co


Hacer el rural o no es un discusión abierta en los profesionales de la salud. Un sorteo es clave en la decisión. Con él se define la posibilidad de un sueldo decente, la explotación laboral, vivir en condiciones precarias y, en ocasiones, francamente peligrosas. ¿Cómo son las condiciones del servicio social obligatorio de medicina en Colombia? ¿Qué se puede hacer para mejorarlas?


Numerosos profesionales también hacen trbajo voluntario en zonas apartadas. Un ejemplo es el Grupo Piraguas, conformado por estudiantes y profesores de Medicina de la UPB. Foto: Cortesía.


En Colombia, el servicio social (SSO) obligatorio deben prestarlo todos los estudiantes del área de la salud al finalizar su carrera. Según el Ministerio de Salud, bacteriólogos, médicos, enfermeros y odontólogos, tienen el también llamado rural, como requisito para obtener la autorización del ejercicio profesional.

Sin embargo, la discusión reciente son los cuestionamientos a las condiciones en las que cumple ese servicio. Mientras para algunos es una oportunidad de obtener experiencia y brindar servicio a la comunidad, para otros es considerado un castigo que deja en evidencia las facetas más precarias del sistema de salud colombiano.

El primer sorteo del 2023 fue, según la Directora de Desarrollo de Talento Humano en Salud, Edilma Marlen Suárez, probablemente el último con personas eximidas. Aunque resulte complejo entender cómo funciona, la dinámica de los últimos 74 años ha sido dejar al azar, con unas cuantas variables, la posibilidad ser eximido o no.

Los decretos y las leyes han cambiado con el pasar de los años. Para entenderlo mejor, una línea del tiempo:

Infografía: Paulina Serna.

Suerte con la salud


El sorteo funciona así: se asignan las plazas, que siempre son menores a los estudiantes inscritos y, a partir de esto, se hace el sorteo. Las probabilidades de ser eximido son mayores si el profesional es víctima de violencia, cabeza de familia o discapacitado, por ejemplo. El dilema es que no es una opción, de no cumplir existe una sanción de 9 meses; tiempo en el que el profesional no puede ejercer su labor.

De los 5 779 estudiantes registrados en el primer sorteo de 2023, 3 147 eran eran de Medicina. Por su parte, de las 1 313 plazas disponibles, 1 027 fueron para los doctores. La cifra es clara: Medicina tiene la mayor demanda. Desde 2013, Alejandro Gaviria, ministro de Salud entonces, expresó la necesidad de garantizar la disponibilidad de médicos en zonas de difícil acceso, también llamadas zonas rojas.

El rural, según Minsalud, brinda a los profesionales de la salud la oportunidad de ejercer su profesión de manera digna y remunerada, para garantizar el derecho fundamental a la salud de todas y todos los colombianos. Para asegurar que se amparen los derechos de parte y parte, existe una serie de decretos que prometen asegurar la protección del médico:


Infografía: Saulina Serna.

Los estudiantes de los primeros semestres parecen comprender el porqué del rural. Vanesa Matute y Laura Mariana Pérez, estudiantes de Medicina de la UPB, contaron que desde la universidad les recalcan que la mejor forma de aprender como médico es, muchas veces, desde la necesidad: “Lo que pasa es que nos enseñan a ser médicos del Pablo Tobón, como si tuviéramos todos los recursos, y no es así… Por eso es necesario el rural”.

Como ellas, muchos podrían decir lo mismo. Elizabeth Montes, que presta su servicio rural en Concordia - Antioquia, expresó que ha sido una de las mejores experiencias de su vida, que los pagos son justos y el ambiente laboral sano. La frase “todos los médicos deben hacer el rural porque es una experiencia preciosa de aprendizaje”, que se difundió a principio de año en Twitter, solo parece aplicar para quienes los entes territoriales tienen control y supervisión de los recursos y condiciones en las que se labora.

Contrario a lo que Minsalud plantea, para los estudiantes que ya conocen de antemano las experiencias en el SSO, las razones de emplear rurales parecen ser otras: “ellos dicen: pagamos menos y trabajan más”, “nos explotan, somos los que hacemos las autopsias, los traslados primarios… las jornadas laborales más largas”.

En Twitter, a raíz del último sorteo, comenzó una oleada de testimonios que iban desde quejas por el pago retrasado y el no estar cubiertos por una ARL, hasta amenazas por parte de grupos armados. Ornella Pimienta, médico general que ejerció el rural en Sucre, dijo: “Casi me muero, casi me matan, me pusieron a hacer necropsias a la fuerza con una hojilla de bisturí como única herramienta en un cuarto sucio, sin ventilación, sin refrigeración al mediodía a 37 grados de temperatura…”

Esto llevó, entre las respuestas del hilo, a recordar el caso de Edgar Torres Prestan, quien en 2013 decidió realizar su año rural en una población del Chocó, donde fue secuestrado a los pocos días de haber llegado. Ante esto, Edwin Agudelo, médico rural en el municipio de Nariño - Antioquia, dijo que cuando llegó estaban en paro armado: “Me tocaba del trabajo a la casa y de la casa al trabajo… pero me tocaba. Es más una cuestión de ética el poner la vida del otro sobre la mía”. Si bien es cierto que todo lo que se hace desde la Medicina es en pro de mejorar la salud del paciente, dice Rubén Darío Restrepo, médico general, que les limitan al querer trabajar con medicamentos y exámenes que son necesarios: “a veces ni algodones ni jeringas tenemos. El sistema de salud está colapsado y el problema viene desde arriba”, dijo refiriéndose al Estado.

En el mejor de los casos hay sistema. María del Mar Quintero, quien prestó su servicio en Tamalameque - Cesar, contó que para el 2023 sigue siendo por escrito y que la historia clínica toda se hace a mano. Lo más preocupante, dice ella, es que un centro solo tenga médicos rurales debido al pago inoportuno. "A los días de hacer la entrevista nos enteramos que el hospital cerró al entrar en revisión fiscal", contó.

Lo otro es que no hay respuesta. Ante las quejas de los rurales, “oídos sordos”. Los hospitales responden que es lo que hay. Sin embargo, un grupo de médicos, que tienen como vocera a Manuela Serna, expresaron que el Ministerio de Salud y todos los entes relacionados deberían, obligatoriamente, visitar las plazas: “solo de esta forma entenderán que es imposible asegurar una buena atención porque no se cuentan con los recursos necesarios”.


Un sistema que enferma

El impacto emocional que generan estas situaciones repercuten en el bienestar del profesional. En la búsqueda de historias encontramos la frustración y la ansiedad como factor común en los profesionales de la salud. La falta de empatía por parte de los mismos colegas también agrava el problema; que existan opiniones buenas no invalida la indignación de quienes no las hayan tenido.

El portal Protección Médico integral recalca que ante las irregularidades observadas en contra de los profesionales de la salud, es necesario proteger los derechos fundamentales a la vida, a la salud, al mínimo vital, al trabajo y a una vida digna. Todo esto apunta a que deben cumplirse las normas de contratación laboral, con salarios justos para la actividad especial que desarrollan. Sin embargo, esto no sería posible si no se mejora la gestión de los recursos y el acompañamiento que desde la misma universidad deberían tener.

El servicio social obligatorio de Medicina en Colombia es una actividad importante no solo para las comunidades, es determinante para la formación de los estudiantes de Medicina, pero las condiciones en las que se realiza pueden ser mejoradas para garantizar la seguridad y el bienestar emocional de todos los actores del sistema, así como su formación como médicos competentes y comprometidos con la sociedad; condiciones de saludable equilibrio.


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